Uno es de donde juega al fútbol
El exjugador y comentarista hispanoguineano Alberto Edjogo y la joven promesa del Real Betis Assane Diao, nacido en Senegal y criado en Badajoz, han tenido vidas paralelas, con el fútbol como vehículo de integración. En este videopódcast ambos repasan sus historias y sus caminos compartidos
Assane Diao (Ndongane, Senegal, 2005) está cumpliendo un sueño. Pero ni es solo suyo ni lo persigue solo por él: cada vez que salta al campo, el bético lo hace con la mente puesta en su familia, en la historia de sacrificio que lo ha llevado hasta el lugar donde está hoy. A debutar en LALIGA EA SPORTS con 18 años (¡y marcando gol!), a jugar con las categorías inferiores de la selección española. Basta oírle hablar un rato para darle la razón al exjugador y comentarista en DAZN Alberto Edjogo (Sabadell, 1984): Diao es un joven extraordinariamente responsable y maduro. Ambos, Edjogo y Diao, viven vidas paralelas, y justo esos temas comunes son los que surgen durante la conversación en este episodio de la serie de videopódcast de LALIGA VS: los valores que te imprime el origen, la importancia del sentido de pertenencia y del fútbol como elemento de integración.
Mossa, padre de Assane, llegó en 1996 a España cruzando Libia, Túnez y Marruecos y se asentó en Badajoz para trabajar como chapista. Assane y su hermano mellizo llegaron a España con tres años cuando la familia Diao, tras muchos desvelos, logró la reagrupación.
El padre de Alberto Edjogo procede de Guinea Ecuatorial, vino en los setenta huyendo de una dictadura. A ambos, las familias les han inculcado la necesidad de esfuerzo como un valor innegociable. Pero hay algo que los une todavía un poco más: el fútbol. Los tres hermanos Edjogo jugaron. Alberto llegó a ser internacional por Guinea Ecuatorial. Exactamente igual que los cuatro hijos de la familia Diao. “Yo soy un chico muy tímido, me cuesta adaptarme a un entorno nuevo. Y todas o casi todas mis amistades provienen del fútbol. Ha sido así desde mi infancia: nos recuerdo a todos los hermanos con un balón desde los dos años”. A lo que responde Edjogo: “Es que ese es el poder integrador del fútbol: alrededor de una pelota no importan las diferencias”.
Diao confiesa que siente una debilidad especial por su hermano pequeño, por Omar: “Me encanta pasar tiempo con él y ver sus partidos”. Desde su profesión, desde el fútbol, quiere ser un referente para hacer del mundo un lugar mejor. Una inspiración para los más jóvenes: “Quiero que vean no solamente un buen futbolista, sino una buena persona”. Un compromiso que , de hecho, lleva más lejos. Está estudiando Magisterio: “Porque quiero poder inculcar valores en las generaciones venideras, abrir sus mentes y cambiar a mejor las cosas”.
Su fulgurante ascenso, el modo en que pasó de ser canterano a brillar al lado de estrellas como Nabil Fekir o Isco Alarcón en el Real Betis, lejos de nublarle la mente, no ha hecho sino fortalecer sus convicciones: “sin el esfuerzo de los míos no habría llegado hasta aquí. Ese es mi consejo para momentos de duda: rodéate de los tuyos y confía en tu trabajo”. Un jugador cuyos valores alumbran el futuro del club de las 13 barras.
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