Tribuna:

Presencia de la inventiva escultórica

Uno de los aspectos artísticamente más sobresalientes de la presente edición de Arco es la escultura. Me parece un dato interesante porque habiéndose transmutado en el arte contemporáneo la tradicional sujeción con que era aherrojada la escultura por una libertad casi vertiginosa -lo que da pie a errores y aciertos igualmente clamorosos-, su presencia, más numerosa o más intensa, revela casi siempre una elevación de la fiebre iriventiva. La heterogeneidad de las piezas que pueden verse en la presente feria impide, de todas formas, un balance valorativo global del fenómeno, pero no la constatac...

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Uno de los aspectos artísticamente más sobresalientes de la presente edición de Arco es la escultura. Me parece un dato interesante porque habiéndose transmutado en el arte contemporáneo la tradicional sujeción con que era aherrojada la escultura por una libertad casi vertiginosa -lo que da pie a errores y aciertos igualmente clamorosos-, su presencia, más numerosa o más intensa, revela casi siempre una elevación de la fiebre iriventiva. La heterogeneidad de las piezas que pueden verse en la presente feria impide, de todas formas, un balance valorativo global del fenómeno, pero no la constatación del mismo y, sobre todo, el repaso escueto de lo más destacable, aunque por razones de espacio no pueda ser hecho con toda exhaustividad.Empezando por los escultores españoles en Arco 84, y antes de cualquier tipo de comentario crítico individual, recordaré que hay obras de Palazuelo, Arroyo, Nagel, Alfaro, M. Valdés, F. Leiro, J. Cardells, J. Plensa, J. Bennassar, C. Gómez, Villelia, M. Trueba, Frechilla, T. Eguibar, Berrocal, R. Echegaray, Güell, Machú, F. Mignoni, J. R. Anda, Muyor, Medina Campeny y un forzoso etcétera, que debe excusamos de muchos olvidos imperdonables. En ese pasear perplejo e inevitablemente azaroso que es recorrer este raulticentro versicolor no se puede evitar algún punto de atracción irresistible que queda mejor grabado en la memoria.

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En este sentido no vamos a descubrir ahora a artistas de la categoría de Pablo Palazuelo (galería Maeght) o Andreu Alfaro (galería Theo), pero es muy notable que por en-, cima de la fama de ambos su obra siga pro(luciéndonos sorpresa y emoción. Con acero inoxidable, o cobre, las esculturas de Palazuelo (Arquitectura I, Umbral II y III, Lauda VI o Viaje inmóvil I) son un bellísimo conjunto de pliegues y repliegues, nítidos cortes, Compactas formas solemnes, ligerezas aerodinárnicas, espejismos y fulgores: un continuo encantamiento. Andreu Alfaro, por su parte, en el mejor momento de su fecunda carrera artística, ha montado uno de los más hermosos pabellones de la feria, donde evolucionan sus gráciles hierros danzarines, algunos tan rotundos como los titulados El libro abierto o La puerta.

Joan Cardells (galería Fernando Vijande), cuyo original uso del fibrocemento le ha hecho recientemente merecedor de un primer puesto como escultor, sigue explorando con plena eficacia sus patrones, cada vez más sutilizados. Los Deshollinadores de Eduardo Arroyo (galería Alençon), uno de sus hallazgos plásticos últimos más impresionante, forinan una serie inolvidable. Tampoco se puede pasar de largo ante las fantásticas criaturas delicuescentes de Andrés Nagel (galería Alençon), como obligan a detenernos las materializadas en bellos bloques de madera y esquemáticas líneas de hierro por Manolo Valdés (galería Del Palau). Los elegantes y dúctiles metacrilatos de Fernando Mignoni (galería D. René) le están abriendo a este refinado artista un campo plástico de infinitas posibilidades, que desarrolla con evidente gusto. Entre los más jóvenes o, hasta el momento, menos conocidos creo que merece la pena destacar a José Ramón Anda (galería Windsor), Ricardo Echegaray (galería Egam) -que trata al hierro como cartón-, F. Leiro (galería Montenegro) y, sobre todo, las cerámicas de Joan Bennassa (galería Pelaires), unos maravillosos tapices de Consuelo Gómez (galería Dieciséis) y la progresión constante de Jaume Plensa (galería I. Lassaleta), que exhibe un Torso verdaderamente emocionante.

Las galerías italianas Toselli y Pieroni presentan un conjunto de piezas notabilísimo. La primera de las citadas con obras de Merz, Paladino, B. Woodrow, A. Boetti y Tony Cragg; la segunda, también con Boetti y Merz, más Pistoletto y V. Pisan¡, entre otros. Destacan asimismo los Pistoletto de Giorgio Persano, en medio de la general buena calidad de lo que han traído a esta feria los italianos.

Muy bien hay que hablar de los escultores traídos por las galerías centroeuropeas, entre las que puede resaltarse la alemana Brigitte March, responsable del montaje que ahora se muestra en el Centro Cultural de la Villa de Madrid y que para Arco ha seleccionado un variado e interesante conjunto de piezas. Con estas y otras muchas referencias no citadas se puede afirmar, por consiguiente, que la escultura ha ocupado un papel muy destacado en Arco 84.

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