"No tengo miedo, estoy entre amigos"

"No le tengo miedo ni a Colombia ni al narcotráfico", dijo George Bush, con una amplia sonrisa, al entrar en la casa de huéspedes ilustres de esta ciudad. Los pocos periodistas que consiguieron ver el saludo de los cuatro presidentes, desde una tarima dispuesta a la entrada de esta casa construida a semejanza de una fortaleza española del siglo XVII, sólo pudieron suponer el supuesto miedo que sentía Bush a su llegada a Colombia. "La amo", dijo el presidente norteamericano refiriéndose a Cartagena. "No tengo miedo, me siento entre amigos".Fue tanto el escándalo que antecedió a esta visita del ...

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"No le tengo miedo ni a Colombia ni al narcotráfico", dijo George Bush, con una amplia sonrisa, al entrar en la casa de huéspedes ilustres de esta ciudad. Los pocos periodistas que consiguieron ver el saludo de los cuatro presidentes, desde una tarima dispuesta a la entrada de esta casa construida a semejanza de una fortaleza española del siglo XVII, sólo pudieron suponer el supuesto miedo que sentía Bush a su llegada a Colombia. "La amo", dijo el presidente norteamericano refiriéndose a Cartagena. "No tengo miedo, me siento entre amigos".Fue tanto el escándalo que antecedió a esta visita del presidente norteamericano -se dijo incluso que los narcotraficantes dispararían misiles contra él- que Bush prefirió llegar primero a Barranquilla, una ciudad 130 kilómetros al norte del lugar de la cumbre.

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De allí viajó a Cartagena en un helicóptero artillado, escoltado por otros dos helicópteros igualmente artillados.

A las diez de la mañana, hora local, fue el encuentro de los cuatro presidentes. Bush, Barco,, García y Paz Zamora se dieron la mano en medio de un jardín de bugambiles que rodea la casa de huéspedes ilustres. "Hola", dijo en inglés Bush a Barco, y luego le dio un fuerte abrazo. Tras posar para fotógrafos y cámaras de todos los medios de comunicación de diferentes países del mundo, los cuatro jefes de Estado ingresaron en la casona construida de piedra coralina, para iniciar la reunión de seis horas.

De allí salieron, con el firme propósito de luchar conjuntamente contra el problema de la droga, con dos regalos típicos que les obsequió el Gobierno anfitrión: una guayabera de la costa caribeña y una hamaca, y además con la esperanza firme de volverse a reunir.

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Alan García lo dijo desde su llegada a Cartagena: "Espero que este diálogo se repita no sólo para hablar de los problemas del narcotráfico, sino para abordar problemas como la deuda externa y el comercio internacional".

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