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La edición de libros ilustrados por artistas contemporáneos suele ser en España un mero artificio para vender grabados en una carpeta, donde el texto cumple un papel casi vergonzante; por eso resulta especialmente insólita la colaboración de Brinkmann, Chillida, Fraile, Gordillo, Palazuelo, Peinado, Quetglas, Rojo, Saura, Sempere, Tàpies y Zóbel en el último libro de José-Miguel Ullán, Soldadesca, publicado por Pre-textos (Valencia, 1979), en edición de bolsillo.Una pequeña pero interesante exposición de cerámica, madera bordados, cueros e instrumentos musicales de los siglos XIX y XX, ...

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La edición de libros ilustrados por artistas contemporáneos suele ser en España un mero artificio para vender grabados en una carpeta, donde el texto cumple un papel casi vergonzante; por eso resulta especialmente insólita la colaboración de Brinkmann, Chillida, Fraile, Gordillo, Palazuelo, Peinado, Quetglas, Rojo, Saura, Sempere, Tàpies y Zóbel en el último libro de José-Miguel Ullán, Soldadesca, publicado por Pre-textos (Valencia, 1979), en edición de bolsillo.Una pequeña pero interesante exposición de cerámica, madera bordados, cueros e instrumentos musicales de los siglos XIX y XX, organizada con la colaboración de la embajada de la República Popular de Hungría en Madrid.Dentro de los actos propios de ese año internacional con que se ha tenido a bien castigar al niño, se inserta esta exposición cuya intención es la de abrir el apetito de los tiernos infantes hacia los museos. A tal efecto se han llevado a cabo dos tipos de instalaciones, una encaminada a despertar la creatividad en los niños y otra en la que se ejemplifican las distintas especies de museos en cuestión (arqueológico, etnológico, técnico, artes bellas y contemporáneas). La intención parece a todo punto encomilable, aun cuando no estemos del todo seguros del resultado que la presente exposición puede arrojar. Por supuesto, es el área de creación la que despierta mayor interés entre el joven público, pero uno no acaba de entender qué niño precisará venir hasta aquí para descubrir los goces del dibujo o los trabajos manuales. Por otra parte, los minimuseos presentados no parecen, en principio, más atractivos que los museos reales a los que hacen referencia. Bien al contrario, la parquedad de lo expuesto no hace sino disminuir uno de los atractivos que puede ofrecer cualquier museo, al margen de su propia naturaleza; la fascinación que, eventualmente, produce por si misma una gran obra en un adulto o en un niño.

Ut pictura poesis

J. -M. U. / S. (P. T)

Arte popular húngaro

Club Urbis. Menéndez y Pelayo, 71

El niño y el museo

Palacio de Velázquez

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