El Ministerio de Cultura ultima el expediente abierto a Lluís Homar por supuestos cobros irregulares

Las retribuciones al actor y actual responsable de la Compañía Nacional de Teatro Clásico en 2021 están siendo analizadas por el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música. Homar defiende que todo se hizo de acuerdo con el organismo que ahora le investiga

Lluís Homar, director de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, retratado en Madrid en abril de 2021.Santi Burgos

El Ministerio de Cultura, a través del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (Inaem), ultima el expediente de actuaciones previas que abrió en julio para analizar las retribuciones de Lluís Homar, director de la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC). En un artículo publicado en El Periódico de España el mes pasado Homar reconoció que cobró un total de 50.000 euros en concepto de codirector artístico de tres produccio...

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El Ministerio de Cultura, a través del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (Inaem), ultima el expediente de actuaciones previas que abrió en julio para analizar las retribuciones de Lluís Homar, director de la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC). En un artículo publicado en El Periódico de España el mes pasado Homar reconoció que cobró un total de 50.000 euros en concepto de codirector artístico de tres producciones de la CNTC estrenadas en 2021 (Antonio y Cleopatra, Esta primavera fugitiva y Caravaggio, Vermeer y Velázquez) aunque en realidad no fue así, tal y como puede comprobarse en las fichas de créditos que se publicaron en su momento, donde no consta su nombre en el apartado de dirección. Homar explicó que llegó a un acuerdo con el Inaem en 2021 para cobrar por los trabajos que realizó como actor en dos montajes (Antonio y Cleopatra y El príncipe constante): fue remunerado como director artístico porque administrativamente el organismo no puede pagarle como intérprete mientras esté al frente de la CNTC. Según el contrato que firmó cuando fue nombrado en 2019, puede cobrar por labores de dirección de espectáculos, con un tope anual de 50.000 euros, que se suman a los 79.586 euros que percibe como salario fijo, una fórmula habitual en todos los centros artísticos dependientes del Inaem (Centro Dramático Nacional, Compañía Nacional de Danza, Ballet Nacional de España y Teatro de la Zarzuela) cuando sus responsables no son meros gestores sino también artistas.

Homar firmó su contrato con el Inaem en 2019, cuando Amaya de Miguel era directora general del organismo. En 2022 ella dimitió y fue sustituida por Joan Francesc Marco, que a su vez fue relevado por Paz Santa Cecilia el pasado enero tras el nombramiento de Ernest Urtasun como ministro de Cultura unos meses antes. Según ha explicado a este periódico un portavoz del actual equipo del Inaem, en este momento se están estudiando las retribuciones de Homar “con el fin de conocer las circunstancias del caso concreto y valorar la conveniencia de iniciar, en su caso, el procedimiento correspondiente”, sin detallar si está en juego la continuidad de Homar al frente de la CNTC. Los supuestos pagos irregulares se produjeron con un equipo anterior, durante el mandato de Amaya de Miguel, que de momento guarda silencio ante la prensa.

Ana Belén y Lluís Homar interpretan la obra 'Antonio y Cleopatra', de William Shakespeare, en el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro de 2021.Pablo Lorente

Tampoco Paz Santa Cecilia ni Urtasun han dado explicaciones hasta la fecha. El Inaem pide tiempo para terminar de cotejar los datos antes de tomar una decisión. Mientras tanto, los sindicatos UGT, CC OO y CSIF se han unido para solicitar la intervención de la Fiscalía “para que investigue este caso hasta sus últimas consecuencias de forma que se depuren todas las responsabilidades civiles, penales y administrativas a que hubiera lugar”, al tiempo que denuncian “el proceso de degradación en el que lleva años inmerso el Inaem” y la necesidad de una reforma que lleva años reclamando el sector.

El pasado 16 de abril, el Inaem renovó el contrato de Homar, tras expirar los cinco años que firmó inicialmente con posibilidad de prórroga. El nuevo contrato, explica el portavoz del organismo, especifica que su papel principal “debía ser el de director de la CNTC (pudiendo dirigir o versionar como hicieron anteriores directores de la unidad), quedando excluida la posibilidad de actuar en producciones teatrales durante los próximos tres años a partir de la temporada 24/25. Esta decisión se tomó con el objetivo de limitar su actividad en las producciones de la CNTC y sin que la actual dirección general del Inaem tuviera conocimiento alguno” de que Homar hubiera cobrado por trabajos de dirección no realizados.

