"Guardarlos, publicarlos o quemarlos"

"Julio está enterrado muy cerca de mi casa, en el cementerio de Montparnasse", comenta Saúl Yurkievich por teléfono desde París. "Puede decirse por tanto que aún habita en mí, que aún converso con él". Yurkievich conoció a Julio Cortázar en París en 1962, cuando aún tenía Rayuela en la cabeza. Se hicieron muy amigos, aunque nunca le habló de la gran novela que preparaba. A su muerte, en 1984, Cortázar dejó establecido que Saúl Yurkievich y su esposa Gladys debían encargarse de la suerte de los inéditos. "Decía que podíamos guardarlos, publicarlos o quemarlos", comenta Yurkievich. Llevan...

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"Julio está enterrado muy cerca de mi casa, en el cementerio de Montparnasse", comenta Saúl Yurkievich por teléfono desde París. "Puede decirse por tanto que aún habita en mí, que aún converso con él". Yurkievich conoció a Julio Cortázar en París en 1962, cuando aún tenía Rayuela en la cabeza. Se hicieron muy amigos, aunque nunca le habló de la gran novela que preparaba. A su muerte, en 1984, Cortázar dejó establecido que Saúl Yurkievich y su esposa Gladys debían encargarse de la suerte de los inéditos. "Decía que podíamos guardarlos, publicarlos o quemarlos", comenta Yurkievich. Llevan años clasificando el material, conscientes del honor que les correspondió.Entre el material inédito que dejó Cortázar estaban la novela El examen y Diario de Andrés Fava, que ya están publicados. Hay, sin embargo, más manuscritos, como el de Imagen de John Keats, que aparecerá en febrero en la Biblioteca Cortázar junto con una nueva edición de Rayuela.

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"El libro sobre Keats es una especie de biografía lírica", comenta Yurkievich, "en la que se revela una intensa comunión de Cortázar con John Keats. Es como un portaestandarte estético".

Aparte de libros inéditos, Cortázar dejó una serie de manuscritos que Saúl Yurkievich y su esposa Gladys se han encargado de ordenar. "Son manuscritos sueltos", explica Yurkievich, "que exigen una edición especial. En algunos hay chispazos ocurrentes, en otros poemas... Conviene recordar que la escritura más espontánea de Cortázar, la más cotidiana, eran los poemas. En 1977 publicó Salvo el crepúsculo, pero hay mucha obra posterior".

Los cursos de literatura que Cortázar dio durante un semestre en la Universidad de Berkeley son también material susceptible de ser publicado próximamente. "Dejó escritas sus clases, que son muy interesantes, especialmente en lo referente a la novela hispanoamericana", dice Yurkievich. "Son páginas que forman parte de esta reflexión permanente que él mantenía acerca de su obra".

Yurkievich considera que este material forma parte de la "línea de explicitación teórica" de Cortázar. "No sé cuando se publicarán", comenta, "pero creo que vale la pena hacerlo".

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