Nuevo parón en la recta final para la ampliación del Mercado Común

El Gobierno francés intenta restar importancia a las últimas dificultades para el ingreso de España en la Comunidad

Las autoridades francesas se esforzaban ayer en restar importancia al brusco frenazo experimentado el pasado jueves en las negociaciones para la adhesión de España a la CEE. Las fuentes consultadas por EL PAIS dan por seguro que el acuerdo será completado el próximo día 29 por los propios jefes de Estado y de Gobierno de los diez. Para la mayor parte de los observadores, se trata de un golpe de teatro: ante un tema tan polémico como la ampliación de la CEE, y cuando miles de agricultores protestan por los precios agrarios (varias decenas de miles ocuparon ayer 13 ciudades en todo el país), el ...

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Las autoridades francesas se esforzaban ayer en restar importancia al brusco frenazo experimentado el pasado jueves en las negociaciones para la adhesión de España a la CEE. Las fuentes consultadas por EL PAIS dan por seguro que el acuerdo será completado el próximo día 29 por los propios jefes de Estado y de Gobierno de los diez. Para la mayor parte de los observadores, se trata de un golpe de teatro: ante un tema tan polémico como la ampliación de la CEE, y cuando miles de agricultores protestan por los precios agrarios (varias decenas de miles ocuparon ayer 13 ciudades en todo el país), el Gobierno galo tiene que demostrar que lucha hasta el final. Y el final no era el pasado jueves, sino el próximo día 29.

"Francia sigue pensando que la ampliación es necesaria y útil. Lo ocurrido no es grave ni dramático", aseguró un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores quien recordó que las negociaciones son especialmente importantes para Francia porque es el único país comunitario que tiene frontera con España y porque su balanza comercial con Madrid es ampliamente deficitaria.Los negociadores franceses ofrecen una explicación formal para el frenazo. Primero el vino Todos los países comunitarios aceptan que hay excedentes de vino de mesa y que a partir de una cierta cifra de producción habrá que destilarlo para no inundar el mercado.

Fijar un tope

El problema es fijar el tope de España. Los franceses recuerdan la guerra con Italia y quieren que la producción española se limite a 27 millones de hectolitros (oficialmente la cifra barajada son 25 millones, pero existe un margen de negociación). Según sus datos, el acuerdo propuesto por los otros países suponía entre 30 y 32 millones de hectolitros.

Algunos rumores que circu laron en Bruselas afirmaban que el ministro de Agricultura, Michel Rocard, estaba tan preocu pado por el tema del vino que llegó a amenazar con dimitir si no le seguían sus indicaciones. El rumor, quizá lanzado por los propios interesados, es poco probable, lo que no impide que Rocard haya sido uno de los minis tros más empeñados en retrasa el acuerdo hasta el día 29.

El segundo tema de discrepancia es la pesca. España y los diez han aceptado que existan dos listas: una con el número total de barcos españoles que podrán faenar en aguas comunitarias y otra con los barcos que podrán estar presentes al mismo tiempo En teoría, la diferencia en la lista B es de sólo 20 pesqueros, pero en la práctica París estima que lo que se juega es la reestructuración de la flota española.

El retraso permitiría que fuera el propio François Mitterrand el padrino del acuerdo. El presidente de la República, que siempre ha mostrado un gran interés por los temas europeos, aparecería como el responsable final de la ampliación de la Comunidad.

Nadie quiere envenenar las cosas -insisten fuentes francesas-, simplemente no se ha llegado a un acuerdo porque aún tenemos una semana por delante antes de la fecha tope. Siete días en los que mantener contactos bilaterales con España y apurar los más mínimos márgenes de negociación.

Para colmo, si el acuerdo se hubiera producido el jueves habría coincidido con la manifestación de agricultores franceses, que se echaron ayer a las calles y carreteras, como cada año a fines de marzo, para protestar contra el mínimo incremento de precios agrarios que propone Bruselas. Los embotellamientos y barricadas en las principales vías del país obligaron a la policía a establecer desvíos y una operación especial de circulación. Los agricultores circularon a marcha lenta con sus vehículos también por la autopista que enlaza la ciudad francesa de Perpignan con la frontera española de la Junquera. Esta frontera permaneció cerrada por espacio de cinco horas, en previsión de posibles incidentes con los agricultores franceses. Los manifestantes recorrieron los accesos fronterizos a marcha lenta e impidiendo el tránsito normal.

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