Descubierto en Santander un instrumento musical arqueológico

Fernando Gomarin, de 35 años, etnomusicólogo cántabro perteneciente a la Sociedad Española de Musicología, acaba de realizar un descubrimiento arqueológico que, en su opinión, puede ser clave para el estudio musical de épocas prehistóricas e incluso históricas. Se trata de un instrumento que uno o dos siglos antes de Cristo debió sonar como una corneta y cuyo elemento principal es parte de la cornamenta de un ciervo. Fue encontrado en el curso de excavaciones llevadas a cabo en un antiguo asentamiento prerromano donde hoy se alza el pueblo de Celada Marlantes, en las cercanías de Reinosa.Gomar...

Fernando Gomarin, de 35 años, etnomusicólogo cántabro perteneciente a la Sociedad Española de Musicología, acaba de realizar un descubrimiento arqueológico que, en su opinión, puede ser clave para el estudio musical de épocas prehistóricas e incluso históricas. Se trata de un instrumento que uno o dos siglos antes de Cristo debió sonar como una corneta y cuyo elemento principal es parte de la cornamenta de un ciervo. Fue encontrado en el curso de excavaciones llevadas a cabo en un antiguo asentamiento prerromano donde hoy se alza el pueblo de Celada Marlantes, en las cercanías de Reinosa.Gomarin lo halló en un viejo arcón de un coleccionista privado del pueblo de Matamorosa repleto de astas extraídas en Celada. Llamó preferentemente su atención la limpieza con que las puntas del asta habían sido cortadas. Al proceder a su limpieza y examen, comprobó que el interior de la cornamenta no era compacto, aunque el transcurso de los siglos lo había llenado de tierra espesa y arcillosa. El pulcro tratamiento del objeto hizo descubrir a Gomarin cuatro agujeros y una embocadura en una de las puntas, rematada a dos planos.

La corneta está construida utilizando la roseta de una cornamenta derecha de cervus elaphus, y la embocadura se adapta a los labios del ejecutante.