El nuevo líder soviético sitúa el acercamiento con Pekín como principal premisa política exterior

El acercamiento Moscú-Pekín funciona a una velocidad insólita. El nuevo líder del partido soviético, Yuri Andropov, parece tratar de buscar un entendimiento con sus vecinos asiáticos, colocando esta cuestión como principal premisa de su política exterior. Las tres condiciones puestas por Pekín para lograr un entendimiento (retirada soviética de Afganistán, disminución del número de soldados soviéticos en la frontera ruso-china y abandono del apoyo a Vietnam en su ocupación de Camboya) han sido objeto, precisamente, de algunos de los contactos diplomáticos mantenidos estos días por las autorida...

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El acercamiento Moscú-Pekín funciona a una velocidad insólita. El nuevo líder del partido soviético, Yuri Andropov, parece tratar de buscar un entendimiento con sus vecinos asiáticos, colocando esta cuestión como principal premisa de su política exterior. Las tres condiciones puestas por Pekín para lograr un entendimiento (retirada soviética de Afganistán, disminución del número de soldados soviéticos en la frontera ruso-china y abandono del apoyo a Vietnam en su ocupación de Camboya) han sido objeto, precisamente, de algunos de los contactos diplomáticos mantenidos estos días por las autoridades de Moscú.

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Sobre el tema afgano giró el diálogo mantenido entre Andropov y el p residente paquistaní, Zia Ul Hak. Andropov se entrevistó también el domingo con el jefe del Estado afgano, Babrak Karmal, y con la primera ministra india, Indira Gandhi.Aunque no se cree que este problema tenga una salida inmediata, sí se piensa. que puede estar en vías de solución, teniendo en cuenta que los paquistaníes parecen últimamente más receptivos al respecto y que el propio Andropov se mostró, en su momento -según se afirma- contrario a la invasión soviética de diciembre de 1979.

Un acuerdo posible

El segundo punto -la disminución de efectivos militares soviéticos en la frontera ruso-china- puede dejar de ser pronto un obstáculo para el entendimiento entre Moscú y Pekín. Así, al menos, lo ve el director del diario Pravda, Víctor Afanasiev, en unas declaraciones hechas a la Prensa japonesa. Afanasiev -que a su influyente cargo periodístico une la condición de miembro del Comité Central- opina que un acuerdo a este respecto es posible.

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Más conflictivo sería el tercer punto propuesto por los chinos: la retirada del apoyo soviético a Vietnam en su ocupación del territorio camboyano. Los primeros contactos ruso-chinos, mantenidos en Pekín al final del verano, fueron ya acompañados por diversas consultas entre la Unión Soviética y Vietnam.

La agencia oficial Tass no ha dado ninguna información al respecto, pero en círculos diplomáticos de Moscú se afirma que el viceministro de Asuntos Exteriores de la URSS, Leónidas Ilitchov -que fue quien participó en las consultas ruso-chinas celebradas en Pekín-, se entrevistó el martes con el ministro de Asuntos Exteriores de Vietnam, Gnuyen Ko Thach, después de estar presente en la conversación mantenida entre el jefe de la diplomacia del Kremlin, Andrei Gyomiko, y su colega chino, Huang Hua.

El contacto entre llitchov y el ministro de Asuntos Exteriores vietnamita podría tener como fin el intento de hacer desaparecer el obstáculo impuesto por la tercera condición china. En cualquier caso, si que es notable la prisa que Andropov, el nuevo hombre fuerte del Kremlin, parece darse en tratar de buscar una solución a los contenciosos que su país tiene planteados en su flanco oriental.

En su tarea, Andropov estaría auxiliado por los propios chinos, quienes, desde la muerte de Breznev, parecen haber aumentado sus delicadezas con Moscú, capital con la que ya habían iniciado un proceso de deshielo en las semanas que precedieron al fallecimiento del anterior líder soviético.

Desde Pekín, el "numero uno real" del régimen, Deng Xiaoping, aprovechó un reciente contacto con una delegación japonesa para solicitar públicamente al nuevo equipo dirigente soviético algún gesto hacia China.

En cuanto ad comunicado conjunto de la entrevista entre Gromiko y su homólogo chino, Huang Hua, ambas partes se comprometen en "continuar el diálogo". Es el resultado más notable de la primera entrevista entre dos altos dirigentes de ambos países desde hace trece años, -fecha del encuentro en el aeropuerto de la capital china de los primeros ministros de la URSS, Alexei Kosiguin y de China, Zhou Enlai, ámbos fallecidos-

Complicación con EE UU

Por el contrario, el panorama de las relaciones Moscú-Washington sigue siendo complicado. El martes, el ministro soviético de Comercio Exterior, Nikolai Patolichev, tuvo palabras de relativa dureza frente a la Casa Blanca, durante un discurso pronunciado con ocasión de los encuentros que estos días se celebran en la capital de la URSS entre hombres de negocios y funcionarios comerciales de Estados Unidos y la Unión Soviética.

Patilochev -que trazó un panorama bastante pesimista de las relaciones económicas entre ambos países, muy deterioradas por los sucesivos embargos hechos por Jimmy Carter y Ronald Reagan- afirmó que "es necesario que Estados Unidos renuncie de una vez por todas a la doctrina de utilizar el comercio como arma contra nuestro país".

Los acuerdos comerciales entre EE UU y la URSS, agregó, sólo aumentarán cuando Moscú "tenga completa confianza de que se respetarán los compromisos".

Por lo demás, la Prensa de Moscú -más ocupada estos días pasados en las semblanzas fúnebres y los actos oficiales presididos por el nuevo líder soviético- ha disminuido un tanto sus ataques contra la Casa Blanca, que tan agudos fueron a lo largo de las dos últimas semanas. Sin embargo, la situación permanece inalterable por ambas partes. Bush comentó con Andropov el deseo norteamericano de "resolver los problemas" relativos a las relaciones entre el Este y el Oeste, pero se reafirmó en que se efectuará "desde una posición de poderío militar".

Las reticencias entre los dos grandes siguen siendo gruesas. En los círculos diplomáticos moscovitas se comenta que la Casa Blanca no se ha sentido muy a gusto con el hecho de que Andropov recibiera al vicepresidente nortemericano, George Bush, durante sólo media hora, mientras dedicaba el doble de tiempo al jefe del Estado de, la República Federal de Alemania, el democristiano Karl Carsten.

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