Una pinacoteca excepcional

Admirada por el público español en todas sus posibilidades -obras maestras modernas, antiguas, e incluso a través de la curiosa especialidad de pintura americana del siglo XIX-, la excepcional calidad de la colección Thyssen-Bornesmisza está suficientemente acreditada entre nosotros. El acuerdo firmado supone la cesión temporal, mediante régimen de alquiler, de 775 obras seleccionadas entre las mejores. Setecientas de estas 775 se exhibirán en el palacio de Villahermosa, mientras que las 75 restantes lo harán en el monasterio de Pedralbes, en Barcelona.Desde el punto de vista artístico, el acu...

Admirada por el público español en todas sus posibilidades -obras maestras modernas, antiguas, e incluso a través de la curiosa especialidad de pintura americana del siglo XIX-, la excepcional calidad de la colección Thyssen-Bornesmisza está suficientemente acreditada entre nosotros. El acuerdo firmado supone la cesión temporal, mediante régimen de alquiler, de 775 obras seleccionadas entre las mejores. Setecientas de estas 775 se exhibirán en el palacio de Villahermosa, mientras que las 75 restantes lo harán en el monasterio de Pedralbes, en Barcelona.Desde el punto de vista artístico, el acuerdo es extraordinariamente positivo para el público español, que aún no tiene la posibilidad de contemplar de forma permanente un conjunto representativo de pintura del siglo XX, campo en el que la colección del barón posee obras excelentes del impresionismo, expresionismo alemán, cubismo, futurismo, neoplasticismo, constructivismo, suprematismo, dadaísmo, surrealismo, nueva objetividad, expresionismo abstracto americano, etcétera, todo lo cual, traducido a nombres singulares, significa una relación impresionante de figuras como Manet, Monet, Renoir, Sisley, Pissarro, Gauguin, Van Gogh, Cézanne, Toulouse-Lautrec, etcétera, hasta llegar a las grandes personalidades de nuestro siglo como Picasso, Gris, Kandinsky, Kokoschka, Mondrian, Lejer, Schwitters, Beckmann, Magritte, Dalí, Errist, Pollock, Still, Giacometti, L. Freud, Bacon y Kitaj, etcétera.

Nuestras carencias en arte antiguo son, desde luego, con el Museo del Prado, mucho menores, pero sería una absurda fatuidad hacer de menos lo que aporta a este respecto la colección del barón, que también tiene un relevante lote de obras del Renacimiento italiano -siglos XIV y XV- y centroeuropeo que llenan lagunas de nuestras colecciones oficiales. En este sentido, conviene llamar la atención sobre algunos nombres como A. Altdorfer, Burgkmair, Duccio Domenico Ghirlandaio, Fra Angelico, Antonello P. Messina, Gentile y Giovarmi, Francesco del Cossa, Carpaccio y Bellini.De todas formas, con la firma del acuerdo se inicia una nueva etapa que nos obliga a no conformarnos con lo ya conseguido, aun siendo importante y a pesar de haberse obtenido en disputa con países y fundaciones privadas de todo el mundo muchísimo más poderosos que el nuestro. Alegrémonos, pues, pero, insisto, ahora queda una larga, complicada y comprometida tarea: lograr la plena posesión de este depósito temporal en régimen de arrendamiento y hacerlo de manera que con ello se culmine una gestión de administración temporal, cuya idoneidad será el mejor aval no solo para esa plena posesión, sino también para el establecimiento de una ejemplaridad internacional que sirva de apoyo al protagonismo que nuestro país va a tener que asumir en los próximos tres años por diversos motivos de todos conocidos.