Críticas al Gobierno italiano por su actitud ante la protesta soviética

Unos cincuenta senadores democristianos han presentado ayer una interpelación al Gobierno italiano para conocer «la conducta oficial» ante lo que califican de «acto de arrogancia» del embajador soviético en Roma, Nikita Ryjov. El diplomático amenazó con retirar no sólo a su país, sino a todos los del Este, si este año la Bienal de Venecia dedica sus muestras, debates y actividades culturales al disenso (disidencia) soviético y del resto de Europa oriental.La actitud del Gobierno italiano ha sido unánimemente criticada como propia del Poncio Pilatos, remisiva, aquiescente. La petición de...

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Unos cincuenta senadores democristianos han presentado ayer una interpelación al Gobierno italiano para conocer «la conducta oficial» ante lo que califican de «acto de arrogancia» del embajador soviético en Roma, Nikita Ryjov. El diplomático amenazó con retirar no sólo a su país, sino a todos los del Este, si este año la Bienal de Venecia dedica sus muestras, debates y actividades culturales al disenso (disidencia) soviético y del resto de Europa oriental.La actitud del Gobierno italiano ha sido unánimemente criticada como propia del Poncio Pilatos, remisiva, aquiescente. La petición de «claridad y firmeza» viene de los escaños parlamentarios de la derecha y de la izquierda, sobre todo de los socialistas. Por ahora, el ministro de Relaciones Exteriores, Arnaldo Fornali, se ha limitado a defender principios: «Sólo en la libertad y la autonomía -dijo- tiene sentido la cultura. El Gobierno no puede intervenir en las decisiones de la directiva de la Bienal.»

Al parecer, el secretario general del Ministerio de Relaciones Exteriores, señor Mancini, habría, aconsejado al presidente de la Bienal, el socialista Carlo Ripa de Meana, antes de que éste dimitiera que hiciera todo lo posible por llegar a un arreglo. Es evidente, pues, que a la diplomacia italiana no le interesa irritar demasiado a los soviéticos.

Actitud comunista

El secretario general del Partido Comunista, Enrico Berlinguer, apenas de regreso de Madrid, donde hizo solemnes declaraciones sobre las «liberta des individuales y colectivas», se ha encontrado con una buena ocasión de traducir sus palabras en hechos. Por el momento, el PC trata de quitarle dramatismo al caso. Le interesa por todos los medios demostrar que tiene la intención seria de aclarar el problema del disenso en la URSS y en Europa oriental. Con ese fin, el partido formó hace tiempo una comisión especial. Pero el órgano del partido, L'Unita, reprocha a Ripa de Xeana haber dimitido precipitadamente, sin consultar antes con el comité directivo de la Bienal, que ha sido convocado para el próximo día 12. Subraya, de todos modos, que «la forma de organizar la Bienal tienen que decidirla los italianos y sólo los italianos ».En general, se ha intentado hasta hoy no politizar la polémica, pero los comentaristas reconocen que es difícil que un mal paso diplomático no tenga consecuencias políticas. El vicepresidente de la Bienal, y alcalde de Venecia, señor Rigo, ha reiterado que no ha querido hacer de Venecia, tradicionalmente puente entre Oriente y Occidente, un centro antisoviético. Ha especificado también que la polémica no debe relacionarse ni confundirse con las de años pasados a propósito de Chile y España.

Entretanto, el agregado cultural soviético en Roma, señor Leoni Samokhvalov, ha declarado a la prensa que «las relaciones culturales entre Italia y la URSS están en peligro», y que «Helsinki proclama también el respeto a la soberanía y la no injerencia».

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