Controvertida inauguración de la cátedra de Arte Cinético de Alicante

El ministro de Cultura inauguró el pasado lunes en Alicante la cátedra de Arte Cinético e Investigación Visual, complemento de la colección de arte del siglo XX, que, en forma de museo, donó el pintor Sempere a esa ciudad y que acaba de enriquecerse con varios muñecos concebidos por Joan Miró.

El Rey le impuso al conocido artista alicantino una de las medallas de oro de Bellas Artes. Asimismo, la Caja de Ahorros de Alicante y Murcia presenta en estos momentos la primera exposición antológica del pintor.Pero Eusebio Sempere elude el tema de ese protagonismo múltiple en estos días y dice ...

El ministro de Cultura inauguró el pasado lunes en Alicante la cátedra de Arte Cinético e Investigación Visual, complemento de la colección de arte del siglo XX, que, en forma de museo, donó el pintor Sempere a esa ciudad y que acaba de enriquecerse con varios muñecos concebidos por Joan Miró.

El Rey le impuso al conocido artista alicantino una de las medallas de oro de Bellas Artes. Asimismo, la Caja de Ahorros de Alicante y Murcia presenta en estos momentos la primera exposición antológica del pintor.Pero Eusebio Sempere elude el tema de ese protagonismo múltiple en estos días y dice que sólo desea hablar de la cátedra. Antes de reflejar sus palabras, forzoso es dar noticia del clima en el que brotan. Hay un cierto revuelo en Alicante en tomo a la recién creada cátedra de arte, que tiene una estructura de fundación pública y cuenta con una dotación anual de seis millones de pesetas. La idea original partió de Eusebio Sempere, pero el presidente de la Diputación Provincial, Luis Díaz Alperi, la hizo pronto suya y acaba de convertirla en realidad. En la pertenencia de este último al partido gubernamental tal vez se halle la clave del conflicto. Sea como fuere, lo cierto es que el PSOE y el PCE no han visto con buenos ojos este proyecto cultural.

Pervive, pues, la polémica sobre la conveniencia o no de crear una institución docente en un contexto urgido por necesidades básicas. Dentro de ese campo hay opiniones locales para todos los gustos. Una vez más, política y arte se entremezclan para crear una atmósfera repleta de contradicciones. Unos dicen: «Todo esto es pura maniobra de prestigio por parte de UCD». Otros comentan: «La oposición se queja siempre de que el Estado no se ocupe del arte; ahora bien, cuando el Estado se ocupa, declaran que antes tendría que preocuparse de cosas mucho más terrenales. ¿En qué quedamos?».

Quedamos en que existe la cátedra, dirigida por el profesor Juan Cantó, donde ayer intervino por vez primera el conservador para Asuntos Exteriores del Centre Pompidou, Daniel Abadie. Asistieron al acto, presidido por el ministro de Cultura, diversas autoridades provinciales y numerosas personalidades del mundo del arte.

Sobre las características de esta cátedra, la primera en el mundo especializada en el arte cinético, nos informa Eusebio Sempere: «Será algo muy especial, dado que la cátedra tiene como sustento la movilidad permanente, el desplazamiento, así como la diversidad de temas abordados. Irá a los recintos universitarios, a los institutos, a los colegios y a las escuelas no sólo de la capital sino de toda la provincia alicantina». Los primeros sondeos le dan ya pie para el entusiasmo: «En mi lugar de nacimiento, Onil, han seguido un cursillo quince maestros. Y en otro pueblo de la provincia, Bañeres, se le habló a un público heterogéneo; había niñas y niños, padres de familla, jóvenes y viejos, monjitas... En fin, era un público popular. Un público que se interesaba con pasión insospechada por los problemas del arte contemporáneo. A mí, viendo el interés de estas personas, confieso que se me saltaban las lágrimas».

Pese al título un tanto limitativo, la cátedra piensa abordar un amplio abanico de materias culturales: «No sólo se hablará de arte. Se hablará de historia, sociología, literatura, cine, teatro... Los conferenciantes procederán de campos muy diversos. Como botón de muestra, citaré a dos de los primeros invitados. Uno es Michel Seuphor y el otro es Francisco Fernández Ordóñez.