El ‘Eugene Onegin’ más “íntimo” llega al Teatro Real

La obra de Chaikovski, con la dirección escénica de Christof Loy, que ya pasó por la ópera de Oslo y por el Liceo de Barcelona, se estrena en Madrid bajo la batuta de Gustavo Gimeno

El tenor ucranio Iurii Samoilov (Eugenio Oneguin) en una escena de 'Eugenio Onegun', en el Liceo de Barcelona, en 2023. A. Bofill (Gran Teatre del Liceu)

Cuando Chaikovski decidió convertir en ópera Eugene Onegin, la novela en verso de Pushkin, ya en la cima de la tradición literaria rusa, lo hizo pensando en trasladar la misma función íntima y sutil que, como reconoció en una carta a su hermano, lo había “hechizado” y “atraído irresistiblemente”, de los versos a la música. Decidió estrenarla, en 1879, en el Conservatorio de Moscú, con las interpretaciones de jóvenes estudiantes. Y su intención era mantenerla alejada de los divos del momento, de quienes desconfiaba, y también de los grandes teatros de ópera. Pero la potencia emocional de la partitura que creó hizo que alcanzara un lugar igualmente exaltado que el de la obra de Pushkin —tanto que el público llegó a aceptarla como una sustitución de los versos— y no pudo evitar que el Bolshói de Moscú la presentara apenas dos años después de su estreno. Desde entonces, la ópera del compositor ruso es considerada una de las obras maestras del repertorio operístico. A 250 años de su nacimiento, el Teatro Real de Madrid la presenta con 10 funciones, entre el 11 de enero y el 18 de febrero, en una versión de Christof Loy —asiduo del Real— y bajo la batuta de quien a partir de la próxima temporada se convertirá en el director musical del coloso madrileño, Gustavo Gimeno.

Para Loy, según ha contado este martes en la presentación del espectáculo en el teatro madrileño, Eugene Onegin “tomó una dirección equivocada” con el éxito. “A Chaikovski entonces le molestaba todo el mundo de la ópera, quería algo más íntimo, yo quiero volver a ese origen”, ha dicho el director de escena alemán. Lo hace con una propuesta, que ya pasó por la Ópera de Oslo y el Liceo de Barcelona, con quienes el Real coproduce, convertida en un doble retrato de la soledad y con un gran énfasis en la dirección actoral. Loy reestructura los tres actos originales de la obra en dos: uno, como el director ha explicado, “realista y cinematográfico”, ambientado en la Rusia del siglo XIX, que se centra en la psicología de las “víctimas de Onegin”; y otro “que se cuenta de manera más abstracta y con un gran cambio en la estética”, frente a una gran pared blanca, centrada en los pensamientos del protagonista. Rescata con ello los conflictos internos de los personajes escondidos en una trama sencilla: Tatiana se enamora de Onegin, un dandi, seductor y ególatra, que la rechaza, seduciendo a su hermana Olga, para años después reencontrarse con ella, expresarle su amor tardío, y ser él el rechazado.

La soprano rusa Kristina Mkhitaryan (Tatiana) y el tenor ucranio Iurii Samoilov (Eugenio Oneguin), en una escena de 'Eugenio Oneguin', en el Liceo de Barcelona, en 2023.A. Bofill (Gran Teatre del Liceu)

Gustavo Gimeno, director musical de la obra, ha dicho que el montaje escénico de Loy “tiene sentido”, y lo ha ayudado en su propio proceso de trabajo. “Nunca había visto un trabajo escénico tan milimetrado y tan preciso. He podido, más que nunca, entender los frutos que puede dar el trabajo con una dirección escénica para dar solución musical a muchas cosas”, ha contado. Un trazo escénico que pretende corresponder a la composición de Chaikovski, “una música de aparente simplicidad, muy simétrica, delineada, íntima y con economía de gestos; una especie de mosaico donde nada es fortuito”, como ha contado Gimeno.

La propuesta también convence a Iurii Somoilov, intérprete del papel principal. “Esa segunda parte viene completamente de la cabeza de Onegin, me permite ser libre y ser yo”, ha contado el barítono ucranio. Conoce al personaje desde que lo debutó hace 17 años —a sus 19— y que, desde entonces, lo ha acompañado en distintos momentos de su trayectoria y con quien encuentra muchas similitudes: “Onegin es tan cercano a como soy yo como persona. Es muy serio y frío, —aunque estoy trabajando en ello—”. El elenco lo completan Kristina Mkhitaryan, en el papel de Tatiana; Bogdan Volkov, en el de Lenski, Victoria Karkacheva, en el de Olga; y Maxim Kuzmin-Karaveav, encarnando al príncipe Gremin.

Joan Matabosch, director artístico del Teatro Real, reconoce que el montaje “es distinto a lo que se ve de Eugene Onegin, pero es lo que realmente debe ser”. Un trabajo que, para él, “es exactamente lo que quería Chaikovski: es dirección de actores, son gestos, son miradas. No es el gran aparato”. Representado, eso sí, sobre las tablas del importante teatro que dirige.

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