La Junta de Andalucía establece un control sobre las obras del patrimonio artístico

La Junta de Andalucía parece decidida a ejercer con energía sus competencias en materia de cultura, y desde hace unas semanas ha detenido una serie de obras que, a juicio del consejero de Cultura, Javier Torres Vela, dañaban el patrimonio artístico. Paralizaciones en Granada (la muy polémica de la Alhambra), Jerez, Sevilla, Ubeda y Baeza parecen formar parte de una estrategia de ejercicio firme de las competencias y de defensa del patrimonio artístico, como vía de expresión del poder político del Gobierno autónomo.

En las últimas semanas, la Consejería de Cultura ha ordenado la suspensi...

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La Junta de Andalucía parece decidida a ejercer con energía sus competencias en materia de cultura, y desde hace unas semanas ha detenido una serie de obras que, a juicio del consejero de Cultura, Javier Torres Vela, dañaban el patrimonio artístico. Paralizaciones en Granada (la muy polémica de la Alhambra), Jerez, Sevilla, Ubeda y Baeza parecen formar parte de una estrategia de ejercicio firme de las competencias y de defensa del patrimonio artístico, como vía de expresión del poder político del Gobierno autónomo.

En las últimas semanas, la Consejería de Cultura ha ordenado la suspensión de un proyecto de urbanización en la vecindad de la Alhambra, conocido como Los Alijares, mediante el recurso de ampliar el entorno protegido; ha paralizado unas obras de remodelación del Ayuntamiento Viejo de Jerez, tras dura polémica con el alcalde de la ciudad, por estimar que dañaban el carácter histórico del monumento; ha hecho una llamada de atención, por la misma razón, un proyecto a ejecutar en el Museo de Bellas Artes de Sevilla y en el Hospital de San Juan de Dios de Baeza, del siglo XVI, y en el ayuntamiento pretendía realizar una remodelación para convertirlo en casa de la cultura. Asimismo, ha suspendido en Úbeda unas obras de instalación de conductos que dañaban un yacimiento arqueológico y, por motivos semejantes, se detuvieron las obras de un aparcamiento subterráneo que se estaba construyendo en la Avenida Gran Capitán de Córdoba.La Junta obtuvo sus transferencias en materia de Cultura a finales de febrero del año pasado, tras una larguísima polémica, con ribetes bizantinos, en torno a quién era propietario de la Alhambra, si el Estado o la comunidad autónoma. Esta disputa atrasó en muchos meses la firma del decreto de transferencias, que finalmente eludió con una redacción hábil el asunto de la propiedad, y que concedía a la Junta "Ias funciones y servicios que el Estado asume por sí o por medio del Patronato de la Alhambra y Generalife, cuya composición reglamento y régimen jurídico quedan bajo la competencia ec la Junta de Andalucía". La comunidad autónoma se responsabilizaba de la custodia, administración y conservación de todo e conjunto".

Un error de Torres Vela

Con la Alhambra, la Junta heredó un problema: un proyecto con todas las bendiciones, de construcción de una urbanización en la vecindad del monumento. La decisión de paralizar lo provocó una crisis política de cierta importancia en el seno de PSOE de Andalucía, pues el alcalde de la ciudad, Antonio Jara del mismo partido del que desde la Junta detenía el proyecto, reaccionó con fortísimas declaraciones contra esta decisión. Para más complicar las cosas, el propio consejero de Cultura, Javier Torres Vela, había dado su voto afirmativo, como concejal del Ayuntamiento de Granada, cuando éste votó el Avance del Plan General de Ordenación Urbana, que permitía actuaciones urbanísticas en la zona. En conferencia de prensa convocada expresamente para hablar del tema tuvo que aceptar que se equivocó en aquella ocasión.La paralización de Los Alijares le costará a la Junta de Andalucía una cantidad de dinero aún no evaluada, pero que sin duda será importante. El procedimiento empleado ha sido el de incoar un expediente de ampliación del recinto monumental de la Alhambra. El procedimiento que se espera ahora es que los promotores recurran y que el juez fije un justiprecio.

Pese al tropiezo sufrido en Granada, la Junta parece decidida, sin embargo, a efectuar una política de Firmeza en materia de patrimonio, que parece haber escogido como una de las vías de expresión del poder autonómico. Las acciones realizadas en este sentido han tenido eco a través de los medios de comunicación. Una ejecución más afortunada que la de la detención del proyecto de Los Alijares ha tenido la suspensión de obras del Ayuntamiento Viejo de Jerez.

El alcalde de la ciudad, el andalucista Pedro Pacheco, reacionó también con fuerza y acusó a la Junta de utilizar políticamente el asunto y de hacer objeto de persecución al arquitecto Rafael Manzano, director de las obras. Pero la Junta se siente tan segura en este asunto que lo va a llevar al Parlamento a trajes de interpelación al propio consejero de Cultura para que explique sus razones, y para que Pedro Pacheco, que al tiempo que alcalde de Jerez es diputado en el Parlamento autónomo, se vea obligado a subir al estrado y sufrir lo que se espera sea una derrota.

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