Liber-83

Los editores españoles ven con optimismo el futuro de la industria del libro basado en las nuevas tecnologías

En un plazo no muy superior a los cinco años, el sector editorial español puede protagonizar una revolución industrial del libro en la que las nuevas tecnologías, lejos de suponer una amenaza, sean asimiladas y abran campos de información y expansión ahora inéditos. Este criterio optimista es unánimemente compartido en Liber 83, quienes, aun reconociendo la situación de crisis actual, consideran este certamen como una prueba de las inmensas posibilidades de renovación del sector.

Un ambiente de optimismo generalizado se vive entre los 500 editores que exponen en el palacio de Cristal de...

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En un plazo no muy superior a los cinco años, el sector editorial español puede protagonizar una revolución industrial del libro en la que las nuevas tecnologías, lejos de suponer una amenaza, sean asimiladas y abran campos de información y expansión ahora inéditos. Este criterio optimista es unánimemente compartido en Liber 83, quienes, aun reconociendo la situación de crisis actual, consideran este certamen como una prueba de las inmensas posibilidades de renovación del sector.

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Un ambiente de optimismo generalizado se vive entre los 500 editores que exponen en el palacio de Cristal de la Casa de Campo. Al margen del interés de los profesionales del libro, los expositores se muestran satisfechos por la demanda de información del público visitante que se desplaza al recinto por las tardes. En este marco de optimismo, ayer se firmó un acuerdo de colaboración e intercambio de información entre la Asociación de Autores soviéticos y los editores españoles.Andreu Teixidor de Ventós, administrador de la editorial Destino, de Barcelona, dice que lo que está ocurriendo en Liber 83 es una experiencia única, en la que están pudiendo comprobar cómo la gente, lejos de dejarse bombardear por la publicidad, busca libros específicos. "Es un comportamiento distinto al del visitante del parque del Retiro de Madrid o al del paseo de Gracia de Barcelona, donde la gente se pierde más en la búsqueda de novedades. Aquí vienen con ideas muy claras, lo que permite pensar en un nivel cultural importante".

Pero al margen de los contactos entre profesionales y público, los editores han tenido una ocasión de encuentro para revisar la situación y las expectativas del sector. En este sentido, los participantes han hablado de la repercusión que sobre el libro tradicional tienen los últimos avances tecnológicos.

Coediciones

La opinión general es totalmente optimista. Ignacio Cardenal, de la editorial Alfaguara, afirma que no habrá sustitución del libro por los nuevos medios, sino que ambos se acabarán complementando. "La relación íntima entre la persona y el libro no es sustituible por nada, ya que la lectura es uno de los pocos actos íntimos que le quedan al individuo".Dentro de esa posibilidad complementaria, Erich Ruiz, de la editorial Alhambra, pone como ejemplo el hecho de que todas aquellas novelas que han sido llevadas a la televisión se han convertido en grandes éxitos de ventas, y que lo mismo ocurre con los libros para seguir los cursos de lengua inglesa que se imparten por televisión.

Federico Ibáñez, de la editorial Castalia, está convencido de que la cultura de los vídeos no se comerá a la del libro. "Porque el libro es un paquete de información que no exige disponer de un enchufe conectado a la red eléctrica, lo que da unas posibilidades de libertad insustituibles, y porque mientras que todo libro genera un contralibro, el vídeo se muere en sí mismo".

José Luis Monreal, presidente del grupo editorial Océano, de Barcelona, concluye afirmando que lo único que puede desaparecer es la subliteratura y los géneros menores. "La cultura, de los ordenadores y de los vídeos nos va a exigir mucha más producción porque nos tenemos que adaptar a los avances casi diarios de las nuevas tecnologías".

La actualización de los planes de enseñanza en función de los nuevos avances tecnológicos y la realización de una amplia red de bibliotecas son otros dos factores que, de la mano de la nueva Administración, pueden colaborar a las expectativas optimistas del sector editorial.

Respecto a la salida de la crisis actual, los editores explican que su mayor problema está en el mercado suramericano, en el que trabajan casi todos los editores españoles. "Son mercados que se han hundido", dice Andreu Teixidor, de Destino, "y que nos han ocasionado pérdidas. Prueba de que el nuestro es un sector sano, es que nos hemos podido ajustar, en líneas generales, a la caída del mercado americano. Nuestra salida está en la coedición con los países del mercado latinoamericano, y aquí nos volverán a beneficiar los avances tecnológicos".

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