Almacenistas e industrias aceiteras inician una guerra de precios para comprar la escasa cosecha de girasol

Empresas extractoras de aceite y almacenistas intermediarios han iniciado una guerra de precios para la compra de girasol ante la corta cosecha que se situará en unas 900.000 toneladas. Los industriales temen que prosiga la subida del dólar con la consiguiente dificultad para aprovisonarse en los mercados internacionales. Consecuencia de todo ello es que en las primeras semanas de recolección se están pagando unos precios entre 35 y 40 pesetas por kilo frente a las 17 que se pagaron hace un año.En medios del sector se estima que con unos precios, en origen, en torno a las 40 pesetas por la pip...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Empresas extractoras de aceite y almacenistas intermediarios han iniciado una guerra de precios para la compra de girasol ante la corta cosecha que se situará en unas 900.000 toneladas. Los industriales temen que prosiga la subida del dólar con la consiguiente dificultad para aprovisonarse en los mercados internacionales. Consecuencia de todo ello es que en las primeras semanas de recolección se están pagando unos precios entre 35 y 40 pesetas por kilo frente a las 17 que se pagaron hace un año.En medios del sector se estima que con unos precios, en origen, en torno a las 40 pesetas por la pipa no será posible mantener los actuales niveles de precios del producto al consumo, lo que podría provocar una retracción en la demanda.

Consecuencia de las elevadas compensaciones que aplica este año la CE a las siembras de girasol -una media superior a las 50.000 pesetas por hectárea en secano pero de más de 100.000 pesetas si se trata de regadío- se ha producido una explosión en las superficies de siembra, que han pasado de una media en los últimos tiempos de 1,1 millones de hectáreas a casi dos millones de hectáreas. Pero, a pesar de tener una superficie récord, los resultados van a estar por debajo de las cifras de la campaña anterior, especialmente por la falta de lluvias. Se espera que la producción se sitúe en unas 900.000 toneladas, cantidad muy ajustada a la demanda.

Las altas compensaciones por hectárea al agricultor en la CE son contrapartida a la eliminación de los precios de intervención y el funcionamiento en la propia CE de los precios más bajos que rigen en los mercados internacionales y que se preveían en unos máximos en torno a las 25 pesetas. Esta rebaja en el precio de la materia prima hasta las cotizaciones internacionales se tradujo hace ya dos años en una sustancial reducción de los precios del girasol al consumo.

Los industriales tratan de estabilizar el mercado en origen por debajo de 40 pesetas, aunque chocan con un alto número de intermediarios que compran pipa para su posterior reventa si sigue subiendo el dólar.

Archivado En