Una feria con "exceso de seguridad"

Las medidas de seguridad del recinto ferial han aumentado en esta décima edición de Arco, en previsión de posibles atentados. Según el director de seguridad de lfema, Afonso García de Paaclín, "casi hay un exceso de medidas, porque, aunque pensábamos reforzar la seguridad de todas formas, la situación internacional ha aconsejado hacerlo ahora, ya que en Arco participan galerías de países directamente involucrados en la guerra". Estas medidas se centran en el control de acceso de los visitantes y en la vigilancia nocturna.En las entradas se han instalado arcos detectores de metales, similares a...

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Las medidas de seguridad del recinto ferial han aumentado en esta décima edición de Arco, en previsión de posibles atentados. Según el director de seguridad de lfema, Afonso García de Paaclín, "casi hay un exceso de medidas, porque, aunque pensábamos reforzar la seguridad de todas formas, la situación internacional ha aconsejado hacerlo ahora, ya que en Arco participan galerías de países directamente involucrados en la guerra". Estas medidas se centran en el control de acceso de los visitantes y en la vigilancia nocturna.En las entradas se han instalado arcos detectores de metales, similares a los utilizados en los aeropuertos, que ya funcionaron en la pasada feria de turismo, Fitur, en la que también había expositores extranjeros, y se realizan registros de los bultos y bolsas que puedan parecer sospechosos. Alrededor de un centenar de personas, pertenecientes a la plantilla de Ifema y a una empresa privada, se encargan también de controlar el acceso al recinto y vigilancia nocturna. Detectives privados de paisano vigilan el interior de los pabellones, y seis perros adiestrados en la detección de explosivos y defensa realizan varias batidas en todo el recinto.

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"También hemos solicitado un refuerzo en la patrulla de la Policía Nacional, y tenemos un control y registro de las llamadas por si hubiera avisos de bombas", añade García de Paadín, el cual aseguró que personal de seguridad de la Embajada de Estados Unidos se había interesado por el sistema de seguridad, "y les pareció correcto". "Creo que con todas estas medidas disuasorias hemos reducido el riesgo al mínimo", explicó.

La seguridad de las obras' de arte expuestas, según García de Paadín, es responsabilidad de cada galerista durante el horario abierto al público, aunque también haya un control para evitar robos o agresiones. García de Paadín está molesto por las acusaciones de falta de seguridad en Iberjoya, ya que, afirma, "lo que hubo fueron hurtos, no robos. Si, en el interior del pabellón, el comerciante dejó las piezas al alcance de los ladrones, no es responsabilidad nuestra".

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