‘Negro limbo’, cuando el Estado franquista asesinó al líder independentista de Guinea Ecuatorial
Un documental indaga en la muerte de Acacio Mañé, desaparecido en 1959 y del que nunca se encontró su cuerpo. Ha sido considerado por el Gobierno español víctima de la represión política y colonial de la dictadura de Franco
Las filmaciones caseras en super-8 que se suceden en el documental Negro limbo, que se ha estrenado en el festival de cine europeo de Sevilla, muestran “la vida de ensueño” que vivieron los colonos en la Guinea española durante la década de los cincuenta del pasado siglo. Han sido seleccionadas entre casi cinco horas ...
Las filmaciones caseras en super-8 que se suceden en el documental Negro limbo, que se ha estrenado en el festival de cine europeo de Sevilla, muestran “la vida de ensueño” que vivieron los colonos en la Guinea española durante la década de los cincuenta del pasado siglo. Han sido seleccionadas entre casi cinco horas de material doméstico que retratan a familias españolas con un nivel de vida que no existía en la España en blanco y negro que había dibujado el franquismo desde el final de la Guerra Civil: mansiones, piscinas con esbeltas mujeres en bañador saltando de un trampolín, coches de lujo, “un criado negro para cada hijo”... “Las imágenes pueden parecer sacadas de una película de cierto glamur, incluso del Hollywood de la época dorada”. Lo reconoce el realizador gaditano Lorenzo Benítez, autor de Negro limbo, que en contraposición con “esa experiencia de los españoles para quienes Guinea será el paraíso perdido”, le da la vuelta al relato y narra por primera vez la historia desde la mirada de los colonizados.
La población indígena vivía en un territorio controlado por España desde el siglo XVIII y sufrió una brutal represión durante el franquismo, cuando Guinea deja de ser una colonia y el dictador la eleva al rango de provincia española. “El régimen ocultó sus crímenes contra el movimiento político de independencia. España intentó eliminar cualquier reclamación de soberanía mientras el resto de África se liberaba del colonialismo europeo”, apunta Benítez.
“El relato de los negros no lo había contado nadie, y por supuesto no había llegado nunca a España, si acaso de manera muy aislada”, sostiene Benítez. Tanto es así que ni siquiera el director de Negro limbo había conocido antes de emprender este proyecto la figura de quien luego ha resultado ser el protagonista de su película: el líder feng Acacio Mañé, miembro del Patronato de Indígenas en los años cincuenta y uno de los dirigentes de la organización Cruzada Nacional de Liberación de Guinea Ecuatorial. En pleno proceso por la descolonización de África, Mañé desaparece en la Guinea española. Su cadáver nunca se encuentra. Tampoco el cuerpo de Enrique Nvó, otro dirigente nacionalista desaparecido en Camerún. “Cientos de ellos son detenidos, torturados o se exilian”, explica el cineasta en Sevilla, adonde llega después de casi ocho años de un trabajo de investigación de extrema dificultad, provocada por una gran paradoja en un país con una Ley de Memoria Democrática en vigor: “España sigue sin facilitar el acceso a documentos oficiales, un extraño silencio que la democracia y sus secretos oficiales mantienen en un limbo desde hace más de sesenta años”.
Según el documentalista, la declaración de intenciones del Ministerio de Exteriores previa a la Declaración de Independencia de Guinea del año 1968 sigue bajo secreto oficial, y aún existe en vigor una Ley de Secretos del Estado del mismo año “que impide el acceso a información que puede ir desde la descolonización de Guinea hasta la guerra contra ETA”.
Por eso la película reconstruye —a duras penas— la extraña desaparición y muerte de Mañé, un líder independentista que había nacido en el seno de una familia perteneciente a una élite local que el régimen de Franco había impulsado y que tutelaba a través de un patronato de indígenas, hombres que recibían cierta educación y podían enviar a sus hijos a estudiar a España, administraban grandes fincas y tenían ciertas propiedades, pero “que eran considerados menores de edad legalmente, en esa política de la dictadura de infantilizar a la población”, reflexiona el cineasta. El 28 de noviembre de 1959, Mañé fue detenido y trasladado al cuartel de la Marina. Su rastro se pierde en un buque que zarpó hacia Bioko, isla de Guinea Ecuatorial, aunque Mañé nunca llegó a la isla.
La élite de un país —“Acacio era un señor influyente, muy conocido”— a punto de ser libre que se trunca con la desaparición de su líder en extrañas circunstancias protagoniza, por lo tanto, una historia que sigue teniendo hoy muchas lagunas y puntos ciegos. Para rellenar estos huecos, Lorenzo Benítez utiliza de narradores del filme a los dos guionistas de Negro limbo: Mon Fernández-Dans, hijo del antiguo fiscal de la Guinea española José Antonio Fernández-Dans, que quiso investigar la desaparición de Mañé y acabó siendo trasladado a la Península ante su empeño por hacer justicia; y David Morello, un investigador cuya enfermedad de la vista le condena a un inexorable avance hacia la oscuridad en una inquietante metáfora ante los fantasmas de este crimen político.
“No obstante, para mí el verdadero protagonista es la víctima”, sostiene Benítez. La búsqueda de la memoria de Mañé en un viaje a la Guinea actual se intercala con esas imágenes domésticas del retiro dorado de unos cuantos españoles hace más de medio siglo. Porque Negro limbo se ha rodado en diversas localizaciones de España y Guinea Ecuatorial. En el país africano raramente pueden acceder equipos de cine, debido al férreo control del régimen actual.
En la ciudad natal del líder independentista, Bata, vive hoy su hijo Joaquín Mañé, educado de niño en España por haber sido hijo de aquella élite. Hoy es un anciano, patriarca de una gran familia. El equipo se encontró con un hombre que “sentía una gran decepción” ante la opacidad y el silencio de un país ya democrático como España. “Mucha desconfianza también”, recuerda el realizador gaditano, que explica las consecuencias para la familia que tuvo la desaparición de Mañé: “Perdieron todo lo que tenían, propiedades, plantaciones…”.
Mañé es considerado actualmente un mártir en Guinea, su nombre rotula escuelas y hospitales y, gracias a la investigación reflejada en Negro limbo, recientemente se le ha declarado de forma oficial, por parte del Gobierno español, como víctima de la represión política y colonial del franquismo, a instancia de su hijo Joaquín. “Es un caso inédito en este tipo de actos simbólicos de reparación hacia víctimas de la dictadura, tratándose de un líder negro independentista asesinado en una colonia española por motivos políticos, un hombre que intentó reclamar la soberanía de su pueblo ante Naciones Unidas en plena descolonización del continente”, explica Lorenzo Benítez.