Tribuna:

El hijo del capitán

Golpean, humillan al capitán perdedor en presencia de su hijo y Dostoievski utiliza la imagen como una metáfora sentimental, una metáfora sentimental más de Los hermanos Karamazov. El humillado acaba por no saber sentirse ofendido y es su hijo, el niño, el que trata de recuperar la dignidad de su padre; la necesita, porque necesita amarle.Al senador Casas Vila le ametrallaron en presencia de su hijo. No es el primer caso en la historia de la infamia, incluso en ocasiones los hijos han sido ametrallados junto a sus padres, y en Chile la habilidad del matarife de Pinochet o la tenacidad d...

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Golpean, humillan al capitán perdedor en presencia de su hijo y Dostoievski utiliza la imagen como una metáfora sentimental, una metáfora sentimental más de Los hermanos Karamazov. El humillado acaba por no saber sentirse ofendido y es su hijo, el niño, el que trata de recuperar la dignidad de su padre; la necesita, porque necesita amarle.Al senador Casas Vila le ametrallaron en presencia de su hijo. No es el primer caso en la historia de la infamia, incluso en ocasiones los hijos han sido ametrallados junto a sus padres, y en Chile la habilidad del matarife de Pinochet o la tenacidad del niño permitió que al día siguiente el cadáver del hijo siguiera teniendo las manos agarradas a la pernera del cadáver del padre.

Pero no nos vayamos tan lejos. El GAL mató también a un etarra en presencia de su hijo y se demuestra que en esta guerra sucia se ha perdido incluso el respeto a la sin duda última voluntad de la víctima:

-Mire usted, que no vea el chico cómo me ametrallan, prefiero que me recuerde disfrazado de padre, aunque sea de padre mediocremente invulnerable.

Acabarán asesinándote mientras ayudas al chico a declinar el silva silvae o escuchas sus opiniones sobre el tecno-rock o la manía de Clemente de tener a Sarabia en el banquillo hasta la segunda parte.

Y aunque el asesino tenga la puntería o la gentileza de no darle al muchacho, sin duda habría podido buscar ese momento de soledad en el que la pieza baja al riachuelo a beber y luego la encuentran muerta los suyos y la lloran igual, pero no es lo mismo que te la maten en casa, es una cabronada que ni en la madriguera estés a salvo y salpiques de sangre ojos que te respetan, incluso que te quieren.

Los terroristas ya no leen a Dostoievski. Con 20 duros de fanatismo se van al tiro al blanco y matan lo justo para recuperar los 20 duros de fanatismo y volver a apuntar.

Mañana, capitanes, que no les abran la puerta vuestros hijos. No dejéis que os ametrallen en su presencia.

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