La oposición chilena prepara la huelga general que vivirá el país en los 11 años de dictadura militar

Para la mayoría de los dirigentes de la oposición chilena, el próximo, paso de su ofensiva antigubernamental debe ser la convocatoria de una huelga general, por primera vez en 11 años. Múltiples reuniones para definir la forma y la ocasión del paro nacional están realizándose entre las cúpulas políticas y sindicales, pese a la intensa campaña de amedrentamiento desatada por el régimen militar.

Definida como un objetivo central de la estrategia opositora, la huelga nacional puede ser una realidad a corto plazo, tras el éxito que tuvieron las jornadas de protesta convocadas los pasados 4 ...

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Para la mayoría de los dirigentes de la oposición chilena, el próximo, paso de su ofensiva antigubernamental debe ser la convocatoria de una huelga general, por primera vez en 11 años. Múltiples reuniones para definir la forma y la ocasión del paro nacional están realizándose entre las cúpulas políticas y sindicales, pese a la intensa campaña de amedrentamiento desatada por el régimen militar.

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Definida como un objetivo central de la estrategia opositora, la huelga nacional puede ser una realidad a corto plazo, tras el éxito que tuvieron las jornadas de protesta convocadas los pasados 4 y 5 de septiembre, días en los que casi se paralizó la actividad de las principales ciudades del país.La protesta, calificada como "un peligroso germen de subversión" por el general Augusto Pinochet en su discurso anual del 11 de septiembre, incluyó por primera vez una paralización de actividades en las universidades, parte del comercio y sectores del transporte público de pasajeros y de carga terrestre.

El Gobierno decretó el toque de queda la primera noche de la protesta, pero en ambas jornadas (4 y 5) las calles céntricas de Santiago quedaron vacías desde poco después del mediodía. Simultáneamente, la población tocó sus cacerolas y salió a las calles desafiando la represión policial, que actuó con energía, dejando un saldo de nueve muertos, más de un centenar de heridos y por lo menos 1.000 detenidos.

"El pueblo ya perdió el miedo. Existen las condiciones, para planificar un paro nacional", dijo uno de los dirigentes del Comando Nacional por la Protesta., la organización coordinadora de las jornadas de movilización opositora, constituida por dirigentes de los tres bloques políticos disidentes y el Comando Nacional de Trabajadores.

Pinochet amenaza

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Hasta ahora la convocatoria de huelga no ha sido anunciada, debido a que no se ha decidido la fecha y también porque el Gobierno ha amenazado con procesar y hacer, detener a todos los dirigentes que la promuevan.El lunes pasado comenzó el proceso judicial contra 10 dirigentes de la oposición acusados por el Gobierno de pretender derrocar al régimen a través de una paralización general de actividades. Entre el grupo, que podría ser ampliado, según amenazan las autoridades, se encuentra el líder democristiano Gabriel Valdés y el presidente del Movimiento Democrático Popular (MDP), Manuel Almeyda.

"Emplearemos todos los medios legales contra los autores intelectuales de las protestas y utilizaremos todas las herramientas a nuestro alcance, por drásticas que sean para evitar nuevas jornadas opositoras", dijo Pinochet durante su discurso del 11 de septiembre.

Mientras hablaba, un grupo de los más altos dirigentes del Comando, Nacional de Trabajadores, encabezado por el líder Rodolfo Seguel, se reunió para acordar las condiciones del paro nacional en una sesión calificada más tarde por ellos como "la más trascendental que hemos tenido en el comando".

Desde el 4 hasta el 11 de septiembre se registraron, casi sin interrupción, numerosas manifestaciones de protesta en Santiago y las principales ciudades del país, en el marco de una estrategia que los analistas políticos de la oposición han calificado como proceso "de maduración de las condiciones para la huelga general".

Los más altos dirigentes de la Alianza Democrática, la coalición más moderada dentro de la oposición, habían adelantado poco antes de la protesta que "el paro nacional es la consecuencia lógica y el paso más importante en nuestra batalla pata, derrocar a la dictadura".

Quedan todavía problemas importantes, que resolver para que una huelga general tenga éxito. Entre ellos, la existencia de un ejército de desempleados que supera el 20% de la masa laboral y que está aguardando para ocupar los puestos de los que aún trabajan. Están también las continuas amenazas de represión a que deben hacer frente los dirigentes nacionales y locales que se dispongan a preparar la huelga.

Pero, por primera vez en los 11 años de dictadura, la oposición unida ha logrado el consenso en tomo a la idea de que la huelga es la opción más importante ante un régimen cada vez más aislado y dispuesto a atrincherarse en el poder sin negociar.

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