Un coro de 1.000 voces abre el Encuentro Coral de Euskadi

Un coro de más, de mil voces, tres bandas de música, cien txistularis y cinco grupos de ballet vasco participaron en la noche del miércoles en la localidad guipuzcoana de Rentería, en el Primer Encuentro Coral de Euskadi que se produce en un espectacular escenario al aire libre. Concebido como homenaje a la música vasca, el acto sirvió también de bautizo a la recién terminada plaza de la Música, donde se desarrolló el espectáculo ante más de 5.000 personas.Un monumento provisionalmente realizado en madera por el escultor Néstor Basterretxea coronaba la pirámide humana form...

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Un coro de más, de mil voces, tres bandas de música, cien txistularis y cinco grupos de ballet vasco participaron en la noche del miércoles en la localidad guipuzcoana de Rentería, en el Primer Encuentro Coral de Euskadi que se produce en un espectacular escenario al aire libre. Concebido como homenaje a la música vasca, el acto sirvió también de bautizo a la recién terminada plaza de la Música, donde se desarrolló el espectáculo ante más de 5.000 personas.Un monumento provisionalmente realizado en madera por el escultor Néstor Basterretxea coronaba la pirámide humana formada por músicos, cantantes y bailarines, que interpretaron el himno a la Música Vasca, mientras el alcalde de la ciudad, el socialista José María Gurrutxaga, y personalidades ligadas al mundo de la música realizaban una ofrenda floral a los pies de la escultura.

El himno a la Música Vasca ha sido compuesto sobre una melodía popular con arreglos de José de Uruñuela. Un poema de Eresbil, el archivo musical de Rentería, constituye la letra del mismo.

Obras de Jesús Guridi, José de Olaizola y José María González Bastida, que dirigió a músicos y cantantes, completaron un concierto de hora y media que finalizó a las doce de la noche entre el estruendo de los aplausos del público unido al sonido de campanas que difundía la megafonía, mientras coro, músicos y bailarines interpretaban la obra Cuadros vascos, de Jesús Guridi, y una cascada silenciosa de fuegos artificiales descendía desole la cúspide de la obra de Basterretxea.

El escultor, por cierto, no pudo estar presente en el acto, cuya organización corrió a cargo del coro Andra Mari, de Rentería, impulsor a la vez de la Semana Musical que cada año, desde hace once, se celebra en esta ciudad con la colaboración del Ayuntamiento.

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