El poeta Alfonso Camín recibe una pensión vitalicia

Los actos de homenaje al anciano poeta asturiano Alfonso Camín, cuya presidencia de honor aceptó la reina Sofía, aunque no pudo desplazarse a Asturias para participar en ellos, culminaron con el compromiso adquirido por el Consejo Regional y la Diputación Provincial de crear una pensión vitalicia que le permita vivir dignamente sus últimos días en su casa de Proceyo (Gijón), desde donde, en reposo, como dijo en su conferencia Juan Antonio Cabezas, escucha cómo en una mágica caracola cuando sopla el viento del Norte, el zumbido inestable del bravo Cantábrico.

El presidente de la Dipu...

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Los actos de homenaje al anciano poeta asturiano Alfonso Camín, cuya presidencia de honor aceptó la reina Sofía, aunque no pudo desplazarse a Asturias para participar en ellos, culminaron con el compromiso adquirido por el Consejo Regional y la Diputación Provincial de crear una pensión vitalicia que le permita vivir dignamente sus últimos días en su casa de Proceyo (Gijón), desde donde, en reposo, como dijo en su conferencia Juan Antonio Cabezas, escucha cómo en una mágica caracola cuando sopla el viento del Norte, el zumbido inestable del bravo Cantábrico.

El presidente de la Diputación, Agustín Antuna, de UCD, le entregó el título de Poeta de Asturias, y el alcalde de Gijón, José Manuel Palacio, del PSOE, confesó descargarse en estas fechas del resquemor por no haberse promovido antes el homenaje.

El homenaje a Camín se celebró en Oviedo y Gijón. En el palacio provincial de Bellas Artes de la capital del Principado, Luciano Castañón pronunció una conferencia en la que abordó la variedad de asuntos tratados por el anciano escritor, desde la poesía hasta la historia, pasando por las memorias y las entrevistas.

El crítico Federico Onís considera a Camín como el liquidador del modernismo, que se encontraba en plena decadencia después de la muerte de Rubén Darío. En su conferencia de Gijón, Juan Antonio Cabezas señaló que el posrubeniano Alfonso Camín no podía comprender que al margen de su universal lirismo modernista o de los seguidores de Rubén Darío se estaba gestando, sin que sus propios protagonistas tuvieran clara conciencia de ello, lo que años después se denominaría la generación del 27, en cuya aglutinación y selección tanto participó otro asturiano ilustre, Fernando Vela, desde la secretaría de la Revista de Occidente.

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