El arte de penetrar la piedra

"Visito las piedras todos los días, las observo detenidamente, me hago amigo de ellas -literalmente me hago amigo de las piedras, créame- y luego estudio cómo penetrar en su interior. Éste es el problema que me planteo y que intento resolver. ¿El resultado? Bueno, sí, esas dos piedras pueden ser ejemplo del resultado". Así decía el escultor Eduardo Chillida dos días antes de inaugurar su exposición en la galería Theospacio, la primera personal que presenta en Madrid después de 12 años, y con la que, a su vez, se inaugura esta tarde la propia galería.

Decía Eduardo Chillida, y se ad vert...

"Visito las piedras todos los días, las observo detenidamente, me hago amigo de ellas -literalmente me hago amigo de las piedras, créame- y luego estudio cómo penetrar en su interior. Éste es el problema que me planteo y que intento resolver. ¿El resultado? Bueno, sí, esas dos piedras pueden ser ejemplo del resultado". Así decía el escultor Eduardo Chillida dos días antes de inaugurar su exposición en la galería Theospacio, la primera personal que presenta en Madrid después de 12 años, y con la que, a su vez, se inaugura esta tarde la propia galería.

Decía Eduardo Chillida, y se ad vertía su inquietud, pues aun faltaban detalles que completar en la sala donde se encuentran las grandes piezas, mientras que el resto aún estaba sin montar Pero, aun inquieto, parecía encontrarse a gusto entre sus amigas las piedras. Según se entra en la sala, a babor queda Lo profundo es el aire VIII; a estribor Lo profundo es el aire IX. Se trata de los dos grandes granitos en los que ya penetró el artista. El resto son aceros de enorme peso. Más atrás de Lo profundo es el aire VIII gravita De música II y ya se explicará por qué gravita; al fondo, a brazo godo, Txoco y De música III. -Las piedras vienen de la india y se extrajeron de forma natural; algo que sería imposible en países desarrollados, donde habrían empleado maquinaria sofisticada que las dañaría. En cambio, en la India los nativos se valieron de instrumentos rudimentarios -¿ve?: aquí están sus pequeñas huellas-, y pues conocen el engarce que la piedra tiene en el terreno, pudieron sacar el bloque completo. Tal como es tán ahora llegaron a mis manos.Uno imagina que la forma del bloque granítico inspira al escultor; que, inspirado, lo mete en puntos para aproxi marse al contorno que pretende esculpir y emprende la cincela dura... Y tal será de común, pero no en Chillida, cuya obse sión es penetrar el bloque gra nítico. Por dónde hacerlo, eso es lo que le demora, ya que cada piedra constituye un uni verso distinto.

-La piedra tiene vida,'posee un tejido vivo.

Por eso, el artista visita las piedras, las observa y palpa, se hace amigo de ellas. Tiene 17 en el terreno que rodea su palacio de Zabalaga, en San Sebastián, y a dos ya les ha descubierto sus entrañas. Para ello, metió barrenos, empleó discos. Una, abierta en tres planos pulimentados, quedó recreada en Lo profundo es el aire VIII. Los focos de la sala dan sombras bellísimas a la herida profunda de la piedra.

-Cabe suponer que esta escultura no será la misma en la sala que en los jardines de Zabalaga, con luz natural. -Varían los efectos pero la escultura es la misma, porque se trata de descubrir su interior, y el significado no cambia en absoluto.

-En aquella hay una ventana.

-¿Ventana? ¡Ah, sí! Bien, fue otra manera de entrar en ella.

Nos acercamos a Lo profundo es el aire IX, que queda a la mano de la lanza, y Chillida indica cómo por los planos de la escultura se puede calcular la forma original del bloque granítico. Tiene la altura de un bigardo -188 centímetros-, casi igual a la nominada VIII, sólo dos centímetros menor.

-Lo profundo es el aire viene de Jorge Guillén. Tuve con, él una gran amistad. Le contaré la siguiente anécdota, que valdrá para entender el título. En 1968 hice con Heidegger el libro El arte y el espacio. El editor quería que fuera el típico libro de pintura, a gran formato. Sin embargo, Heidegger me reveló que todo su pensamiento lo había plasmado siempre en cuartillas de este tamaño (y Chillida sefíala apenas un palmo). Me dije entonces: ¡ése ha de ser el formato del libro! Y así lo hicimos. El texto era de Heidegger y mías las ilustraciones, pero él también participó en la edición, pues caligrafló el texto con una letra gótica preciosa. Se lo comenté a Guillén, diciéndole: "Me ha sorprendido lo bonita que es la letra de Heidegger". Y él, que era un hombre extravertido y campechano, respondió: "Yo también la tengo bonita". Lo cual me dio la idea de que hiciéramos juntos otro libro.

Releyendo a Guillén

Paseábamos por la sala de la exposición, y ya arrumbábamos al tremendo acero De música II, cuya contemplación pospusimos, pues la historia continuaba.

-Efectivamente, hicimos Más allá. Para perfeccionar el trabajo releí, muy detenidamente, la obra de Guillén, y en ella me encontré la frase "lo profundo es el aire". Y me dije:

¡Esto es lo que busco! ¡Esto es lo mío! Creo que ahora comprenderá mejor el sentido de estas esculturas " graníticas.

-Desde luego, y ¿podria añadir que su escultura es filosófica?

-De alguna manera, quizá... Hay también una interpretación del espacio. ¿Quién se atrevería a negar que la piedra es espacio? La diferencia podría establecerse entre espacio estático o espacio en movimiento...

El espacio acaso sea la clave. No los contornos concretos que el escultor trabajó en la piedra, sino la forma sutil del vacío que surgió entre ellos. Es una manera abstracta y a su vez comprometida de afrontar la obra, con unas posibilidades creativas tan ilimitadas como lo es el propio espacio. El espectador ha de entenderlo asi para que la obra le conmueva. La obra ya está creada, y que otros la vean o no, ésa es cuestión que importa menos.