Hollywood se mira en el espejo del sida

'Philadelphia', de Jonathan Demme, perfila un retrato digno de los afectados

Hollywood se enfrenta al sida sin concesiones a la comercialdad. El último filme de Jonathan Demme, Philadelphia, estrenado esta semana en Estados Unidos, ha recibido el aplauso unánime de todas las grandes organizaciones dedicadas a los enfermos del sida y el mundo gay. Philadelphia, cuyo estreno en España está previsto para marzo, está protagonizada por Tom Hanks, Denzel Washington y Antonio Banderas. Este filme representa una visión descarnada de un asunto que la fábrica de fantasías de Hollywood ya no podrá eludir. Demme, que se inspiró en la vida y muerte de su amigo el pintor español Jua...

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Hollywood se enfrenta al sida sin concesiones a la comercialdad. El último filme de Jonathan Demme, Philadelphia, estrenado esta semana en Estados Unidos, ha recibido el aplauso unánime de todas las grandes organizaciones dedicadas a los enfermos del sida y el mundo gay. Philadelphia, cuyo estreno en España está previsto para marzo, está protagonizada por Tom Hanks, Denzel Washington y Antonio Banderas. Este filme representa una visión descarnada de un asunto que la fábrica de fantasías de Hollywood ya no podrá eludir. Demme, que se inspiró en la vida y muerte de su amigo el pintor español Juan Botas, ha intentado un retrato digno del enfermo de sida y su relación con el mundo.

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La historia del abogado Andrew Beckett (Tom Hanks), despedido de la firma para la que trabaja después de contraer el sida, llega a las pantallas precedida de una gran expectación: todos los medios de comunicación han anunciado durante meses que Philadelphia sería la primera película de gran presupuesto que miraría a la cara a esta enfermedad sin concesiones a la comercialidad.Las primeras críticas no están demostrando demasiado entusiasmo, quizá porque todas las alabanzas de la temporada navideña se han vertido ya sobre otro drama estrenado la semana pasada: SchindIer's List, la obra de Steven Spielberg sobre la tragedia de los judíos en la Alemania nazi. Sin embargo, Demme ha conseguido un malabarismo aplaudido unánimemente por la misma crítica: combinar de un modo exquisito drama y humor, pasión y miedo, suspense y romance.

Pese a que la prensa ha acusado a Philadelphia de ser previsible y alejada del habitual carácter arriesgado de los filmes de Jonathan Demme, hay muchos elementos en la película que la convierten en una prueba viva de que la era de la razón puede haber llegado a la relación de la industria de Hollywood con el sida.

La distribuidora, TriStar Pictures, ha insistido repetidamente en que Philadelphia no es una película sobre una enfermedad, hasta el punto de que en el cartel promocional ni siquiera hay una mención al sida. Demme, que inició el proyecto hace cinco años junto al guionista Ron Nyswaner, también ha declarado que Philadelphia no intenta adoctrinar ni lanzar al aire mensajes de buena voluntad, sino entretener y ofrecer un retrato digno de. los enfermos de sida y su relación con el mundo, 10 años después de que la enfermedad comenzara a extenderse.

Tom Hanks, uno de los más firmes candidatos al oscar de la interpretación de este año, asegura que con su papel no ha intentado hacer una declaración política, sino contribuir a que la película "perdure porque cuente una verdad sobre su tiempo".

Philadelphia describe con detalle el tratamiento de los enfermos de sida y su deterioro físico, pero sobre todo es una película sobre la fobia y los prejuicios frente a los homosexuales. La relación de Hanks con el abogado que defiende su caso (interpretado por Denzel Washington) es el centro de la trama. Al apostar por esta relación, en lugar de centrarse en la de Hanks con Antonio Banderas (que interpreta, de modo muy esquemático, a su novio), Demme consigue alejarse del tópico. El personaje de Denzel Washington, un heterosexual que desprecia profundamente el mundo gay, no es el malo de la película, sino un hombre de la calle que supera sus prejuicios utilizando solamente la razón sin arrepentirse en ningún momento de lo que es.

Antonio Banderas conoció a Jonathan Demme cuando las películas de Almodóvar se estrenaban con éxito en Nueva York. Desde entonces, Banderas se ha subido al tren del cine comercial de primera línea en Estados Unidos, donde se dio a conocer por su papel en Los reyes del mambo. Su llegada a Philadelphia es peculiar, aunque el escaso margen que tiene su papel en el corte final del filme es algo decepcionante. El personaje de Banderas está inspirado en Juan Botas, un pintor y diseñador español que vivió en Nueva York y murió de sida en 1992, está en el fondo del filme. Jonathan Demme le conoció en los años ochenta a través de su mujer, Joanne Howard. A medida que Demme desarrollaba el proyecto de Philadelphia, fue introduciendo en la película distintos rasgos del carácter y la experiencia de Botas. Así nació el personaje que interpreta Banderas, un pintor español llamado Miguel Álvarez, el novio de Beckett (Hanks). Aunque el papel de Banderas no intenta plasmar la vida de Juan Botas, sí está muy integrado en el universo de amistades y referencias personales que Demme imprime a sus películas.

La participación de Banderas en Philadelphia es escasa pero importante. Cuando la película empezó a promocionarse, uno de los detalles más rumoreados era que Banderas y Hanks se besaban en la boca. Banderas, que tiene más experiencia en este tipo de papeles que Tom Hanks, -recuérdese su interpretación en La ley del deseo, de Pedro Almodóvar- trató en su momento de quitar plomo al asunto. El tan comentado beso se quedó en un movimiento casi imperceptible tomado además de espaldas a Hanks. También, una escena en la que ambos están conversando en la cama ha sido eliminada del montaje final.

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