La oposición chilena apuesta por las elecciones libres

Los tres principales líderes de la Campaña por las Elecciones Libres en Chile -Andrés Zaldívar, Sergio Molina y Ricardo Lagos- aseguraron ayer que en su país se vive "la última oportunidad para obtener una derrota política del régimen militar", tras lo cual se impondrá inevitablemente la violencia. Los dirigentes serán recibidos hoy en Madrid por el presidente del Gobierno, Felipe González, en el inicio de una gira europea para explicar los detalles de la campaña. "El tiempo de la estrategia de la presión democrática y de la negociación para la terminar con la dictadura es ahora o nunca", dije...

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Los tres principales líderes de la Campaña por las Elecciones Libres en Chile -Andrés Zaldívar, Sergio Molina y Ricardo Lagos- aseguraron ayer que en su país se vive "la última oportunidad para obtener una derrota política del régimen militar", tras lo cual se impondrá inevitablemente la violencia. Los dirigentes serán recibidos hoy en Madrid por el presidente del Gobierno, Felipe González, en el inicio de una gira europea para explicar los detalles de la campaña. "El tiempo de la estrategia de la presión democrática y de la negociación para la terminar con la dictadura es ahora o nunca", dijeron.Andrés Zaldivar, ex presidente de la Internacional Democristiana, encabeza el Comité de Partidos por las Elecciones Libres; Ricardo Lagos, socialista, preside el Comité de Izquierda, y Sergio Molina es el presidente de un Comité de Personalidades por el mismo objetivo. Los tres han logrado una coordinación para realizar una campaña común que, según dicen, intentará ejercer una presión nacional para obligar al general Augusto Pinochet a convocar elecciones libres o, en su defecto, impedir la perpetuación del régimen militar mediante el fraude.

"Tenemos tres opciones: conseguir la realización de elecciones libres, como en Corea del Sur; acudir a un plebiscito si se dan las garantías suficientes, y ganarlo, como en Uruguay, o ejercer una presión nacional e internacional en contra del fraude, como en Filipinas. Estamos preparados para las tres posibilidades", explica Zaldívar.

Según Lagos, la oposición tiene en la actualidad las mejores posibilidades de triunfo de los 14 años de dictadura: "Hasta ahora, la estrategia de confrontación pretendía obligar a Pinochet a salir del bunker. El, por lo tanto, ganaba con sólo atrincherarse en sus reductos. Ahora Pinochet está obligado por su propia institucionalidad a embarcarse en una aventura eleccionaria. En ese camino pensamos derrotarle".

La Constitución actual chilena, redactada por instrucciones de Pinochet y puesta en práctica en 1981, establece que el régimen militar deberá presentar un candidato único a un plebiscito a efectuar en 1989. En caso de perder ese plebiscito, el régimen está obligado a convocar elecciones libres en el plazo de un año.

"Tenemos poco tiempo", dice Sergio Molina, "porque nos hemos propuesto la meta de que se inscriban al menos seis millones de personas en el censo electoral, de los ocho millones posibles, lo cual no es una tarea fácil, ante las dificultades que ha puesto el régimen". Según los dirigentes, al régimen le interesa un menor número de inscritos, para facilitar un eventual fraude. Además, la campaña prevé la formación de 150.000 activistas que vigilarán" el posible plebiscito, publicidad nacional, realización de mitines y propaganda masiva cara a cara.

Según explican los dirigentes, la campaña por las elecciones libres es apoyada activamente por la totalidad de los partidos opositores, con la excepción del Partido Comunista de Chile (PCCh) y del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). "El PCCh se ha automarginado de esta iniciativa y corre el riesgo de resultar aislado, desprestigiado y dividido", dice Lagos.

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