Un juez ordena la excavación de los restos de 18 chilenos asesinados en 1973

Un juez civil se constituyó en Chihuío, una apartada localidad cordillerana, 900 kilómetros al sur de Santiago, para proceder a las excavaciones en busca de los restos de 18 campesinos a quienes dio muerte una patrulla de militares en 1973, según testigos. La Iglesia católica patrocinó la denuncia de los familiares de las víctimas, que perdieron el miedo a contar lo sucedido después de casi 17 años, por exhumación e inhumación ilegal de cadáveres. La excavación comenzará en los próximos días."Quienes han muerto son personas y no perros, y por ello necesitan una sepultura digna", dijo el obispo...

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Un juez civil se constituyó en Chihuío, una apartada localidad cordillerana, 900 kilómetros al sur de Santiago, para proceder a las excavaciones en busca de los restos de 18 campesinos a quienes dio muerte una patrulla de militares en 1973, según testigos. La Iglesia católica patrocinó la denuncia de los familiares de las víctimas, que perdieron el miedo a contar lo sucedido después de casi 17 años, por exhumación e inhumación ilegal de cadáveres. La excavación comenzará en los próximos días."Quienes han muerto son personas y no perros, y por ello necesitan una sepultura digna", dijo el obispo de Valdivia, Alejandro Jiménez, al contar a la Prensa los hechos denunciados, que calificó de "horrendos".

Una comitiva militar del regimiento Cazadores del Ejército, en siete vehículos, integrada por cerca de 100 soldados y oficiales, recorrió seis pueblos cercanos al pueblo Ranco el 9 de octubre de 1973. En cada villorrio, el procedimiento fue similar. Los militares formaban a todos los varones, los hacían marchar y después se llevaban detenidos en camiones a los que figuraban en una lista. Un muchacho de 14 años que preguntó dónde trasladaban a su padre debió también subir a un camión. Los detenidos, de ellos 16 identificados, empujaron los transportes militares, atascados por el fango.

Amarrados con alambre

Varios testigos vieron a los detenidos amarrados con alambre en una casa patronal de Chihuío. Fueron ejecutados por la noche, sin que los vecinos oyeran disparos. Un testigo vio al día siguiente 18 cadáveres, algunos de ellos degollados. Los militares enterraron los cuerpos en tres fosas, según relató un soldado. Algunos civiles regresaron al lugar seis años después y excavaron para exhumar los cuerpos.Las familias de las víctimas fueron informadas en la época que los cuerpos estaban en un cementerio y no se les explicó la causa de las muertes. El general retirado Santiago Sinclair, ex miembro de la Junta de Gobierno y senador designado por Augusto Pinochet, que era comandante del regimiento Cazadores en 1973, negó categóricamente que unidades bajo su mando participaran en los hechos de Chihuío.

Pedir justicia no es venganza, sino al revés, es evitar la venganza", dijo el obispo Jiménez. La próxima semana la justicia excavará al mismo tiempo en tres sitios: en el cementerio de la ciudad sureña de Lota en busca de los cuerpos de cuatro fusilados enterrados clandestinamente; en Pisagua, al norte del país, donde ya fueron exhumados 20 cuerpos de ejecutados, y en Chihuío, según prevén fuentes de organismos de derechos humanos.

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