Una dirección conflictiva
El mundo profesional del ballet se enfrentó el pasado mes de marzo al profundo cambio de los planteamientos del ballet en España, con la creación por parte de la Dirección General de Música y Teatro de un único Ballet Nacional de España, a cuyo frente se colocó a María de Avila. El estatuto, de próximo publicación en el Boletín Oficial del Estado, prevé las figuras de dos adjuntos a la dirección, encargados de los conjuntos de folklore español y de danza clásica.La dirección única del Ballet Nacional de España, como ballet del Estado, provocó el abandono de Víctor U...
Regístrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
El mundo profesional del ballet se enfrentó el pasado mes de marzo al profundo cambio de los planteamientos del ballet en España, con la creación por parte de la Dirección General de Música y Teatro de un único Ballet Nacional de España, a cuyo frente se colocó a María de Avila. El estatuto, de próximo publicación en el Boletín Oficial del Estado, prevé las figuras de dos adjuntos a la dirección, encargados de los conjuntos de folklore español y de danza clásica.La dirección única del Ballet Nacional de España, como ballet del Estado, provocó el abandono de Víctor Ullate como director artístico del Ballet Clásico Nacional, con su reincorporación profesional a la compañía de Maurice Béjart. Antonio, director artístico del Ballet Nacional Español, saludó, los planes de María de Ávila como la recuperación de la soberanía de la escuela española de danza en el mundo.
El despido de diez bailarines y tres técnicos de la compañía, a finales de abril, parecía que iba a provocar el abandono de Antonio, quien celebra entrevista con María de Ávila y decide continuar "por el momento". "Voy a seguir con mi trabajo y prefiero que no se hable de crisis".
El entorno de Antonio considera normal que se resista a abandonar el mando y deje de ser el número uno. Incluso ayer por la tarde decía no haber recibido oficialmente el cese. En medios oficiales no pueden admitir los insultos del artista ni condescender con una gloria nacional que rompe la tablilla del orden del día.