El expediente de actuaciones previas del Inaem sobre Homar incluye también el análisis de otra información publicada en julio en El Periódico de España sobre el cobro de 5.000 euros por parte de Homar por una adaptación de La discreta enamorada, que según ese artículo replicaba el trabajo de una investigadora valenciana, Gema Burgos Segarra, con variaciones mínimas. También se analiza, aunque fuera del expediente, la actividad dentro de la CNTC de Xavier Albertí, fichado como dramaturgo de la compañía con un contrato de 96.000 por dos años (2020-2022) renovado por 88.000 por otros dos años (2022-2024), mientras en paralelo en ese mismo periodo cobraba por otros trabajos de dirección, versiones o músicas. El portavoz del Inaem confirma que el último contrato de dramaturgia de Albertí expiró el pasado 31 de julio, pero no especifica si se le ha renovado o si se pretende hacerlo en un futuro.

El Inaem, en el origen del problema

ROSANA TORRES

Las irregularidades que se achacan a Lluís Homar parten en origen de acuerdos tomados entre el director de la CNTC y el Inaem de Amaya de Miguel. En declaraciones a EL PAÍS, Homar sostiene que durante su mandato “no ha habido ningún sobresueldo por un trabajo que se no haya hecho” y que “no ha habido ninguna voluntad de sacar un dinero que no fuera el que correspondiera”. Además, el director subraya que toda su gestión se ha hecho de acuerdo con el Inaem: “Hemos ido de la mano desde el principio hasta ahora mismo, buscando siempre fórmulas para sacar adelante el trabajo. Hemos pasado una pandemia, hemos vivido momentos que no han sido fáciles y siempre hemos trabajado con las distintas personas que componen el Inaem. Y también debe quedar claro que no hay ninguna voluntad de querer cargarle el muerto al Inaem ni nosotros quitarnos de encima ninguna responsabilidad, sino que todo ha sido hecho conjuntamente”.

Amaya de Miguel no ha respondido a la petición de EL PAÍS para aclarar las declaraciones de Homar. Su sucesor inmediato, Joan Francesc Marco, sí ha contestado: “En mis dos etapas del Inaem [fue también director general entre 1990 y 1995] siempre se han hecho los contratos con sujeción a la legislación atendiendo a las indicaciones de los servicios jurídicos, que siempre encuentran un encaje. Lluís Homar me planteó no hace demasiado como podía participar en una película que significaba una semana de rodaje. Lo consulté y me dieron la solución. Suspensión de contrato y de sueldo mientras durara el rodaje y cuando terminara el rodaje activarle el contrato”.

José Guirao, que fue nombrado ministro de cultura el 14 de junio de 2018, cargo que dejó el 13 de enero de 2020, nombró a Amaya de Miguel directora del Inaem por recomendaciones de expertos en artes escénicas. Su sucesor, Miquel Iceta, la mantuvo en el cargo: “Yo llegué a Cultura el 12 de julio de 2021, confirmé a todos los directores generales y Amaya de Miguel se fue el 29 de marzo de 2022, para ser nombrada directora general de la Fundación Montemadrid”, explica el exministro a este diario.

El Inaem, fundado en 1985 por José Manuel Garrido Guzmán, hombre fundamental en el teatro español de la Transición, es un organismo que fue necesario y de brillante ejecución en los años ochenta del pasado siglo, pero desde hace años pide a gritos una renovación que no sólo lo flexibilice, sino que tenga en cuenta las diferentes necesidades de los sectores laborales que están implícitos en él. Son muchas las voces que consideran que los centros de producción artística del organismo deberían ser dirigidos por gestores y no por artistas, algo que ha ocurrido de manera muy excepcional en sus cuatro décadas de existencia: Isabel Navarro en el Centro Dramático Nacional, José Antonio Campos en el Teatro de la Zarzuela, Rafael Pérez Sierra en la CNTC y la recientemente nombrada Isamay Benavente en el Teatro de la Zarzuela. Nada más llegar al cargo Urtasun prometió ponerse con ello.

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