Vivir el fútbol desde lejos
Las peñas de los equipos españoles han ingeniado nuevas soluciones para mantener su actividad entre las restricciones de movilidad y la ausencia de aficionados en los estadios
La época dorada del Cádiz CF, entre 1985 y 1993, encontró a Juan Antonio García, ahora presidente de la federación de peñas cadistas, trabajando en la otra punta del país, en Barcelona, a más de 1.000 kilómetros del estadio Ramón de Carranza. Cuando regresó al sur, el 3 de enero de 1993, el equipo luchaba por permanecer en la máxima categoría del fútbol español. Al año siguiente descendieron a Segunda B. Poco le importó a él en 1998, cuando regresó finalmente a su ciudad después de otra escala laboral de cinco años en Osuna (Sevilla). Tenía “¡tantas ganas de Cádiz!”, que no le dio importancia a la división. 22 años más tarde, la historia se repite. Los gaditanos atraviesan una de las mejores temporadas de su historia y en 18 jornadas de LaLiga Santander ya han vencido al Real Madrid, al FC Barcelona y al Athletic Club. García y los muchachos de la peña La Holoturia Amarilla, que forma con sus hijos y con algunos compañeros de trabajo, están ahora cerca del Carranza, pero como en aquellos años épicos de Mágico González, deben vivirlo, esta vez debido a la pandemia, lejos del césped. Y de los bares y de los abrazos y de las amistades. Como les sucede a miles de peñas de todo el mundo, que llevan desde marzo sin poder hacer lo que siempre han hecho e intentan reinventarse a través del contacto virtual, ejercen labores altruistas, reorganizan sus reuniones más importantes y resisten ante la pérdida de seres queridos y las dificultades económicas.
La última vez que acudieron al estadio fue el 29 de febrero de 2020 en un partido de LaLiga SmartBank ante la UD Almería. Tiñeron el Carranza de azul y amarillo. “Hicimos un mosaico espectacular con 12.000 cartulinas. Ese fue el último gran recuerdo”, dice García. “Aquí no se ha celebrado nada. No hemos podido ir al campo en LaLiga Santander, con la ilusión que ello suponía”, lamenta. Ahora se conforma con el contacto que tienen los presidentes de cada peña cadista a través de un gran grupo de WhatsApp en el que, por ejemplo, eligen al mejor jugador de cada partido para luego distinguir al más destacado de toda la temporada. Es algo que hacían ya antes de la pandemia, pero que en épocas de distanciamiento social ha cobrado mucho valor para mantener el interés por el equipo.
“Cuando paró el fútbol [entre marzo y junio] creamos un campeonato de FIFA20. Luego se convirtió incluso en un torneo nacional entre todas las federaciones de peñas de LaLiga. Nuestro campeón, un chaval de Chiclana, llegó a la final”, cuenta García. Y cuando volvió intentaron reunirse en bares, pero el toque de queda y el horario de apertura limitado de la hostelería en Cádiz lo hicieron casi imposible. “Para algunos partidos nos juntábamos 4 o 5 en alguna casa”, dice. Siempre y cuando, como les sucede a los aficionados de todos los equipos, el horario del partido y el toque de queda de cada lugar lo permitieran.
En Valladolid, en junio, cuando empezó la desescalada del confinamiento, vieron, con toda las medidas sanitarias un partido 200 personas en la terraza del bar La Fundición, que podía albergar hasta 500. José Antonio Pérez, de 45 años y presidente de la federación de peñas pucelana, que cuenta con 51 peñas y más de 2500 peñistas, miente al afirmar, como quien busca el lado positivo de las cosas, que “con los siete bajo cero, se agradece no ver fútbol estos días”. Echa de menos el calor del a veces helado estadio José Zorrilla y “la previa, la fan zone, las peñas, los viajes, la preparación de los viajes, la venta de entradas con dos semanas de anticipación, los autobuses, los encuentros con los amigos de Getafe, de Leganés, de Sevilla…” O de donde sea. “Ya no solo lo que es el fútbol”, dice.
El presidente de la Agrupación de Peñas Valencianistas, Fede Sagreras, recuerda una de las únicas reuniones que se hicieron durante los pasados 10 meses. Fue una asamblea extraordinaria en agosto. “Buscamos un sitio provisional que pudiera albergar a 100 personas con una separación mínima de dos metros entre cada una de ellas”. Desde entonces no han podido organizar ni cenas, ni encuentros para ver los partidos a pesar de que acaban de terminar una nueva sede. Un local a estrenar, que muchos peñistas no podrán ver. “Las peñas están perdiendo muchos socios. Gente mayor sobre todo. Algunas están formadas por muy poca gente. Echaremos de menos a los que hemos perdido por culpa de la pandemia”, dice.
“Hemos decidido reducir y quitar la segunda cuota anual —de 50 euros sobre un total de 135—que pagan los aficionados”, cuenta. A pesar de la poca actividad de la mayoría de las peñas, él y el equipo de la agrupación se han mantenido más ocupados que antes de la pandemia por las reformas del nuevo local. “Nos hemos reciclado. Hemos organizado también recogidas de dinero para comprar geles hidroalcohólicos y repartirlos. También llevamos pizzas a los sanitarios en los hospitales y ayudamos al club en el reparto de alimentos en Mestalla”.
Acciones solidarias que también vieron la luz en Leganés, a través de su federación de peñas. Javi Herrera, su portavoz, cuenta: “Fuimos una de las ciudades más afectadas por la pandemia. Para estar unidos nos dedicamos a ayudar al hospital Severo Ochoa, a los sanitarios, a los pacientes... les hemos escrito muchas cartas a quienes estaban aislados”. Todas las demás actividades de las 10 peñas y 1.300 peñistas del club se han frenado.
Son sensaciones difíciles de explicar. Relaciones que no todo el mundo conoce y que el gaditano García resume con naturalidad: “Aunque parezca extraño hay amistades que se han hecho a lo largo de estos años y a pesar de que solo te ves cada 15 días: los días de partido. Casi no te preguntas ni por la familia. Es una relación exclusiva de fútbol. Charlas sobre el partido, te das un abrazo”. Algunos de ellos, directivos de Aficiones Unidas (AFEPE), esperan y desean que si el ritmo de vacunación se estabiliza podrán volver a disfrutar de un partido durante la próxima primavera. Otros apuntan a septiembre. Eso sí, como dice Herrera, aficionado el CD Leganés: “Que con ello vuelvan los abrazos de los goles”.