Tribuna:Hoy finaliza la visita del presidente norteamericano a España

Malos tiempos para la lírica

Cuando Eisenhower visitó España en 1959, la escasa izquierda organizada que no estaba en la cárcel trató de montar un cirio y sólo salió una pequeña candela que casi pasó inadvertida. Eisenhower venía en viaje de despedida y se avecinaba una administración demócrata que intranquilizaba al franquismo. Los pactos hispanoamericanos eran la alianza vergonzante de Occidente con la única dictadura que había sobrevivido a una condena explícita en Nuremberg y en la ONU después de la II Guerra Mundial. La visita fue aprovechada por el régimen para demostrar que disponía no sólo de policía interior sino...

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Cuando Eisenhower visitó España en 1959, la escasa izquierda organizada que no estaba en la cárcel trató de montar un cirio y sólo salió una pequeña candela que casi pasó inadvertida. Eisenhower venía en viaje de despedida y se avecinaba una administración demócrata que intranquilizaba al franquismo. Los pactos hispanoamericanos eran la alianza vergonzante de Occidente con la única dictadura que había sobrevivido a una condena explícita en Nuremberg y en la ONU después de la II Guerra Mundial. La visita fue aprovechada por el régimen para demostrar que disponía no sólo de policía interior sino también de policía exterior. Se movilizaron las manifestaciones de adhesión pertinentes y lo demás fue silencio. Malos tiempos para la épica.Nixon y Kissinger vinieron a España para ver cómo estaba Franco. Kissínger ha confesado que les interesaba mucho comprobar de cerca el estado del anciano y Franco consiguió no dormirse ante Nixon, pero el sueño pudo más que él en presencia de Kissinger. Ambos fueron viajes de relaciones públicas pero privadas, es decir, de escaparate internacional y dejaron a la población en la más absoluta abstinencia. Ford logró bajar la escalerilla del avión sin caerse y posteriormente dar la mano y sonreír al mismo tiempo. Pocas veces conseguía realizar dos acciones simultáneas. Y luego Carter dio a su víaje el carácter de un espaldarazo a una democracia controlada, en gran parte pactada bajo el visto bueno del Departamento de Estado. De hecho, la democracia española era la prueba del nueve de su política de extensión de los Derechos Humanos por el mundo entero, salvo América Latina. El pueblo español seguía sin reaccionar ante la visita de los emperadores. Aún no había una clara conciencia de pertenecer a una provincia del Imperio.

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Aparentemente la visita de Reagan tiene trazas de rodeo. Hay que domar el potro europeo y el Gobierno socialista ha dejado hacer y decir para luego venderle a Reagan la dificultad de ser un aliado fiel. El sentimiento antiamericanista evidente va a ser utilizado para situar al elector español ante el dilema o más americanos u OTAN. Como es casi lo mismo, hasta el propio Reagan puede prestarse al juego de ser el mal mayor que propicia el mal menor.

El papel de presidente de Estados Unidos está lleno de matices y los guionistas lo bordan, como está bordando la estrategia del proatlantismo el Gobierno socialista, aunque parezca todo lo contrario.

.Reagan ha minimizado la protesta popular. Está acostumbrado a ser atacado, como los luchadores de catch que hacen de malos. Al fin y al cabo la protesta popular es un género lírico y los tiempos son malos para la lírica.

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