EL PROCESO DE LA COLZA

El fiscal cree que hay datos suficientes para condenar a los principales acusados

Eduardo Fungairiño, fiscal de la Audiencia Nacional encargado del caso del síndrome tóxico, considera que durante el juicio se aportaron datos más que suficientes como para condenar a importantes penas de prisión a los principales procesados. El fiscal estima que los documentos aportados por la comisión del síndrome tóxico de la Organización Mundial de la Salud, y las pruebas periciales de eminentes científicos nacionales e internacionales, demostraron claramente la relación existente entre la ingestión del aceite de colza desnaturalizado y la enfermedad que asoló España en la primavera de 198...

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Eduardo Fungairiño, fiscal de la Audiencia Nacional encargado del caso del síndrome tóxico, considera que durante el juicio se aportaron datos más que suficientes como para condenar a importantes penas de prisión a los principales procesados. El fiscal estima que los documentos aportados por la comisión del síndrome tóxico de la Organización Mundial de la Salud, y las pruebas periciales de eminentes científicos nacionales e internacionales, demostraron claramente la relación existente entre la ingestión del aceite de colza desnaturalizado y la enfermedad que asoló España en la primavera de 1981.

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Fungairiño -de 42 años, que usa silla de ruedas por culpa de un accidente de tráfico- ha calificado de muy importante la intervención del prestigioso epidemiólogo inglés Richard Doll, quien, habiendo sido propuesto como perito por la defensa, sostuvo la conclusión de que el aceite de colza fue el único causante de las más de 650 muertes.Doll, de 75 años, catedrático de la universidad de Oxford, con prestigio internacional fuera de toda duda, fue candidato al Premio Nobel por sus descubrimientos sobre la relación entre el consumo de tabaco y el cáncer.

El fiscal recuerda que si no propuso a Doll como perito fue por no caer en el "papanatismo" de creer que los científicos extranjeros son mejores que los españoles. De hecho, Fungairiño asegura que basó sus conclusiones en las investigaciones de muchos científicos españoles, como Manuel Serrano Ríos, que definió los síntomas; epidemiólogos como Susana Sans, Francisco Javier Catalá, Manuel Posada, Tabuenca, Javier Yuste y otros, que narraron cómo los enfermos aparecían en poblaciones que coincidían con las rutas de distribución del aceite, o forenses como Rafael Garrido-Lestache entre otros, que descartaron que el síndrome tóxico tuviera que ver con una intoxicación con productos organofosforados o pesticidas arrojados en una plantación de tomates (tesis de la defensa).

El fiscal ha manifestado que estudió esta tesis alternativa, mantenida por el catedrático de Medicina Legal de Sevilla Luis Frontela y el matrimonio de médicos formado por Francisco Javier Martínez y María Jesús Clavera, pero que la descartó porque carecía de base científica.

Fungairiño recuerda que los supuestos tomates tóxicos nunca aparecieron, ni siquiera como muestra; que era mucha coincidencia que una partida de tomates siguiera los mismos recorridos de venta que el aceite, ya que fue allí donde se produjeron las muertes y lesiones, y que los científicos dejaron claro que los síntomas de los enfermos no tenían similitud con los envenenamientos por pesticidas.

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El fiscal ha evitado pronunciarse sobre la sentencia, aunque personas que le conocen han señalado que en el caso de que el fallo no se ajuste en lo general a sus peticiones presentará recurso de casación.

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