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Haza del Rayo, el santuario íbero que arroja luz sobre el papel de la mujer en los ritos del Mediterráneo antiguo

Los hallazgos consolidan al Instituto Universitario de Arqueología Ibérica de Jaén como centro de referencia en la arqueología de género

Las recientes excavaciones llevadas a cabo en los santuarios íberos de la Cueva de la Lobera (con 2.300 años de antigüedad) y ...

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Las recientes excavaciones llevadas a cabo en los santuarios íberos de la Cueva de la Lobera (con 2.300 años de antigüedad) y Haza del Rayo, en Jaén, han revelado los avances que se han producido en el estudio de la ritualidad femenina y del papel de las mujeres en el culto en el Mediterráneo antiguo. Han aparecido exvotos y figuras vinculados con los ritos femeninos y también con las peregrinaciones que se hacían entre estos dos santuarios que conectan los valles del Guadalquivir y del Guadalimar. Son hallazgos que consolidan al Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica de la Universidad de Jaén (UJA) como centro de referencia en la arqueología de género.

“Nos hemos encontrado con contextos interesantes relacionados con la fertilidad, la fecundidad, la agregación, la presentación social ante la divinidad y, en definitiva, un amplio abanico de representaciones y de imágenes femeninas, algunas vestidas con collares o mantos, y otras desnudas que nos hablan de una participación activa de las mujeres en los ritos comunitarios y la importancia que tenía el hecho de peregrinar a estos espacios de gran significación para ellos”, expone la arqueóloga Carmen Rueda Galán, que ha liderado los trabajos llevados a cabo este verano en el santuario ibero Haza del Rayo, en la comarca jiennense de La Loma, junto a Carmen Rísquez y Ana Herranz.

Se trata de un espacio de culto vinculado al territorio de la antigua ciudad de Cástulo (Linares) y un punto clave de conexión divisoria de aguas, entre los valles del Guadalquivir y del Guadalimar. Los estudios geoarqueológicos lo han definido como un humedal estacional, con un tamaño conservado de 2.500 metros cuadrados y donde los análisis de fitolitos y polen han permitido reconstruir un paisaje de hace 2.400 años. “Sabemos que había árboles propios del bosque mediterráneo, y las dataciones realizadas constatan que este humedal estuvo activo entre la Edad del Bronce y la Edad Media, lo que nos indica que en época ibérica sería visible y por ello consideramos que formó parte del paisaje sagrado durante el siglo III a. C.”, explica Carmen Rueda.

Las excavaciones también han sacado a la luz figuras femeninas y masculinas semiesquemáticas, en actitudes rituales diversas, relacionadas con prácticas de cohesión, fertilidad y protección. Y también partes anatómicas (piernas, manos y brazos, así como falos) relacionadas con cultos salutíferos y curativos. “Es un hito en el paisaje relacionado con su función de corredor natural y potenciado por la presencia del agua, que debió funcionar como elemento purificador, transformador y sanador. Un santuario vinculado a las fronteras, a las puertas del territorio, viniendo a completar el mapa conocido hasta el momento y poniendo el acento en la complejidad de los paisajes religiosos en el territorio de Cástulo, entre los siglos IV y III a.C.”, afirma la investigadora de la Universidad de Jaén.

Al mismo tiempo, los hallazgos han revelado la importancia de las peregrinaciones en fechas específicas como son los equinoccios de otoño y primavera y la importancia del paisaje simbólico. “La participación de la comunidad nos revela hitos de peregrinación comunitaria que debieron ser muy importantes para estos grupos sociales en estos momentos del siglo III a.C.”, precisa Rueda.

Los hallazgos en Haza del Rayo, un santuario que emergió en 2021 gracias a la colaboración ciudadana que alertó del expolio para la obtención de exvotos de bronce ibéricos en las obras de la autovía A-32 que conecta Jaén con el Levante español, guarda relación con el hito gigantesco de El Fontanar, en la comarca jiennense de Sierra Mágina, un monumento pétreo donde se ha representado una hierogamia única en la cultura íbera. Se trata de un ritual que tiene lugar durante el solsticio de invierno y que recrea físicamente la metáfora de una hierogamia, un encuentro sexual, mítico y mágico, de un héroe solar y una diosa de la fecundidad, frecuente en el mundo antiguo mediterráneo. “Es muy importante observar en estos espacios la aparición de la divinidad que sanciona todos los ritos relacionados con la cohesión, la salud, los matrimonios o la iniciación de estas comunidades del siglo III-IV a.C.”, subraya la investigadora de la UJA.

Las arqueólogas del Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica de la Universidad de Jaén han presentado estos hallazgos en el seminario Trabajo sagrado II, celebrado en octubre en Nápoles junto al Instituto Cervantes, el Centre Jean Bérard, la Universidad de Sevilla, el Instituto di Scienze del Patrimonio Culturale di Roma y la Sapienza Università di Roma. Un seminario que ha servido para debatir sobre aspectos diversos del rol de las mujeres en el culto en el Mediterráneo Antiguo y donde se han presentado las más recientes investigaciones arqueológicas centradas en el análisis de la ritualidad femenina y del papel de las mujeres en el culto. El programa ha incluido temáticas relacionadas con las huellas del rito femenino en el espacio sacro, con las actividades rituales en el ámbito doméstico o con mujeres y espacio funerario.

“Hemos contribuido a ofrecer una interesante visión general y compartida de la esfera femenina en los antiguos espacios sagrados y de sus implicaciones simbólicas”, concluye la arqueóloga del Instituto de Investigación en Arqueología Ibérica. Se trata de un centro que es pionero en la incorporación de la línea de arqueología de género, que cuenta con proyectos propios y con un equipo interdisciplinar e intergeneracional que ha ido implementando estrategias de incorporación transversal de la perspectiva de género.

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