17 expositores participan en la IV Muestra del Libro Antiguo

Un total de 17 expositores participa este año en la IV Muestra del Libro Antiguo, que desde el miércoles y hasta mañana, domingo, se celebra en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Ejemplares incunables, viejos libros de viajes, deportes o especialidades científicas constituyen algunos de los máximos atractivos con que el visitante puede encontrarse en una feria en la que no sólo es importante comprar, sino que también se puede disfrutar tocando y dando un vistazo a piezas excepcionales.

Juan Llorente Aguado, coordinador del certamen, explica que la mayor parte de los libreros pres...

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Un total de 17 expositores participa este año en la IV Muestra del Libro Antiguo, que desde el miércoles y hasta mañana, domingo, se celebra en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Ejemplares incunables, viejos libros de viajes, deportes o especialidades científicas constituyen algunos de los máximos atractivos con que el visitante puede encontrarse en una feria en la que no sólo es importante comprar, sino que también se puede disfrutar tocando y dando un vistazo a piezas excepcionales.

Juan Llorente Aguado, coordinador del certamen, explica que la mayor parte de los libreros presentes en esta cuarta muestra procede de Madrid (tres son de Barcelona, uno de Sevilla y otro de Bilbao) y que la organización de la feria no persigue fines económicos, sino que los participantes disfruten mostrándose entre ellos lo mejor de sus respectivas tiendas. "Aquí no sólo traemos lo más elegido de nuestras respectivas librerías", dice Llorente, "sino que también tenemos ejemplares que son propiedad particular nuestra y que no están en venta".

De todas formas, las ventas de las que habla el coordinador no son muy frecuentes en este tipo de muestras. Los precios medios de cada una de estas joyas bibliográficas, unas 20.000 pesetas, son poco asequibles para el ciudadano corriente. El 40% de las transacciones que se realizan durante el certamen es protagonizado por los propios libreros.

El contacto con los clientes que surgen entre los visitantes suele tener una rentabilidad a largo plazo. Es, como dice Llorente, un negocio a largo plazo, una toma de contacto con el futuro comprador. "Esto no es un negocio", insiste Llorente, "sino un encuentro entre bibliófilos".

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