El simposio de arte del valle de Hecho, una experiencia única de creación colectiva

Desde hace seis años se realiza en Hecho (Huesca) una experiencia única, cuyos resultados tangibles han quedado de modo permanente en este bellísimo valle del Pirineo aragonés. Durante dos meses -julio y agosto-, artistas de diversas nacionalidades conviven con sus respectivas familias, trabajando en sus distintas especialidades. A cambio tan sólo de la comida, la cama y los materiales, dejan su obra en propiedad del valle. De esta forma, sobre el pueblo de Hecho se alza un museo permanente al aire libre, en el que hay ya más de treinta esculturas, cuatro pinturas y dos cerámicas que están val...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Desde hace seis años se realiza en Hecho (Huesca) una experiencia única, cuyos resultados tangibles han quedado de modo permanente en este bellísimo valle del Pirineo aragonés. Durante dos meses -julio y agosto-, artistas de diversas nacionalidades conviven con sus respectivas familias, trabajando en sus distintas especialidades. A cambio tan sólo de la comida, la cama y los materiales, dejan su obra en propiedad del valle. De esta forma, sobre el pueblo de Hecho se alza un museo permanente al aire libre, en el que hay ya más de treinta esculturas, cuatro pinturas y dos cerámicas que están valoradas en más de cincuenta millones de pesetas.

El Simposio Internacional de Arte del Valle de Hecho es una obra personal, de entusiasmo y lucha contra los elementos, del escultor aragonés Pedro Tramullas, nieto del que fuera pionero del cine español Antonio Tramullas, nacido en Jaca hace 43 años, aunque desde 1962 reside en París.En 1975 fue invitado al Simposio de Escultura de Vancouver (Canadá), pero prefirió iniciar algo similar en su propia tierra, y así surgió la primera edición de Hecho. Sin embargo, mientras en Vancouver los artistas y sus familias son alojados en las cómodas instalaciones de la universidad y reciben dos mil dólares por la obra, en el simposio español las cosas caminan por sendas muy diferentes, a pesar de que, después de seis años, los resultados están a la vista y en las esferas correspondientes se empieza a alentar la iniciativa con apoyos materiales.

La casa donde viven los artistas, cedida por el Ayuntamiento de Hecho, es de una austeridad sin límites. Este año es el primero en que disponen de dos duchas y un lavabo; antes tenían que acudir al río o a la benevolencia de los amigos. Todo lo hecho hasta ahora ha sido a base de estirar un presupuesto exiguo para la magnitud de lo que allí se acomete. El año pasado, por ejemplo, con las ayudas del Ministerio de Cultura, del municipio de Hecho y de otras entidades, realizaron el simposio con 500.000 pesetas.

Pero, poco a poco, las cosas van cambiando. El ministerio ha prometido cinco millones de pesetas para hacer obras en la vivienda y en el llamado Pajar de Agustín, un viejo caserón que será, en el futuro, museo que acoja las obras que no pueden estar expuestas a las inclemencias del tiempo. También han anunciado su colaboración económica la Diputación Provincial de Huesca, la Diputación General de Aragón y la Caja de Ahorros, algunos de los cuales ya habían dado pequeñas ayudas en años anteriores.

El simposio de Hecho es el único en el mundo que reúne a todas las ramas del arte; los de Canadá y Australia se dedican a una sola disciplina. En principio, comenzó únicamente con escultura. El primer año acudieron dos escultores franceses y dos japoneses, que, junto al aragonés Pedro Tramullas, pusieron -con seis esculturas- los cimientos de lo que ahora es ese grandioso museo al aire libre.

En 1976, el simposio creció llevando a doce artistas -entre ellos un pintor-. Los países de procedencia fueron España, Francia, Suecia, Alemania, Hungría, Grecia y Costa Rica. En esta edición se hicieron algunas obras de acondicionamiento del entorno y se habilitó el viejo caserón. En la fachada principal, que da la carretera, se realizó una enorme pintura mural.

La tercera edición contó con cinco artistas. Por primera vez estuvo presente Italia, y también se inició la que luego sería fructífera participación de los artistas aragoneses. Además de las esculturas, quedó una pintura y se siguió trabajando en la estructura exterior del museo. Los propios artistas hicieron unos muros, una fuente y el camino de acceso, un empedrado, cuyos dibujos están inspirados en el típico sabor pirenaico de la localidad de Hecho.

El cuarto simposio estuvo a punto de no celebrarse, cuando la entonces alcaldesa de Hecho retiró la ayuda económica y la cesión de la vivienda, manifestando que «no quería más pintores ni escultores». A última hora todo se arregló, al parecer, por influencia del ministerio y por diversas voces de alarma -entre ellas la de otro escultor aragonés, ya consagrado, Pablo Serrano-. El simposio siguió su curso con la concurrencia de diez artistas. Como innovación participó una concertista de clavecín y el ceramista francés Barbier, que construyó un horno de cocción. Irán, Argentina, Suiza y Austria fueron las nacionalidades a añadir al simposio internacional.

Cabeza de Joaquín Costa

El año pasado, en la quinta edición, fueron nueve los artistas que, con sus familias, formaban un colectivo de veinte personas. Estaba prevista la asistencia de Pablo Serrano, que no pudo estar presente por motivos de salud. Sin embargo, envió una maqueta en yeso de la cabeza de Joaquín Costa, que tendrá tres metros de altura cuando el presupuesto permita. realizarla.Esta edición tuvo otra novedad importante: el cine. Antonio Artero dirigió un cortometraje sobre un pasaje de la novela clásica aragonesa de Braulio Foz Pedro Saputo. Concretamente, «El juicio al sol», en donde unos vecinos de Almudévar, que cada mañana iban hasta Huesca para regresar por la tarde, ponen pleito al sol, que siempre les da de cara. Pedro Saputosolventa la cuestión fallando que hagan el camino a la inversa, que vayan por la noche y regresen por la mañana.

Una de las características del simposio es que su director selecciona a artistas no demasiado conocidos, pero con posibilidades.

El sexto simposio reúne este año a cuatro pintores, dos franceses y dos aragoneses. Los primeros son Gui Marie Nouvel y Philippe Rillon. Ambos coinciden en que la idea del simposio es de gran interés «porque permite a los artistas de diferentes tendencias confrontar sus trabajos y, al mismo tiempo, a los de diferentes disciplinas».

El grupo zaragozano de teatro El Grifo, formado por 32 personas, acude los fines de semana a efectuar representaciones al aire libre. Su director, Dionisio Sánchez, opina que el simposio es una isla de arte, en la que cada uno puede hacer lo que quiere».

Jacques Barbier, el ceramista francés que está en Hecho por tercer año consecutivo, habla, junto a su esposa, la escultora Arbier, de que las revistas extranjeras especializadas «han dicho todo el bien posible del simposio de Hecho».

Además de los citados, están este año el escultor aragonés Pedro Fuertes, la rumana Beju y el concertista de guitarra clásica Javier Armisen.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En