El Camino de Santiago trajo el mestizaje y también prejuicios, dicen los expertos

Un congreso inaugura en Roncesvalles el Xacobeo 93

El Camino de Santiago sirvió para que el corazón medieval de Europa se abriese al mestizaje cultural, pero también transmitió prejuicios nacionalistas. Ayer, Klaus Herbers, presidente de la Sociedad Jacobea alemana y profesor de la Universidad de Tubinga, leyó en Roncesvalles (Navarra) textos del libro Sancti Iacobi, que en el siglo XII definía a los españoles como bárbaros y calificaba a vascos y navarros de asesinos y bastardos. Este acto inauguró ayer el Xacobeo 93.

La ponencia de Herbers se convirtió, sin pretenderlo, en una denuncia del racismo que esconden algunos nacionalismos co...

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El Camino de Santiago sirvió para que el corazón medieval de Europa se abriese al mestizaje cultural, pero también transmitió prejuicios nacionalistas. Ayer, Klaus Herbers, presidente de la Sociedad Jacobea alemana y profesor de la Universidad de Tubinga, leyó en Roncesvalles (Navarra) textos del libro Sancti Iacobi, que en el siglo XII definía a los españoles como bárbaros y calificaba a vascos y navarros de asesinos y bastardos. Este acto inauguró ayer el Xacobeo 93.

La ponencia de Herbers se convirtió, sin pretenderlo, en una denuncia del racismo que esconden algunos nacionalismos contemporáneos -hace días, el presidente del PNV, Xabier Arzalluz, comparó con mala intención a suecos y zulúes- Herbers habló en el congreso que la Asociación de Periodistas Europeos ha organizado en Roncesvalles con el patrocinio del programa Xacobeo 93. El encuentro se centra, desde la perspectiva actual, en cómo el Camino de Santiago sirvió para el entendimiento de los pueblos y la vertebración de la conciencia europea tanto como lo intuyó Goethe ("Europa se hizo peregrinando a Compostela").Pero enormes peligros acechaban a la fuerza espiritual, cultural y aventurera que animaba a los peregrinos. "Eran atacados, se veían perdidos, sin caballos", dijo Herbers, que puso como ejemplo de la cara positiva de la moneda el que siempre había aldea, albergue o campesino que daba generosamente su acogida.

"A través del Camino de Santiago se transmiten prejuicios también", dijo Herbers, que atribuyó a "fuentes francesas partidistas" la consideración de los habitantes españoles de la ruta como personas incultas e impías que atacaban a los viajeros.

Se desconoce al autor o autores del libro quinto del Sancti Iacobi, en el que aparece el capítulo donde se recomienda a los peregrinos que se cuiden de los habitantes del Camino.

Los gallegos son los únicos que salen bien parados, pues se diferencian de los bárbaros españoles en que se parecen a los franceses.

Afán de eternidad

Herbers destacó, al referirse al éxito de las peregrinaciones a Santiago, la religiosidad prototípica de la Edad Media, la huida de la peste y de las persecuciones políticas y religiosas, y la petición o agradecimiento de milagros. Insistió en la riqueza económica y arquitectónica que dejó el Camino (hospicios, albergues, puentes, carreteras, iglesias o ermitas) y el afán de eternidad que alentaba a muchos caminantes, pues se pretendía que a pocos kilómetros más allá de Compostela se encontraba el fin del mundo, en Finisterre.El periodista Luis Carandell contó las dos sorpresas que tuvo recorriendo el Camino de Santiago: su coherencia, manifestada en el románico (de las catedrales de Jaca y Santiago a las iglesias de Navarra, pasando por el humilde y estremecedor románico rural palentino), y su vitalidad (3.000 o 4.000 peregrinos al año andando, en bicicleta o a caballo).

El historiador Ángel Martín Duque explicó la articulación de espacios históricos en el Camino de Santiago, mientras que el eurodiputado e historiador Víctor Manuel Arbeloa buscó textos antiguos para referirse irónicamente a esos otros peregrinos que se colaban en una ruta tan cosmopolita y concurrida: "Los vagamundos, holgazanes, baldios, inútiles, enemigos de trabajos y del todo viciosos, que no son para Dios ni para el mundo. Castigados o desterrados de sus países, se echan a cuestas media sotanilla y una esclavina, un zurrón a un lado, calabaza al otro, bordón en la mano y una socia con título fingido de casados, y discurren por toda España sin jamás acabar las peregrinaciones".

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