Magna exposición de cien cuadros en la sala Tiépolo de Madrid

Un centenar de cuadros de Joan Miró, 67 grabados y 33 litografías donados al Ministerio de Cultura integran la exposición de su obra gráfica cuya inauguración en la sala Tiépolo del recientemente restaurado edificio Arbos, puso ayer punto final a la jornada de homenaje que se tributó en Madrid pintor catalán.La donación de esta importante colección, representativa de trayectoria artística de Miró, pues abarca un amplio período de producción -de 1952 a 1979- corresponde a Aimé Maegth, su marchante desde hace varios años, y director de la galería Maegth, Barcelona, Francisco Farrera. Tras su exh...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Un centenar de cuadros de Joan Miró, 67 grabados y 33 litografías donados al Ministerio de Cultura integran la exposición de su obra gráfica cuya inauguración en la sala Tiépolo del recientemente restaurado edificio Arbos, puso ayer punto final a la jornada de homenaje que se tributó en Madrid pintor catalán.La donación de esta importante colección, representativa de trayectoria artística de Miró, pues abarca un amplio período de producción -de 1952 a 1979- corresponde a Aimé Maegth, su marchante desde hace varios años, y director de la galería Maegth, Barcelona, Francisco Farrera. Tras su exhibición en Madrid, se constituirá una muestra itinerante con el fin de recorrer la geografía española y poner al público en contacto con la obra mironiana, una voluntad que expresó el propio Miro, quien ha donado también algunas piezas de su propiedad particular. Posteriormente, la colección pasará a formar parte de los fondos permanentes que dependen del Patronato Nacional de Museos.

Más información

En el montaje de la exposición en Madrid, el Ministerio de Cultura ha contado con la colaboración de la Subdirección General de Artes Plásticas, responsable de su organización técnica, así como de Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Madrid, que aporta el magnífico edificio Arbos, hace poco marco de la exposición antológica de Saura.

«Una mañana luminosa de primavera. El sol es como una caricia que se agradece. El jardín está lleno de pájaros. El perro nos mira. Joan Miró entra en el taller de grabados. Se endosa un mono de aviador inglés. No está lo que se dice relajado. Se siente fresco y punto, pero se trasluce que en su interior bulle una gran tensión Así comienza la lírica descripción de Lluis Permanyer del trabajo de pintor grabando en su taller, que instaló hace pocos años en las antiguas cuadras de Son Boter, en la sobria casa del siglo XVII que consiguió integrar en su propiedad de Son'Abrines, donde vive des 1956.

"Soy como un insecto"

«Joan Miró se sienta. Está en forma. Se le han enrojecido las mejillas. Sonríe abiertamente.Es evidente que en su interior palpita una fuerza que le impele y, de una manera controlada, se deja llevar por ella. Ya está en marcha», continúa el artículo de Permanyer titulado «Soy como un insecto», tal como se define el mismo Miró.

En el programa editado en gran formato con motivo de la exposición mironiana en Madrid se incluye también una serie de nota biográficas sobre Joan Miró y un análisis de Joan Teixidor del proceso hacia lo elemental en su obra. «El paso de la miniatura a la síntesis». «Los riesgos siempre son múltiples en una pintura que algunos precipitadamente considera muy espontánea», dice el texto de Teixidor. «No lo es en última instancia. Miró ha aplicado siempre a su arte un rigor muy estricto. No es que prepare sus intenciones pero como las quiere puras y estrictas, sólo confía en un azar vigilante, en una disciplina continua. El poeta trabaja cuando sueña».

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En