Fiesta en torno al libro en el Retiro

La literatura de periodistas

Dos libros, dos novelas escritas por periodistas, han salido estos días a la calle. Por un lado, Alfonso Sobrado Palomares acaba de publicar Una larga sed -cuya presentación realizó el alcalde de Madrid, Enrique Tierno Galván- y, por otra, Javier Martínez Reverte ha visto editada su segunda novela, Sinfonía bárbara.

El acercamiento de los periodistas a la literatura, que en algunos sectores ortodoxos es contemplado con desconfianza, cuando no con un cierto menosprecio, debe ser considerado, en opinión de Martínez Reverte, como un hecho positivo.

"Lo que yo inten...

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Dos libros, dos novelas escritas por periodistas, han salido estos días a la calle. Por un lado, Alfonso Sobrado Palomares acaba de publicar Una larga sed -cuya presentación realizó el alcalde de Madrid, Enrique Tierno Galván- y, por otra, Javier Martínez Reverte ha visto editada su segunda novela, Sinfonía bárbara.

El acercamiento de los periodistas a la literatura, que en algunos sectores ortodoxos es contemplado con desconfianza, cuando no con un cierto menosprecio, debe ser considerado, en opinión de Martínez Reverte, como un hecho positivo.

"Lo que yo intento", dice, "es hacer una historia que pueda leerse, una historia que la comprenda la mayoría. Esta proximidad de los periodistas a la vida nos aleja de la tentación del elitismo, de ese escribir para uno mismo y para los amigos de uno, que convierte la literatura en algo poco apetecible".

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Para el autor, por otra parte, "la buena literatura es siempre, a la postre, una literatura de personajes, una literatura que habla de hombres. Mis personajes son seres vivos, reales, presentes, en los que he intentado profundizar para explicar cómo son y cómo viven".

Sinfonía bárbara -que fue presentada recientemente por el ministro de Administración Territorial, Javier Moscoso- narra la historia de un secuestro político en el Madrid del invierno del año 1981.

La obra comienza con la presentación, en capítulos alternativos, de cada uno de los protagonistas, y cuenta con un personaje típico del género: un periodista encargado por su periódico de la investigación del caso.

Por su parte, Una larga sed describe la explotación de una comunidad por unos pocos, que termina en el cruel levantamiento de la mayoría contra sus opresores. Está situada en el sertón portugués y narra la protesta política, moral y teológica de ese subdesarrollo.

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