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Paul Hillier celebra el 90º cumpleaños de Arvo Pärt en MNCARS

El director coral británico inaugura el ciclo ‘Series 20/21′ del CNDM con una lección sonora del ‘tintinnabuli’ del compositor estonio al frente de Theatre of Voices

Paul Hillier conoció a Arvo Pärt en la estación Victoria de Londres en enero de 1984, durante un trayecto de 25 minutos hacia el aeropuerto de Gatwick. El director coral británico lo relata en el prefacio de su pionera monografía sobre el compositor estonio, publicada en 1997 dentro de la prestigiosa serie Oxford Studies of Composers. Aquel encuen...

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Paul Hillier conoció a Arvo Pärt en la estación Victoria de Londres en enero de 1984, durante un trayecto de 25 minutos hacia el aeropuerto de Gatwick. El director coral británico lo relata en el prefacio de su pionera monografía sobre el compositor estonio, publicada en 1997 dentro de la prestigiosa serie Oxford Studies of Composers. Aquel encuentro marcó el inicio de una estrecha colaboración, a la que pronto se unió el productor discográfico Manfred Eicher, de la que surgieron grabaciones fundamentales para el sello ECM, como Arbos (1987) y Passio (1988), preludio de la gran proyección mediática internacional de Pärt, comparable a la de los minimalistas estadounidenses.

Para el director de The Hilliard Ensemble, el paso de la música medieval y renacentista a la contemporánea resultó un salto natural; para el autor de Für Alina y Tabula Rasa, fue la confirmación de haber hallado el sonido ideal para su austera técnica compositiva. El Centro Nacional de Difusión Musical inauguró, el pasado lunes 8, su ciclo Series 20/21 en el Auditorio 400 del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) con una celebración del 90º cumpleaños de Pärt —retirado desde hace años en su Estonia natal— y también de los 40 años de colaboración con Hillier, director de Theatre of Voices desde 1990.

La actuación en el MNCARS reunió a cuatro voces del conjunto vocal y a las solistas de cuerda de la Orquesta Sinfónica de la Radio Danesa. Este diálogo entre cuarteto vocal y cuarteto de cuerda permitió disfrutar de tres célebres composiciones de Pärt, enlazadas con piezas religiosas de los siglos XII y XV que tanto influyeron en el compositor durante la crisis creativa posterior a Credo (1968), de la que surgió su célebre tintinnabuli. Hillier ofrece en su mencionado libro la primera explicación de dicha técnica compositiva, cuyo nombre fue acuñado por Nora Pärt —musicóloga y esposa del compositor— en una nota de programa de 1977, al comparar su homofonía con la prolongada resonancia de las campanas.

Hillier describe el sistema de Pärt como una relación horizontal y vertical de notas que reinventa el uso de la tonalidad. Su textura esencial se construye sobre dos voces simultáneas u homofónicas: la voz melódica (voz M), basada en escalas diatónicas, y la voz tintinnabular (voz T), formada por las notas de la tríada fundamental. Para el compositor, la voz M representa “el mundo subjetivo, la vida egoísta y cotidiana del pecado y del sufrimiento”, mientras que la voz T encarna “el reino objetivo del perdón”. Ambas se equilibran de forma constante: “la voz M puede parecer errante, pero siempre está firmemente sostenida por la voz T”. Esta concepción dual remite a la oposición entre cuerpo y espíritu, tierra y cielo, núcleo filosófico y sonoro del tintinnabuli de Pärt.

El concierto se abrió con un ejemplo esencial de esta técnica, en el kirie de su Missa Syllabica (1977). La voz M de la mezzosoprano Laura Lamph desciende a la nota re en cada palabra de la invocación Kyrie eleison, mientras la viola de Katarzyna Bugala sostiene en la voz T las notas de la tríada fundamental de re menor. El efecto, repetido tres veces, resulta tan simple como contenido, pero adquiere variedad gracias a la impecable declamación del texto litúrgico y a la multiplicación de las voces M de los cantantes y de las voces T de los instrumentos de cuerda. Esto se aprecia con mayor claridad en las secciones más amplias, como el gloria y, sobre todo, en el credo, donde Hillier destacó con precisión el acorde disonante que abre el Crucifixus en las dos voces femeninas. Sin embargo, el punto culminante llegó con el agnusdéi, donde la lectura de Hillier reveló una comprensión profunda de las pausas no escritas por Pärt.

