Reportaje:

Presión sobre Nicaragua, reforma militar y elecciones para El Salvador son los objetivos de la Administración Reagan en Centroamérica

La Administración del presidente norteamericano, Ronald Reagan, continúa presionando por un cambio político en Nicaragua, mientras moderniza y potencia al Ejército de El Salvador, junto a las promesas de diálogo entre Gobierno y oposición cara a las próximas elecciones salvadoreñas. En medio de tal estrategia, crece en Estados Unidos la división entre liberales y conservadores en el Congreso a la hora de discutir sobre Centroamérica, mientras la opinión pública se interroga sobre si Reagan va hacia un nuevo Vietnam en las fronteras al sur de EE UU.

Cuando el presidente Reagan llevó la t...

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La Administración del presidente norteamericano, Ronald Reagan, continúa presionando por un cambio político en Nicaragua, mientras moderniza y potencia al Ejército de El Salvador, junto a las promesas de diálogo entre Gobierno y oposición cara a las próximas elecciones salvadoreñas. En medio de tal estrategia, crece en Estados Unidos la división entre liberales y conservadores en el Congreso a la hora de discutir sobre Centroamérica, mientras la opinión pública se interroga sobre si Reagan va hacia un nuevo Vietnam en las fronteras al sur de EE UU.

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Cuando el presidente Reagan llevó la temática de Centroamérica hasta el pleno del Congreso el pasado 27 de abril, intentó sensibilizar a los políticos y a la opinión pública estadounidense de la gravedad que supondría contar con "regímenes marxistas" a las puertas de Norteamérica. No negó la existencia de operaciones secretas de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) contra Nicaragua. Pero prometió, y cumplió, nombrar un enviado especial para un arreglo negociado en el conflicto de El Salvador. Mostró la vieja política de la zanahoria y el bastón.Los resultados del importante mensaje de Reagan ante el Congreso no se hicieron esperar Mientras un comité en la Cámara pedía el cese de la ayuda para operaciones encubiertas contra Nicaragua, otro en el Senado decidía mantenerla, por lo menos, hasta el próximo mes de septiembre. En cuanto a El Salvador, Washington nombró al ex senador demócrata y conservador Richard Stone para buscar alguna fórmula de diálogo entre Gobierno y oposición en El Salvador.

Si los resultados han sido contradictorios hasta el momento, con críticas y aplausos simultáneos en el Congreso en relación con la política depresión hacia Nicaragua, entre los ciudadanos el balance también es polémico. Por una parte, la embajadora de EE,UU ante las Naciones Unidas, Jeane Kirkpatrick, verdadero cerebro de la doctrina estadounidense hacia Centroamérica, es víctima de serias protestas entre los foros universitarios. Fue abucheada en Berkeley y Minessota. Debió cancelar otras apariciones en discursos de graduación universitaria de fin de curso. Algo nunca visto desde la época del Vietnam. Sin embargo, para la popularidad global del presidente, las encuestas demuestran una neta recuperación (53% aprueban su gestión y 45% la desaprueban), debido en gran parte a las buenas noticias de recuperación económica y al margen de la terapéutica de mano dura que Reagan desea aplicar en Centroamérica.

Voto de conciencia

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El mejor termómetro de la dialéctica política estadounidense hacia Centroamérica la ha dado el Congreso en las últimas s emanas. Los liberales demócratas de la Cámara de Representantes votaron contra la acción de la CIA apoyo de los 7.000 guerrilleros antisandinistas que intentan derrocar o cuando menos acosar, al Gobierno sandinista de Managua. Fue un voto de conciencia. Un voto de legalidad en cumplimiento de una resolución que, desde mediados del pasado mes de diciembre, consideró que era ilegal el que la Casa Blanca montara acciones secretas de la CIA en el exterior.

Pero el voto de la comisión de inteligencia de la Cámara de Representantes se acompañó de la correspondiente compensación, que pide el cese de lo oculto, pero concede 8,0 millones de dólares para apoyo de operaciones abiertas que refuercen a los Gobiernos amigos de la región. Es decir, Honduras, convertido en verdadera plataforma de EE UU contra el régimen sandinista de Nicaragua, así como ayuda para la, moderada Costa Rica, la sangrienta dictadura de Guatemala y el caótico régimen político-militar de El Salvador.

Entretando, en el foro de las Naciones Unidas, en Nueva York, la embajadora Kirkpatrick tuvo palabras duras contra los representantes de Nicaragua, alegando, que "los problemas de Nicaragua son sólo problemas de Nicaragua". EE UU rechazó todo intento de resolución en el Consejo de Seguridad de la ONU, aceptando, posteriormente, una resolución aguada, el derecho de Nicaragua y todos los demás países del área a "vivir en paz y seguridad, libres de toda interferencia exterior". Un lenguaje típico onuniano que Managua utilizará para denunciar las actividades de la CIA en la promoción de la guerrilla antisandinista. Mientras, Washington lo esgrimirá para justificar la teoría de que hay que acabar con el flujo de armas para la guerrilla de El Salvador, procedente de Cuba y Nicaragua.

Si hacia Nicaragua la postura de Reagan continúa firme, no lo es menos en relación con Cuba. En una entrevista exclusiva a la agencia de Prensa United Press International (UPI), el presidente Reagan dijo que "desde muy temprano" Washington ofreció la posibilidad de un diálogo con Cuba, pero Castro lo rechazó. Se refería, al parecer, al contacto secreto entre el secretario de Estado, Alexander Haig, y el vicepresidente cubano, Carlos Rafael Rodríguez, celebrado en noviembre de 1981 y revelado en una información de EL PAÍS. Punto de vista el de Reagan, que contrasta con el del ex representante de EE UU en La Habana, Wayne Smith, que, insiste el rechazo por parte de Washingtonde tres intentos de Fid.el Castro para abrir un diálogo directo.

No a un nuevo Vietnam

Paralelamente al acoso hacia Nicaragua y Cuba, la Administración Reagan intenta moderar la situación en El Salvador. Reagan obtuvo la mitad de la ayuda militar de urgencia solicitada al Congreso para El Salvador (78 millones de dólares) y la promesa de continuidad en él futuro. Recordó que, mientras Nicaragua carece de un Gobierno elegido por sufragio uni versal, apoya a una guerrilla que intenta derrocar en El Salvador a un Gobierno elegido democraticamente.

Las elecciones planeadas para de fin de año en El Salvador, centran actualmente los esfuerzos de la Administración Reagan hacia el país latinoamericano. El representante especial de Reagan para Centroamérica, el ex senador y ex representante en EE UU de los intereses del Gobierno de Nicaragua, Richard Stone, intenta organizar alguna fórmula de diálogo entre Gobierno y oposición en El Salvador. Todo ello para dar un poco de color democrático a las futuras elecciones y buscar salida política al fin de la guerra civil. Sin embargo, los líderes moderados de la oposición en El Salvador, desde duillermo Ungo a Rubén Zarnora, han señalado recientemente en Washington que no participarán en unas elecciones que: no sean "verdaderamente libres y con garantías de seguridad para los candidatos y los votantes".

El laberinto de Centroamérica para Estados Unidos es que los conservadores desean cerrar el paso a toda implantación de nuevos regímenes marxistas en el área, pero también los liberales. En lo único en que hay discrepancias es en la forma de conseguirlo. Coinciden también unos y otros en que Centroamérica no (Jebe convertirse en otro Vietnam para EE UU. De ahí que la frase más aplaudida del discurso de Reagan ante el pleno del Congreso fue cuando dijo, "no enviaremos tropas a Centroamérica".

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