El Gobierno argentino niega la existencia de listas de desaparecidos

La respuesta del Gobierno argentino a la Cámara Federal porteña, negando la existencia de listas de personas desaparecidas durante la dictadura militar, no satisfizo a las familias. La confesión de uno de los marinos que participaron en su asesinato, arrojándolos vivos al Atlántico, y el fallo de la Cámara reclamando sus nombres, renovaron un debate que se lamenta como inoportuno o es aplaudido por inevitable. La polémica ha contado con la intervención de la Iglesia católica; del presidente, Carlos, Menem; de su antecesor, Raúl Alfonsín, deudos y personas vinculadas a aquellos trágicos acontec...

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La respuesta del Gobierno argentino a la Cámara Federal porteña, negando la existencia de listas de personas desaparecidas durante la dictadura militar, no satisfizo a las familias. La confesión de uno de los marinos que participaron en su asesinato, arrojándolos vivos al Atlántico, y el fallo de la Cámara reclamando sus nombres, renovaron un debate que se lamenta como inoportuno o es aplaudido por inevitable. La polémica ha contado con la intervención de la Iglesia católica; del presidente, Carlos, Menem; de su antecesor, Raúl Alfonsín, deudos y personas vinculadas a aquellos trágicos acontecimientos.El ministro de Defensa, Óscar Camilión, fue el encargado de responder al tribunal. "No se registran en este Ministerio de Defensa otras nóminas de detenidos que las que se consignan en el anexo del informe producido por la Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas".

Tampoco Alicia Pierini, titular de la Subsecretaría de Derechos Humanos, aportó novedades, y aunque no descartó la existencia "en algún lado", de microfilmaciones, advirtió que la destrucción de evidencias fue un elemento fundamental de la represión. "Se agotaron todos los mecanismos destinados a- obtener esa documentación y nunca se logró encontrarla", afirmó un portavoz de Alfonsín, cuya Administración sucedió a la dictadura militar.

Carlos Muñoz, secuestrado en la Escuela de Mecánica de la Armada (Esma) entre 1978 y 1980, declaró haber sido testigo de la minuciosidad con la que los llamados grupos de tarea hacían fichas microfilmadas de cada uno de los secuestrados, la mayoría de ellos desaparecidos.

Las fichas incluían una foto, antecedentes políticos, sindicales o estudiantiles, y las observaciones de los interrogadores. Varios grupos cívicos sostienen que las listas pueden ser reconstruidas.

En algunos ámbitos castrenses, fundamentalmente en la Marina, se teme que la Cámara Federal porteña se pronuncie a favor de una nueva investigación pasando por alto las leyes de Obediencia Debida y de Punto Final.

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