Cuerdas ausentes

Son todos los que están, pero no están todos lo que son. Leyendas de la guitarra reúne en cinco días a 30 de los mejores instrumentistas del mundo, en un festival único y posiblemente irrepetible, pero no puede evitar que decenas de nombres importantes queden en el tintero. Son las inevitables ausencias de un cartel amplio y jugoso, que por un lado roza la perfección y por otro se ha visto obligado a hacer una selección con importantes descartes.La guitarra clásica y la new age son los géneros que han salido peor parados. John Williams (en su aspecto más serio) y Leo Browe...

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Son todos los que están, pero no están todos lo que son. Leyendas de la guitarra reúne en cinco días a 30 de los mejores instrumentistas del mundo, en un festival único y posiblemente irrepetible, pero no puede evitar que decenas de nombres importantes queden en el tintero. Son las inevitables ausencias de un cartel amplio y jugoso, que por un lado roza la perfección y por otro se ha visto obligado a hacer una selección con importantes descartes.La guitarra clásica y la new age son los géneros que han salido peor parados. John Williams (en su aspecto más serio) y Leo Brower (en el contemporáneo), por no mencionar nombres como Yepes, podían haber tenido un hueco en el festival sevillano.

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Las llamadas nuevas músicas, sonidos en auge en los últimos años, tampoco han estado suficientemente representadas. Ralph Towner y Egnerto Gismonti (representantes del sonido ECM) y Michael Edges (del sello Windham Hill) no hubieran desentonado en una velada dedicada a la new age y sus derivados. Mientras, los aficionados al jazz progresivo echan de menos a músicos de la talla de Sonny Sharrock, y los más tradicionales, a hombres como Joe Pass o Barney Kessel.

Eric Clapton, Jimmy Page, Mark Knopfler, Jeff Beck, Carlos Santana y Pete Townshend, firmas ilustres y muy comerciales, hubieran ayudado a llenar las gradas del Auditorio de la Cartuja. En el lado contrario podían haber estado guitarristas tan difíciles como influyentes: Bill Laswell, Frank, Zappa o Robert Fripp, acostumbrados a funcionar como inteligentes francotiradores, hubiesen combinado a placer conceptos clásicos y sinfónicos con elementos prestados por el rock.

Una dosis más fuerte de flamenco no habría sentado mal en Sevilla. Pero las prioridades las marcan 500 millones de telespectadores, en su mayoría anglosajones. Paco de Lucía y Vicente Amigo son los únicos representantes de un estilo que podía haber contado con Tomatito, Raimundo Amador y muchos más.

Por otro lado, Albert Lee es un guitarrista country imprescindible, y Ry Cooder, un genio de la banda sonora. Chuck Berry, el padre del rock and roll; Ritchie Blackmore, un histórico del heavy-metal, y Johnny Winter, el alma del blues blanco... Nunca llueve a gusto de todos.

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