El embargo a Irak impide reconstruir Babilonia

El ambiente prebélico corta los fondos para excavaciones y muchos arqueólogos se incorporan a filas

Babilonia ha dejado de resurgir de entre las arenas en las que dormía desde hace 2.000 años. El embargo decretado por la ONU y la delicada situación por la que atraviesa Irak han obligado a suspender la restauración de la que fue capital del mundo. Sadam Husein se ha visto obligado a renunciar a su magna obra de sacar a la luz y reconstruir los palacios que albergaron al rey cuyo liderazgo persigue, Nabucodonosor (624-562 antes de Cristo), el más célebre de los líderes caldeos, que invadió Jadea, destruyó Jerusalén y se llevó a miles de judíos cautivos a Babilonia. Es uno de los ídolos de Sada...

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Babilonia ha dejado de resurgir de entre las arenas en las que dormía desde hace 2.000 años. El embargo decretado por la ONU y la delicada situación por la que atraviesa Irak han obligado a suspender la restauración de la que fue capital del mundo. Sadam Husein se ha visto obligado a renunciar a su magna obra de sacar a la luz y reconstruir los palacios que albergaron al rey cuyo liderazgo persigue, Nabucodonosor (624-562 antes de Cristo), el más célebre de los líderes caldeos, que invadió Jadea, destruyó Jerusalén y se llevó a miles de judíos cautivos a Babilonia. Es uno de los ídolos de Sadam, junto a otro gran gobernante, Hammurabi, que vivió 17 siglos antes de Cristo y promulgó el código que lleva su nombre.

Wahaab, un arqueólogo que trabajaba en las excavaciones, se ha quedado al frente del pequeño museo fotográfico de las pinturas hechas en Occidente a través de los tiempos sobre la desaparecida torre de Babel. "El embargo contra Irak ha motivado una reducción drástica de los presupuestos y se ha acordado cancelar de momento el proyecto de excavar el palacio contiguo a los jardines colgantes", señala.

"Muchos arqueólogos han sido llamados a filas para cumplir sus deberes nacionales. También se ha ido a su país la gran mayoría de los obreros egipcios en las excavaciones", señala Karim Aziz, de 42 años, director del Museo Nacional de Irak.

Entre 1978 y 1981 se hizo una reconstrucción del palacio de Nabucodonosor (de 52.000 metros cuadrados y 172 habitaciones) sobre las ruinas existentes de la antigua Babilonia, unos 100 kilómetros al sur de Bagdad, y sin un plano fidedigno del emplazamiento original. La descomunal obra en ladrillo visto trató de integrar las ruinas, utilizando incluso pintura sobre ellas. Faltaron tan sólo los techos, que se pretendía recrear con madera de cedros de Líbano, como en el original. Sólo una parte del palacio construido por Nabocolasar, padre del anterior, ha sido conservada en toda su magnificencia milenaria.

"De Nabucodonosor a Sadam, Babilonia recupera su esplendor", decía el lema del festival de la ciudad del año pasado, tercero que se celebraba en el palacio. El de este año ha sido cancelado.

El objetivo de la magna obra de reconstrucción emprendida por Sadam Husein era seguir las instrucciones del propio Nabucodonosor: "Que todo lo que hizo mi mano quede para la eternidad". El método elegido resultó polémico, ya que, más que dejar a la vista los vestigios de aquella antigua civilización, se recreó hasta intentar presentarla en su aspecto original.

Desgraciadamente, lo que queda de la puerta de Ishtar (antecedente de Afrodita) y de la avenida de los grandes desfiles no se encuentra en su emplazamiento original (aunque sí hay una réplica profusamente decorada de la puerta), sino en el museo de Pérgamo, en Berlín. En cuanto a los famosos jardines colgantes, una de las siete maravillas de la antigüedad, aún no se había podido dar con el secreto del correr incesante del agua, sin bombeo.

El objetivo de los trabajos actuales actual era sacar a la superficie los vestigios enterrados en los alrededores del palacio reconstruido: excavar, esta vez, en lugar de edificar. "Antes teníamos 1.000 trabajadores en Babilonia, y ahora sólo 50", afirma Wahaab, que se lamenta de que tampoco hay visitantes: "En un viernes [el día festivo musulmán] recibíamos más de 2.000 visitantes, ahora apenas unas decenas. El embargo causa no sólo falta de leche y medicinas para los niños, sino que destruye la industria turística y afectando al desarrollo cultural".

Silencio sepulcral

Un silencio sepulcral invade los grandes salones y las avenidas de la residencia de Nabucodonosor. Sólo un pequeño grupo de trabajadores vietnamitas, llegados al amparo de la asociación de amistad con Irak, se encuentran en el recinto.

Según Wahaab, una buena fórmula para acabar con los problemas actuales de Irak sería que la primera ministra británica Margaret Thatcher, viajase a Babilonia para lavarse la cara con el agua del pozo de las antiguas habitaciones de las mujeres de Nabucodonosor. "El agua borraba los errores de las mujeres, y seguro que sería efectiva también con ella", señala entre risas.

El temor a una confrontación armada ha llevado a las autoridades iraquíes a cerrar el Museo Nacional para preservar sus tesoros de la destrucción. El director del centro asegura que "por motivos de seguridad" no estaba autorizado a comentar sí las piezas, muchas de gran valor histórico, han sido trasladadas a un lugar más seguro. Tampoco quiso comentar si el museo tiene refugios para proteger sus obras de arte. Tras la guerra entre Irán e Irak, el museo estuvo cerrado. Se reabrió en marzo de 1988.

Karim Aziz indica que existía un plan de redistribución de las piezas del museo debido a que en los últimos años ha habido hallazgos arqueológicos muy valiosos que aconsejaban hacer una nueva ordenación. "Esto, unido a la amenaza que se cierne sobre el país, ha llevado al cierre del museo desde finales de agosto", afirma este arqueólogo y miembro del partido gobernante, Baaz, que en esos días pasó de subdirector a director del museo.

Aziz asegura que por todo el país se han reducido a menos de un 50% las excavaciones. Continúan, sin embargo, en Nínive, en el norte, donde hace menos de dos años se encontró un fabuloso tesoro asirio de 2.500 años de antigüedad, y en Diwanía, en la sureña provincia de Qadisiya.

"El equipo encargado del Zigurat de Agarguf, cercano a Bagdad, se encuentra todavía en la zona, pero le han cortado los fondos y no puede trabajar", indica Aziz. Los equipos de Jatra, Samarra y Asur, como el de Babilonia, ya han dejado sus puestos de trabajo.

El Gobierno no ha cortado los fondos del Museo Nacional y su personal se dedica en la actualidad a trabajos de restauración y a la mejora del edificio, según su director.

Estaba previsto que numerosos arqueólogos europeos, japoneses y norteamericanos se incorporaran en octubre, como en años anteriores, a los equipos arqueológicos iraquíes. El insoportable calor del verano impide que se trabaje en las excavaciones durante esa estación. "Dadas las circunstancias actuales no ha aparecido ninguno", afirma Aziz.

"De momento tenemos materiales y maquinaria suficientes para continuar con la labor de restauración y excavación, pero si el embargo continúa afectará peligrosamente a nuestra cultura, que es patrimonio de la humanidad y fuente de civilización", concluye Karim Aziz.

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