Las dos breves antífonas compuestas por la abadesa del siglo XII Hildegard von Bingen, junto con el canto mozárabe, sirvieron para poner de relieve la calidad de los integrantes de Theatre of Voices en solitario. Destacaron más las voces femeninas que las masculinas, gracias a la exquisita interpretación de O viridissima virga, ave, distribuida en versos entre la austera mezzosoprano Laura Lamph y la delicadamente ornamentada voz de la soprano Else Torp. Por su parte, el tenor Christopher Bowen abordó O aeterne Deus, mientras que el bajo Jakob Bloch Jespersen entonó Lamentatio Jeremiae Prophetae.

Entre ambas intervenciones, el cuarteto de la Orquesta Sinfónica de la Radio Danesa interpretó Fratres (1977), otro de los ejemplos paradigmáticos del tintinnabuli de Pärt. Se eligió la versión para cuarteto de cuerda de esta pieza estática y sutil, en la que tanto el primer violín como la viola modifican su afinación mediante una scordatura. Ambos instrumentos asumen, respectivamente, las voces M y T, mientras el segundo violín actúa como pedal y el violonchelo refuerza la voz M en el registro grave. El resultado adoleció de cierta falta de naturalidad en el empaste y de una visión más orgánica del arco dinámico que estructura y proyecta la obra.

Todo lo contrario ofreció el motete Gaude Virgo, mater Christi del compositor renacentista Josquin des Prez, interpretado por Theatre of Voices bajo la dirección de Paul Hillier. Su fluidez imitativa por pares de voces —soprano y contralto primero, tenor y bajo después—, culminó en una confluencia perfectamente resuelta.

Sin duda, el punto culminante del programa llegó al final con Stabat Mater (1985), una de las composiciones más notables dentro del tintinnabuli de Pärt. Hillier, uno de sus intérpretes más destacados, no solo la grabó en su referido disco Arbos, sino también, más recientemente, junto a Theatre of Voices para el sello Harmonia Mundi. Su dirección reveló un dominio admirable de la austeridad camerística propia de la versión original para sexteto vocal e instrumental: soprano, contratenor (o contralto) y tenor, acompañados por violín, viola y violonchelo.

Hillier mantuvo la tensión y la suspensión a lo largo de este sobrio arco sonoro de veinticinco minutos. Pärt explora aquí diversas combinaciones de voces e instrumentos, construyendo patrones musicales y estructurales estrechamente ligados al poema del siglo XIII que evoca el dolor de la Virgen ante Cristo crucificado. En la introducción, de carácter levemente imitativo y melismático, el excesivo vibrato de las cuerdas contrastaba con la pureza de las voces. El equilibrio se alcanzó gradualmente, y los tres interludios instrumentales aportaron momentos de gran intensidad, especialmente en Fac me plagis vulnerari (“Haz que sus heridas me laceren”), donde la soprano Else Torp destacó por su potente y luminoso sobreagudo. El cierre logró una concentración superior a la del inicio, con un control admirable tanto del sonido como de los silencios, elementos esenciales en esta música.

Para concluir, Hillier dirigió una propina ideal como colofón: Da pacem Domine (2004), donde se percibe la madurez del tintinnabuli de Pärt, orientada hacia una mayor solidez, integración tímbrica y hondura expresiva. Se trata, además, de una composición concebida en memoria de las víctimas del 11-M, siempre presente en las conmemoraciones de aquel trágico día. Hillier volvió a demostrar su maestría en la transparencia del sonido y en el control de la resonancia, cualidades que tanto han conmovido al propio compositor estonio.

Series 20/21 del CNDM

Obras de Arvo Pärt, Hildegard von Bingen y Josquin des Prez.

Theatre of Voices (Else Torp, soprano; Laura Lamph, mezzosoprano; Christopher Bowen, tenor; Jakob Bloch Jespersen, bajo).

Cuarteto de cuerda de la Orquesta Sinfónica de la Radio Danesa (Christina Åstrand, violín; Trine Yang Møller, violín; Katarzyna Bugala, viola; Therese Åstrand, violonchelo). 

Director: Paul Hillier.

Auditorio 400. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. 13 de octubre.

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