Las acciones de UNITA en Angola hacen peligrar las conversaciones de paz

Representantes del Gobierno de Luanda y de la guerrilla Unión para la Independencia Total de Angola (UNITA), reunidos en Abiyán (Costa de Marfil) desde hace una semana, intentan negar a un acuerdo político para acabar con la guerra civil que estalló tras la independencia de la antigua colonia. portuguesa en 1975 y que ha resurgido después de la derrota de UNITA en las elecciones del pasado mes de septiembre. Las acciones de la guerrilla sobre el terreno hacen dudar de su voluntad pacificadora.

A pesar de las presiones diplomáticas de la ONU y de los tres países mediadores en los acuerdo...

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Representantes del Gobierno de Luanda y de la guerrilla Unión para la Independencia Total de Angola (UNITA), reunidos en Abiyán (Costa de Marfil) desde hace una semana, intentan negar a un acuerdo político para acabar con la guerra civil que estalló tras la independencia de la antigua colonia. portuguesa en 1975 y que ha resurgido después de la derrota de UNITA en las elecciones del pasado mes de septiembre. Las acciones de la guerrilla sobre el terreno hacen dudar de su voluntad pacificadora.

A pesar de las presiones diplomáticas de la ONU y de los tres países mediadores en los acuerdos de paz de 1991 -EE UU, Portugal y Rusia-, las reuniones entre UNITA y el Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA) no han dado ningún resultado concreto.La UNITA pretende la división del poder entre los dos grandes "partidos armados" de Angola en función de "la fuerza real de cada uno sobre el terreno". UNITA insiste en que las elecciones de septiembre -vigiladas por la ONU y que dieron el triunfo al MPLA- fueron fraudulentas. La guerrilla controla ahora el 70% del territorio angoleño, cerca del doble de lo que había conquistado antes de la firma de los acuerdos de paz de 1991.

Por su lado, el Gobierno de Luanda estima que su situación militar no es tan desesperada como para aceptar la "capitulación política" que representaría la anulación de su victoria electoral de hace seis meses. El Gobierno tiene serias razones para sospechar que la suspensión de las hostilidades propuesta por la UNITA no es más que una tregua deseada por Savimbi para reorganizar sus tropas antes del asalto final contra la capital, que se encuentra de nuevo sin electricidad por los sabotajes de la guerrilla.

Los ataques de UNITA contra los vuelos humanitarios de la ONU en las zonas controladas por el MPLA parecen confirmar la voluntad de los rebeldes, de estrechar el cerco contra las posiciones aún en poder del Gobierno.

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