El teatro gana por primera vez con Buero Vallejo el Premio Nacional de las Letras

Antonio Buero Vallejo (Guadalajara, 1916) obtuvo ayer el Premio Nacional de las Letras españolas, que otorga el Ministerio de Educación y Cultura. Es la primera vez que se concede a un dramaturgo, lo que supone una satisfacción para el escritor y académico galardonado, quien lamenta que en determinados ambientes intelectuales "al autor teatral no se le considera un literato en sentido estricto". Creado en 1984, el galardón reconoce la labor literaria de un escritor español y está dotado con cinco millones de pesetas. "Acabo de recibir la noticia de este premio que me ha caído encima", dijo Bue...

Antonio Buero Vallejo (Guadalajara, 1916) obtuvo ayer el Premio Nacional de las Letras españolas, que otorga el Ministerio de Educación y Cultura. Es la primera vez que se concede a un dramaturgo, lo que supone una satisfacción para el escritor y académico galardonado, quien lamenta que en determinados ambientes intelectuales "al autor teatral no se le considera un literato en sentido estricto". Creado en 1984, el galardón reconoce la labor literaria de un escritor español y está dotado con cinco millones de pesetas. "Acabo de recibir la noticia de este premio que me ha caído encima", dijo Buero Vallejo, "y aún no he reaccionado del todo. Estoy agradecido, emocionado y la verdad es que también un poco sorprendido".

Buero asegura que no tenía ni la menor idea de que su nombre se barajara entre los candidatos al premio, hasta el punto, afirma, de que ni siquiera había reparado en la concesión. Antes al contrario, tenía trabajando en su nueva obra teatral, ajeno a honores y distinciones.La sorpresa por el premio le viene a Buero de su condición de autor teatral: "El galardón de Las letras, aunque no es incompatible -ni mucho menos- con las letras que llamamos teatro, suele darse a otros géneros literarios, de manera que ni pensaba en ello".

Otras veces se ha lamentado Buero de este menosprecio que, según su parecer, padecen los dramaturgos. El propio premio que le acaban de conceder podría ser indicativo: nunca se le había concedido a un dramaturgo.

"Con frecuencia", comenta, he tenido la sensación de que en determinados ambientes intelectuales al autor teatral no se le considera un literato en sentido estricto y, obviamente, tampoco a su obra. Esta vez, en cambio, no ha sido así y me alegro, como es natural".

Opina Buero -y, con él, otros dramaturgos, asimismo aficionados al teatro- que el verdadero valor y gusto de la obra teatral empiezan por su lectura. "El teatro no puede funcionar sin lectura, efectivamente", sostiene Buero. Desde luego tampoco sin representación -el teatro es representación, básicamente-. Pero si no existe una afición que lo secunde oyendo con interés obras teatrales, el teatro termina apagándose".

"No es que ahora no se lea", precisa Buero. "Sigue habiendo colecciones que editan teatro, además muy bien. Mas al cambiar la sociedad se ha producido una insuficiencia en la atención al fenómeno teatral. El gran público se está alejando de este género milenario, que es literatura pura".

Hay un deje de ironía en Buero Vallejo al reconocer que algunas representaciones se celebran con éxito: "A veces, sí, el gran público le dispensa sus favores al teatro, y sabe de obras, algunas muy buenas, que tuvieron excelente acogida. Sin embargo, ya no se esperan las representaciones con la afición continuada que disfrutaba el teatro en tiempos pasados".

He ha abierto un camino

Y hay un dramaturgo en el Premio de Las Letras. Seguramente le ha abierto un camino... "Los premios siempre vienen bien", apostilla Buero. "No me estoy refiriendo sólo a mí sino a los autores en general. Suponen una recompensa al autor y un estímulo para la creación literaria y artística".

Buero, que tiene fama de adusto, resulta muy cortés en el trato y hasta entrañable en cuanto aborda cualquier tema humano. Un premio de tanta significación como el de Las Letras es, evidentemente, un acontecimiento que pone a prueba la calidad humana de quien lo recibe. Y el galardonado da la medida de su humanidad mostrándose agradecido, tranquilo y hasta parecería que abrumado por el cúmulo de felicitaciones que ha suscitado su concesión. "Sí, el teléfono no para de sonar", comenta; "siento decirlo pero es así".

El nuevo reconocimiento oficial a la categoría literaria del autor y su obra llega cuando Buero ha cumplido ya los 80 años. ¿Demasiado tarde, quizá? "No, de ningún modo. O, por lo menos, no me he parado a considerar este aspecto. Tenga en cuenta que he sido informado del premio apenas hará media hora".

La noticia se la dio por teléfono, a primeras horas de la tarde de ayer, el secretario del jurado y a continuación le llamó otro de sus miembros, el secretario de la Academia, Víctor García de la Concha. Media hora después Buero ya tenía el teléfono de su casa prácticamente bloqueado.

El día le estaba reportando intensas satisfacciones. No está mal para quien tantas veces se ha sentido desmoralizado -según él mismo suele comentar- mientras escribe una obra teatral, como es el caso. Cabría deducir, entonces, que su trabajo se verá estimulado por el galardón.

Pero uno deduce mal, al parecer; y Buero ataja: "No, no, ésa es otra cuestión. La obra sigue siendo complicada. Ya veremos". ¿Tiene ya decidido el título? "Pues no", responde; "francamente, no lo he logrado todavía. Trabajo intensamente; es lo único que le puedo decir".

El jurado que otorgó el premio fue presidido por Fernando Rodríguez Lafuente, director general del Libro; Pilar Barrero García, Luis Goytisolo, Domingo García Sabell, lbon Sarasola, Carles Miralles, Juan Moya, Alex Broch, Víctor García de la Concha, Darío Villanueva, Jorge Urrutia y Manuel Vázquez Montalbán, como anterior galardonado con el Nacional de Las Letras.