Crítica:

La orgía mass-mediática

De todos los neoconceptualismos que invadieron España a finales de los ochenta, en los que alquier cosa con apariencia fría que jugara con el lenguaje o que utilizara el medio fotográfico se nos hacía pasar como el colmo de la modernidad, la obra de Rogelio López Cuenca es una de las pocas que no sólo se tiene en pie en 1993, sino que además sigue llena de interés por su sentido crítico y por la inteligencia de sus propuestas.Rogelio López Cuenca, que siempre ha reconocido su deuda respecto a Joan Brosa, trabaja con el lenguaje, intentando llevar la poesía al código público; por ejemplo, utili...

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De todos los neoconceptualismos que invadieron España a finales de los ochenta, en los que alquier cosa con apariencia fría que jugara con el lenguaje o que utilizara el medio fotográfico se nos hacía pasar como el colmo de la modernidad, la obra de Rogelio López Cuenca es una de las pocas que no sólo se tiene en pie en 1993, sino que además sigue llena de interés por su sentido crítico y por la inteligencia de sus propuestas.Rogelio López Cuenca, que siempre ha reconocido su deuda respecto a Joan Brosa, trabaja con el lenguaje, intentando llevar la poesía al código público; por ejemplo, utilizando logotipos de firmas comerciales, o bien señales de tráfico, o bien símbolos universalmente conocidos. También está interesado en "desviar estilos, imaginerías y convenciones", así como en desvelar la capacidad anestesiante del sistema, es decir, del capital y del Estado.

Territorios ocupados

Rogelio López Cuenca. Galería Antonio de Bamola. Palau 4, Barcelona.Hasta el 27 de marzo 1993.

Cuando pensábamos que ya ninguna obra de arte moderno molestaba a ninguna autoridad, resulta que a Rogelio López Cuenca le censuraron su obra en la Expo de Sevilla simplemente porque en una señal que parecía un indicador podía leerse: "Pabellón saharaui". En Ohio fue igualmente censurado por una obra que llegó a serle encargada y confeccionada por los propios organizadores del certamen, sencillamente porque hacía alusión a la guerra del Golfo. Este estrecho límite entre lo que es tolerable por un Estado y lo que no lo es, nos da la auténtica medida de nuestra época, que dice ser permisiva en arte pero en la que temas como la patria o la política exterior aún resultan intocables, incluso cuando su mensaje es sumamente poético, nunca unívoco.

Choque visual

En esta exposición Rogelio López Cuenca toma el tema del viaje y del traslado desde su condición voluntaria -viaje de placer- o forzosacon fotograías colocadas bajo los títulos de importantes y lujosas revistas . El choque visual de la fotografía de una campesina de la guerra española, obra de Robert Capa, bajo uno de estos elegantes logotipos, nos recuerda a qué grado ha llegado la "estetización", es decir, la manipulación del sufrimiento por parte de los mass media o de la publicidad, un tema que con los anuncios de Benetton llegó, nos parece, al colmo del paroxismo. Vemos también una bandera de Europa hecha de un conjunto de símbolos que comparten la imagen de la. estrella en sus logotipos: La Caixa, Mercedes Beriz, etcétera; vemos una parte del emblema de El Corte Inglés sobre una bandera española y vemos, en la que tal vez sea su más atrayente pieza para un año como el mironiano, todos los logotipos que se han apropiado del vocabulario de Miró sobre la imagen del Carnaval del arlequín.

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