El desarme europeo

Propuestas para un diálogo de sordos

Las negociaciones de Ginebra sobre los euromisiles han transcurrido a través de una diversidad de propuestas que no han servido, hasta el momento, para desbloquear la situación ni para que el proceso dejara de parecer un diálogo de sordos. La URSS, en un principio, rechazó la idea misma de negociar mientras la OTAN no renunciara a la idea misma del despliegue. Finalmente, las negociaciones se abrieron en noviembre de 1981 con la propuesta de Ronald Reagan de la opción cero, es decir, la eliminación de todos los misiles de alcance intermedio de la faz del globo.Como era de suponerse, la ...

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Las negociaciones de Ginebra sobre los euromisiles han transcurrido a través de una diversidad de propuestas que no han servido, hasta el momento, para desbloquear la situación ni para que el proceso dejara de parecer un diálogo de sordos. La URSS, en un principio, rechazó la idea misma de negociar mientras la OTAN no renunciara a la idea misma del despliegue. Finalmente, las negociaciones se abrieron en noviembre de 1981 con la propuesta de Ronald Reagan de la opción cero, es decir, la eliminación de todos los misiles de alcance intermedio de la faz del globo.Como era de suponerse, la negociación no avanzó mucho. En febrero de 1982, los soviéticos proponían reducir por fases sus sistemas de alcance intermedio (misiles y aviones) hasta 300, siempre que la OTAN renunciase a desplegar sus 572 misiles Pershing II y de crucero.

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Fue en julio de 1982 cuando se produjo el principal acontecimiento: el proyecto de acuerdo de los paseos por los bosques de los negociadores, Paul Nitze y Yuri Kvitsinky, cuyos respectivos Gobiernos rechazaron. Ambas partes contarían con un techo común de 75 lanzadores y 300 cabezas nucleares (un S S-20, con tres cabezas nucleares, y una formación de cuatro misiles de crucero con una cabeza cada uno contarían como un solo lanzador).

La mayor novedad de la propuesta es que EE UU renunciaba a desplegar sus Pershing II -verdadero temor de los soviéticos- El número de S S-20 dirigidos contra Asia quedaría congelado.

El 21 de diciembre de 1982 llegó una nueva propuesta del líder soviético Yuri Andropov: la URSS se mostraba dispuesta a reducir a 162 el número de SS-20 en el teatro europeo. Es decir, una cifra equivalente a los misiles nucleares que poseen Francia y el Reino Unido, lo que fue rechazado por la OTAN. Andropov no habló de desmantelar los restantes, que podrían ser trasladados al este de los Urales, desde donde podrían aún alcanzar territorio de la OTAN. La definición de zona europea" aún no está clara. Los soviéticos han indicado, fuera de Ginebra, que su límite oriental podría ser el paralelo 80, al este de los Urales, desde donde no ofrecerían un peligro directo a la OTAN.

Presionado por sus aliados europeos, EE UU se vio forzado a presentar, el 29 de marzo, una nueva propuesta intermedia, según la cual los SS-20 irían siendo desmantelados mientras se desplegaran los euromisiles, hasta llegar a un número similar de cabezas nucleares. Entonces, ambas partes comenzarían a reducir simultaneamente sus cohetes de alcance intermedio.

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El 3 de mayo de 1983, la URSS aceptó tomar la cabeza nuclear -en misiles y bombarderos- como unidad de cuenta, pero no varió sus otras condiciones. Traducido técnicamente, esto hubiese significado una mayor reducción de los SS-20 que la propuesta de diciembre de 1982, pero si se toman en cuenta los programas de modernización franceses y británicos, el resultado es el mismo.

En agosto, Andropov señaló que los SS-20 que sobrepasaran en número a los 162 cohetes de París y Londres serían destruidos si la OTAN no desplegaba nuevos misiles. De hecho, poca novedad había en esta propuesta que, según posteriores aclaraciones en Ginebra -de acuerdo con fuentes occidentales-, se refería a la destrucción de los lanzadores, pero no de los misiles en sí.

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