La Orquesta de la Suisse Romande avanza en la realidad virtual sin descuidar la experiencia real

La formación sinfónica de Ginebra presenta una aplicación para gafas de realidad virtual al tiempo que inicia una gira española con el director Jonathan Nott y la violinista Midori que arranca en el Auditorio Nacional y concluirá en el Festival de Canarias

El director Jonathan Nott aplaude a la violinista Midori después de interpretar el ‘Concierto para violín’ de Sibelius, el pasado 5 de febrero en el Victoria Hall de Ginebra.Magali Dougados

La Orquesta de la Suisse Romande de Ginebra felicitó las pasadas Navidades a sus abonados con un holograma. La formación sinfónica suiza, fundada en 1918 por Ernest Ansermet con músicos franceses, belgas e italianos, imprimió tarjetas postales con una imagen (un icolograma volumétrico) que se activa con la aplicación Realillusions mediante un teléfono inteligente. El resultado te permite ubicar tridimensionalmente a la orquesta en tu c...

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La Orquesta de la Suisse Romande de Ginebra felicitó las pasadas Navidades a sus abonados con un holograma. La formación sinfónica suiza, fundada en 1918 por Ernest Ansermet con músicos franceses, belgas e italianos, imprimió tarjetas postales con una imagen (un icolograma volumétrico) que se activa con la aplicación Realillusions mediante un teléfono inteligente. El resultado te permite ubicar tridimensionalmente a la orquesta en tu cocina o en tu salón mientras interpreta la obertura de Carmen, de Bizet. Ahora están inmersos en el lanzamiento del Virtual Hall, una aplicación desarrollada por Cybel’Art para gafas de realidad virtual, que permitirá experimentar actuaciones musicales inmersivas desde siete puntos diferentes del escenario en formato 360°.

“Esta herramienta no pretende sustituir la experiencia de la orquesta en directo, sino vivirla desde casa de una manera mucho más enriquecedora que con un vídeo convencional”, asegura Steve Roger, director gerente de la Suisse Romande, que recibió a EL PAÍS en su despacho del Victoria Hall, su histórica sala de conciertos en Ginebra de 1894. Prueba de ello es la gira española con Ibermúsica que la orquesta suiza inicia hoy martes, 11 de febrero, en el Auditorio Nacional de Madrid, y que terminará en el Festival de Canarias los días 15 y 16 de este mes, tras pasar por Zaragoza y Barcelona. Roger nos invitó a probar la nueva plataforma con unas gafas Meta Quest 3, con las que pudimos sumergirnos por unos minutos entre los músicos de la formación suiza durante una interpretación de la Sinfonía Eroica, de Beethoven, bajo la batuta de Jonathan Nott.

“Al principio era un poco escéptico con este proyecto de realidad virtual”, reconoce el propio Nott en su renovado camerino del Victoria Hall, “pues cualquier herramienta centrada en lo visual va en contra de la poética de la música clásica, que reside en el sonido”. Sin embargo, el maestro británico, titular de la Suisse Romande desde 2017, defiende con fascinación este proyecto tecnológico como una nueva experiencia: “He comprobado que me permite mostrar al público algo que no sabía que podría llegar a compartir”. Habla de las conexiones que se crean entre los músicos cuando dirige una orquesta. “Que te puedas ubicar en lugares diferentes del escenario y mirar a tu alrededor te permite experimentar la energía y el riesgo de una interpretación en directo”, admite. Pero también propone mejoras. “Sería estupendo tener cámaras entre el público, ya que siempre he visto a la orquesta como la mitad de un círculo que debe completarse con el público, que sería la otra mitad”, asegura gesticulando.

Un momento de la interpretación de ‘Concierto para violín’ de Sibelius por la Orquesta Suisse Romande en el Victoria Hall, el pasado 5 de febrero en Ginebra.Magali Dougados

Nott habla con pasión del programa que dirigirá en su gira española, centrado en el ballet La consagración de la primavera, de Igor Stravinski. “Es una obra muy vinculada a la historia de esta orquesta, con la famosa grabación de Ansermet para Decca en 1950, y una maravillosa mezcla de lo ruso, lo francés y lo suizo, pues Stravinski terminó la composición en Clarens, cerca de aquí”. Pero el director inglés es un consumado especialista en ella, después de haberla grabado en tres ocasiones: con la Sinfónica de Bamberg, en 2007 (con el sello Tudor), con la Suisse Romande en 2017 (Pentatone) y con la Sinfónica de Tokio en 2018 (Exton). “Es una composición muy difícil, creada por bloques y donde todo es muy vertical, pero no puedes contar una historia de forma vertical, por lo que debes encontrar la horizontalidad”, afirma acerca de esa mezcla de complejidad rítmica, politonalidad y primitivismo sonoro que sirvió a Walt Disney en Fantasía para ilustrar la evolución de la vida en la Tierra y la extinción de los dinosaurios.

