Polémica en Washington por la compra europea de gas soviético

"¿Por qué gastar dinero para defender a otros países, cuando éstos ignoran nuestras políticas?", dijo el senador John Stennis, proponiendo la retirada de las tropas estadounidenses estacionadas en Europa, en señal de protesta por la compra de gas soviético por parte de varios países occidentales.El planteamiento, apoyado también por el senador por Alaska, Ted Stevens, fue expuesto ante el secretario de Defensa, Caspar Weinberger, quien acompañado del comandante supremo de las Fuerzas Militares norteamericanas, el general David Jones, defendían ante la comisión senatorial el presupuesto de defe...

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"¿Por qué gastar dinero para defender a otros países, cuando éstos ignoran nuestras políticas?", dijo el senador John Stennis, proponiendo la retirada de las tropas estadounidenses estacionadas en Europa, en señal de protesta por la compra de gas soviético por parte de varios países occidentales.El planteamiento, apoyado también por el senador por Alaska, Ted Stevens, fue expuesto ante el secretario de Defensa, Caspar Weinberger, quien acompañado del comandante supremo de las Fuerzas Militares norteamericanas, el general David Jones, defendían ante la comisión senatorial el presupuesto de defensa de Estados Unidos para 1983.

Weinberger calificó de "desastre" para los propios intereses defensivos norteamericanos la hipótesis de una retirada de los 337.000 soldados estadounidenses actualmente estacionados en Europa Occidental.

En términos parecidos se expresó el general Jones y el comandante en jefe de las fuerzas de la OTAN, el general Bernard Rogers, quien advirtió a los senadores sobre el peligro de que una retirada de los soldados norteamericanos en Europa conduciría a "un completo dominio" soviético del continente europeo.

No sería la primera vez que prosperasen iniciativas en el Congreso, destinadas a reducir el potencial militar de EE UU en Europa, por razones de ahorro económico.

Pero, en el momento actual, el detonador de las críticas senatoriales ha sido el caso omiso que hacen los Gobiernos europeos a las presiones de Washington para que renuncien a la construcción del gasoducto siberiano que, en los años noventa, suministrará a Europa Occidental el 20% de su consumo energético.

Entre las alternativas que ofrece Washington figura la garantía de ventas de carbón norteamericano a los europeos.

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"Pero no hay ninguna otra válida", dijo Michel Jobert, ministro de Estado francés, actualmente en visita oficial en EE UU, quien rechazó las demandas norteamericanas para romper los contratos de compra de gas soviético que Francia, junto con la República Federal de Alemania y Bélgica, tienen contraídos con Moscú.

España, que también figura entre los posibles compradores de gas soviético, "no ha sido objeto de ninguna presión" en este tema, según medios diplomáticos españoles en Washington.

Por su parte, el presidente Ronald Reagan, actualmente de vacaciones en California, tras un corto itinerario por varios Estados del Oeste, en defensa de su "nuevo federalismo", anunció que no decidirá nuevas medidas en relación con el gasoducto siberiano o las sanciones contra la URSS por la implicación en Polonia, hasta que concluya la misión informativa que actualmente realiza por varias capitales europeas del subsecretario del Departamento de Estado, James Buckley.

Sanciones alemanas

En cambio, el Gobierno de Bonn aprobó ayer sanciones económicas contra la Unión Soviética por los sucesos de Polonia, de acuerdo con la decisión del Consejo de Ministros de la Comunidad Económica Europea. La resolución pide a EE UU, Japón, Canadá y Australia que apoyen estas restricciones importadoras y exportadoras, especialmente sobre los artículos de lujo.

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