Tribuna:Proceso a la izquierda / 3

La inconmoble fe de los intetelectuales

La abrumadora masa de testimonios sobre el genocidio estalinista y la persistencia de los procesos, la censura, los campos, las autocríticas, los asilos siquiátricos no conmueven la fe, del carbonero de numerosos intelectuales de Europa y América Latina para quienes, según declarara Julio Cortázar en una memorable entrevista a EL PAIS, existe «una diferencia esencial entre los errores e incluso los crímenes, que se pueden producir dentro de un concepto socialista y los errores y los crímenes equivalentes que se pueden producir en un contexto capitalista o imperialista». La antigua distinción t...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

La abrumadora masa de testimonios sobre el genocidio estalinista y la persistencia de los procesos, la censura, los campos, las autocríticas, los asilos siquiátricos no conmueven la fe, del carbonero de numerosos intelectuales de Europa y América Latina para quienes, según declarara Julio Cortázar en una memorable entrevista a EL PAIS, existe «una diferencia esencial entre los errores e incluso los crímenes, que se pueden producir dentro de un concepto socialista y los errores y los crímenes equivalentes que se pueden producir en un contexto capitalista o imperialista». La antigua distinción teológica entre sustancia y accidente como nos recuerda Paz, opera en los creyentes de nuestro -siglo con la misma eficacia que en la edad media: para los nuevos creyentes el modelo soviético es sustancialmente bueno, pese a los errores accidentales en que ha incurrido y, provisionalmente, todavía incurre. Pero dejemos la palabra a Julio Cortázar en la mencionada entrevista: «Yo tengo la impresión deque la Unión Soviética está pasando por una etapa (los subrayados son nuestros), por unafase en donde hay elementos negativos graves, pero la diferencia esencial es que yo veo que, dado el contexto, es decir, el fondo, el fondo ideológico, la finalidad de un régimen como el de la Unión Soviética, yo llamaría a esta fase negativa lo que los franceses llaman incident de parcoursi es decir, un momento en una evolución histórica, momento en el que se cometen equivocaciones, porque la gente que está a. la cabeza del equipo dirigente no esiá a la altura de lo que correspondería dentro de la evolución socialista de la Unión Soviética.» El Gulag, las purgas, el poder omnímodo de la burocracia son así, para el escritor argentino, «accidentes de ruta, momentos negativos en un avance que responde a una idea, la idea socialista, la idea marxista, es decir, la idea liberadora hacia un estado social del presente y sobre todo. del futuro».Sobreponiéndose del asombro que tan extraordinaria lectura provoca, el lector -cuando menos aquel que no forma parte de la congregación- de los creyentes- se maravillará sin duda, como me maravillo yo, de que esas fases, etapas, momentos, incidents de parcours, puedan prolongarse durante decenios y decenios sin perder nunca su índole puramente accidental. Pero la diferencia trazada por el novelista entre los millones de víctimas del Gulag -entre las que figuran, no, lo olvidemos, las vanguardias revolucionarias de la URSS y otros países ocupados por ella- y el genocidio de la.Junta chilena o la feroz represión del Gobierno militar de Argentina es todavía más sobrecogedora. ¿Los ejecutados, torturados, perseguidos en nombre del "socialismo" son sustancialinente distintos de las víctimas de la triple «A» y del pinochetazo? ¿Hay torturas y torturas, cadáveres y cadáveres? El pensamiento marxista ¿implica una concepción global del ser humano o se define tan solo a nivel de fines políticos y de instituciones? La postura de Cortázar, como la de Corvalán después de su, canje con Bukovski, e inclina, lamentablemente, hacia la segunda hipótesis. Pero es alentador comprobar que, incluso en un partido en donde la tradición estalinista, sigue pesando tan fuerte como el PC francés, la primera concepción gana paulatinamente terreno, como nos muestra su participación reciente en un acto conjunto en favor de las víctimas de Pinochet y de Brejnev. La contradicción insoluble en. que incurría la socialdemocracia, cuando preconizaba una política de progreso social en Francia e Inglaterra, pero mantenía a los pueblos africanos y asiáticos bajo el bárbaro yugo colonial, partía igualmente del abandono de. los principios humanistas que inspiraron la acción de los fundadores del socialismo en favor de una concepción mezquina y fragmentaria de éste, en términos de instituciones y leyes aplicables solamente a un determinado sector de la población mundial. La exclusión de las masas explotadas del Tercer Mundo de los programas de bienestar y justicia de la socialdemócracia no debe repetirse hoy respecto a los países en donde teóricamente existe la dictadura del proletariado- en el seno. del movimiento comunista con el argumento falaz de la independencia de los partidos y el derecho de cada uno de éstos a seguir su propio sendero. Aceptar dicha compartimentación -no hablo aquí, claro está, de las lógicas diferencias que existen entre los distintos países y su diversogrado de desarrollo político y social- contradice la universalidad de la aspiración revolucionaria captada y expresada por Marx. No hay ni puede haber diferencias esenciales entre las aspiraciones de la clase obrera española, francesa o italiana y la soviética, polaca o checoslovaca. Lo que es bueno y deseable para unas debe serlo igualmente para otras.

No hay un socialismo óptimo desarrollado y maduro para nosotros y otro miserable, raquítico, embrutecedor para ellos. La libertad, el progreso, la democracia son nociones indivisibles y válidas a escala mundial o se convierten en una gigantesca mistificación.

La burguesía y las fuerzas reaccionarias son los primeros interesados en perpetuar la impostura « que el sisiema que hoy impera en Moscú, Praga, Varsovia, etcétera, es el socialismo y alejar así éste a las masas y grupo que aspiran a una mayor libertad y justicia social. Pero los partidos y fomaciones marxistas no deben caer en la trampa y corroborar con doble patrón de conducta la propaganda contrarrevolucionaria. Abandonar la perspectiva unitaria y universal de las aspiraciones humanas equivale a caer en una concepción restrictiva, meramente formal del,marxismo, aceptar las consideraciones pragmáticas del lenguaje cínico «de los hechos» como nos muestra el ejemplo de Cortázar, transformar los postulados del socialismo en artículo de fe tanto más alejados de la dialéctica marxista cuanto más próximas a la nueva teología elaborada conforme a la interpretación de alguno de los múltiples y contradictorios vicarios de Lenin y de Marx.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En