El maestro británico tiene sus propias ideas para renovar la impresión que provocó su modernidad entre el público tras su famoso estreno de 1913. “La clave reside en no olvidar que es un ballet. Y un ballet no es otra cosa que un juego contra la gravedad. Es necesario hacer que la música flote para encontrar esa horizontalidad, aunque no es nada fácil conseguir que un centenar de músicos toquen con esa sutileza y fluidez”, sostiene. Hablamos de una partitura de 35 minutos que contiene la friolera de 444 cambios de compás que se utilizan irregularmente para aumentar la tensión. No obstante, Nott dirigió en Ginebra una versión impresionante de la obra el 6 de febrero, donde precisamente resaltó la narración tensa y fluida del sacrificio final. “Cuento con la ventaja de que esta orquesta conoce muy bien la obra, lo que me permite, además, ahondar en detalles y colores”, añade.

La obra de Stravinski ocupa el centro del programa de la gira, entre la orquestación de André Caplet del Claro de luna, de Claude Debussy, que abre la primera parte, y el Concierto para violín, de Jean Sibelius, que conforma la segunda. Nott explica esta innovación en el programa: “Es algo así como una dramaturgia. Empezamos con algo íntimo, como la orquestación de una pieza pianística de Debussy. Después proseguimos con la obra masiva y pública de Stravinski, para regresar en la segunda parte a la confidencialidad de Sibelius”. Asegura que su intención sería ofrecer la orquestación de Debussy seguida sin pausa por el inicio de La consagración de la primavera, pero es algo imposible por las limitaciones del Victoria Hall. “Me gustaría probarlo en los maravillosos auditorios españoles, aunque otras veces he precedido el ballet de Stravinski con obras breves de Messiaen o Ligeti”.

El director Jonathan Nott felicita a la violinista Midori después de su interpretación del 'Concierto para violín' de Sibelius, el 5 de febrero en el Victoria Hall de Ginebra.Magali Dougados

Es la primera vez que el director inglés colabora con la violinista japonesa Midori. “Para mí es una especie de heroína, pues era ya muy famosa de niña, cuando yo empezaba y la veía triunfar en los grandes escenarios”, reconoce. Comenta la importancia de encontrar el cantabile y la flexibilidad para que la solista pruebe cosas. Así fue, el pasado 6 de febrero, cuando la violinista detuvo el tiempo en los momentos más contemplativos de la obra. Midori atendió brevemente a EL PAÍS en su camerino al final de su actuación. “Cada vez que toco el Concierto para violín de Sibelius me parece ligeramente diferente, con esa hermosura nórdica que lo hace único”, indica. Es también su debut con la Suisse Romande, orquesta de la que destaca su ductilidad para hacer música juntos. Y mantiene un vínculo especial con el violín Guarnerius del Gesù ex-Huberman de 1734 que toca desde hace décadas: “He crecido con él y me empuja cada día a trabajar más duro”. Como propina, ofreció un exquisito Largo de la Sonata para violín solo núm. 3, de Bach. “La música de Bach siempre me da esperanza y me consuela”, confiesa.

La japonesa debutó en España con Ibermúsica en 1987 y fue una presencia frecuente hasta 2002. No obstante, tal y como reveló en sus memorias, Simplemente Midori, (Henschel), publicadas en alemán en 2004, padeció en esos años anorexia y depresión, lo que la acercó al estudio de la psicología y al activismo humanitario. “Un concertista necesita salud y eso implica tanto al cuerpo como a la mente. No basta con practicar mucho, necesitamos una mente sana para poder conectar y comunicarnos a través de la música”, opina. Sin embargo, Midori ha intensificado su presencia en España en los últimos años: “Conozco bien todos los auditorios donde tocaremos en esta gira”, admite. Por su parte, Nott también intensificará sus actuaciones en España, pero en 2026 y después de finalizar sus titularidades con las orquestas de Ginebra y Tokio: “En enero dirigiré la Quinta sinfonía de Shostakóvich con la Jonde, y en abril interpretaré la Sinfonía Turangalila de Messiaen con la Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña. Además, dirigiré una ópera la próxima temporada en el Teatro Real de Madrid”.

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