Las pequeñas empresas de cava imponen la paz

Agricultura también estudia quejas contra Raimat, una marca de Codorníu, por riego irregular de sus viñas

La pasada semana los representantes del cava mantuvieron dos reuniones gremiales de las que ha emergido un inestable pacto de silencio que pretende evitar el deterioro de su imagen como consecuencia del enfrentamiento entre Freixenet y Codorníu. Primero fue el Consejo Regulador, que acordó que la instrucción de las denuncias de Codorníu contra su competidora, sobre posible embotellamiento inmaduro del cava, pasara totalmente a manos de los técnicos del Ministerio de Agricultura. Éstos serán quienes determinen si se abren expedientes a alguna empresa y si dan lugar a sanciones.Tras conocer los ...

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La pasada semana los representantes del cava mantuvieron dos reuniones gremiales de las que ha emergido un inestable pacto de silencio que pretende evitar el deterioro de su imagen como consecuencia del enfrentamiento entre Freixenet y Codorníu. Primero fue el Consejo Regulador, que acordó que la instrucción de las denuncias de Codorníu contra su competidora, sobre posible embotellamiento inmaduro del cava, pasara totalmente a manos de los técnicos del Ministerio de Agricultura. Éstos serán quienes determinen si se abren expedientes a alguna empresa y si dan lugar a sanciones.Tras conocer los acuerdos, el titular de Agricultura, Luis Atienza, pidió seriedad a los responsables de Codorníu y Freixenet y mostró su irritación por los intentos de Codorníu de volver alanzar acusaciones públicas. Un día después del cónclave del Consejo Regulador se reunió la patronal Uceve (Unión de Criadores y Elaboradores de Cava). La principal conclusión de esta segunda reunión de los empresarios del cava en el organismo que preside Magí Raventós, director general adjunto de Codorníu, fue mantener la neutralidad en el conflicto entre Codorníu y Freixenet. Allí, los pequeños empresarios del sector forzaron el primer compromiso explícito de los dos grandes de mantener silencio mientras Agricultura trabaja y el propio Consejo pone en marcha una reforma de su funcionamiento interno. Es decir, se asumía como esencial la lucha por el prestigio del cava, al tiempo que la patronal descartaba la tesis del grupo Codorníu, según la cual no es una guerra entre éste y Freixenet, "sino de esta empresa y el sector del cava". El pleno de la patronal ha optado por quedarse al margen de cualquier guerra comercial.

A pesar del silencio, se han ido conociendo otros detalles del contenido de las discusiones que se produjeron en el seno del Consejo Regulador. Después de la reunión, hubo conferencia de prensa y saludo forzado entre Josep Ferrer y Manuel Raventós, máximos responsables de Freixenet y Codorníu. El artífice de la foto fue el director general de Producción e Industrias Agroalimentarias de la Generalitat, Gustavo García Guillamet.

Más tarde, García Guillamet declaraba a los medios de comunicación: "Codorníu no está implicada en ninguna de las irregularidades sometidas a Agricultura". Sin embargo, entre los papeles que el Consejo ha remitido a Agricultura figura una presunta irregularidad atribuida a Raimat, una de las principales marcas del grupo Codorníu.

Estas supuestas irregularidades no destacadas por el representante de la Generalitat tienen que ver con el riego de las más de 1.000 hectáreas de finca que el grupo Codorníu tiene en Lleida y que, según se plantea en la documentación, pudo obtener rentabilidades de más de 25.000 kilos por hectárea, contra el techo de 12.000 kilos por hectárea que establece el Consejo Regulador para los productores de uva.

En el fondo de la polémica entre los dos gigantes del cava, dos elementos se han mostrado esenciales en la configuración de la opinión de los cavistas independientes. Por un lado, las amenazas de querellas de José Luis Bonet, presidente del Consejo Regulador y director general de Freixenet, contra lo que considera injurias de directivos de Codorníu, que le acusaron de "guardar en un cajón" las quejas del grupo Codorníu. La judicialización de la polémica era algo no deseado por nadie. Al aparecer sobre la mesa, el pleno se volvió más prudente, desaparecieron insultos y frases despechadas.

El segundo elemento externo a la reunión del Consejo Regulador del pasado miércoles, que revela la fragilidad del pacto de silencio alcanzado y que acabó con ribetes de protagonista, fue la conferencia de prensa que Enrique Saúl, de Codorníu, dio en la sede del Consejo Regulador contra el criterio del representante de la Generalitat y de los funcionarios del propio Consejo. Saúl se había comprometido antes a no reabrir la polémica y compareció ante las cámaras para leer una declaración. Saúl no forma parte del Consejo y asistió a la reunión como cortesía hacia Codorníu. Todo aquello fue reprobado duramente por los cavistas.

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