‘Tierra’, la descomunal novela sobre la historia reciente a través de los recuerdos íntimos de la gente

El escritor Alberto Torres Blandina hilvana un centenar de testimonios recopilados por audios de otros tantos países en un singular libro que recorre el mundo desde 1961 a 2019

Alberto Torres Blandina, la pasada semana en Valencia.Mònica Torres

Todo empezó con el primer beso. Una pregunta sencilla sobre esa experiencia fue el germen de Tierra, una novela singular, ambiciosa, descomunal, que recorre un centenar de países entre 1961 y 2019 a través de los testimonios íntimos de otros tantos informantes. “Estábamos un grupo de amigos y escritores y cada uno empezó a contar su primer beso. La verdad es que las historias molaban”, recuerda Alberto Torres Blandina, el auto...

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Todo empezó con el primer beso. Una pregunta sencilla sobre esa experiencia fue el germen de Tierra, una novela singular, ambiciosa, descomunal, que recorre un centenar de países entre 1961 y 2019 a través de los testimonios íntimos de otros tantos informantes. “Estábamos un grupo de amigos y escritores y cada uno empezó a contar su primer beso. La verdad es que las historias molaban”, recuerda Alberto Torres Blandina, el autor del libro (editado por Candaya), de casi 700 páginas, con un índice por años y países, y con páginas en negro intercaladas en las que describe el proceso de elaboración. Aquella charla refrendó su incipiente idea de empezar una novela diferente, “hablando con gente diferente de todo el mundo”. “Todas las vidas tienen interés y la gente siempre tiene historias que contar, aunque a veces no sabe cómo hacerlo”, explica el escritor valenciano sobre el origen de un proyecto que le ha llevado casi cuatro años concluir.

Su estancia en Corea del Sur en 2019 fue decisiva. El autor de Jávea (2020), un trepidante relato familiar y generacional de la clase social trabajadora, recibió una beca para pasar tres meses en una residencia de escritores en las montaña del país asiático. Una mujer, profesora de español jubilada, le recibió en el aeropuerto de Seúl. Ya en el autobús le hizo partícipe de un atisbo de su vida, de cómo su padre nacido en Corea del Norte pasó por un campo de prisioneros, de cómo maltrataba a su madre, de cómo le carcomía el sentimiento de culpa. No lo olvidaría.

Torres Blandina, de 48 años, decidió pedir por WhatsApp y por sus redes sociales testimonios de la vida de la gente. Empezó a recibir audios y pronto se percató de que relataban historias compartidas por muchos, además de las individuales: recuerdos de la infancia, desapariciones, guerras, momentos que han marcado el devenir de una persona en coincidencia con el de un país. La primera voz que escuchó fue la de un kuwaití que narraba la huida de su familia por el desierto durante la invasión iraquí de Sadam Husein. Al poco, una lectora israelí de una novela suya traducida al hebreo le relató una anécdota de la misma guerra, pero vivida desde Tel-Aviv. “De pronto algo hizo clic”, escribe en el libro.

Cambió su método de trabajo. Acotó, redirigió las preguntas, seleccionó y buscó las voces que le faltan para hilvanar un relato polifónico y general de los últimos 60 años. “Me da cierto pudor y suena pretencioso, pero, cuando me preguntan de qué va el libro, digo que es la historia del mundo a través de la gente que cuenta sus historias”, apunta el escritor de Cosas que nunca ocurrirían en Tokio (con varios premios internacionales como el Médiathèque Bussy Saint-Georges a la mejor novela extranjera en Francia en 2010) y creador del podcast, junto a Miguel Espigado, Diles que mi vida fue maravillosa (mención de los Ondas 2022 al mejor podcast experimental).

Otra imagen de Alberto Torres Blandina.Mònica Torres

“Me interesa sobre todo la perspectiva de quienes padecen la historia”, incide el novelista y poeta (acaba de ganar el Premio Valencia con Batman ha dejado de quererte). Azra padeció la historia en sus carnes. Tiene siete años cuando estalla la guerra de los Balcanes. Su familia es musulmana, como revela su nombre de origen turco. En la antigua Yugoslavia, ella era una más, pero ahora, en Croacia, sus compañeras de clase ya no la invitan a los cumpleaños y su mejor amigo le deja bien claro que, llamándose así, ya no va a ser su novio. “Me marcó mucho este testimonio”, reconoce. Azra reaparece en varias ocasiones a lo largo del libro, que se divide por años en pequeños capítulos. No todas las voces tienen la misma continuidad. La pretensión del autor es que cada fragmento se pueda leer de manera independiente dentro de un continuum cronológico.

Y para ello tenía que delimitar el periodo histórico. Los testimonios de la posguerra quedaban lejos. El escritor decide iniciar el libro con la construcción del muro de Berlín en 1961, “un hito que presentaba bien el nuevo orden mundial”, y acabarlo justo antes de la pandemia de la covid. Pero no tiene una buena historia directa del muro. No inventa, busca y echa mano de sus amistades y conocidos, un círculo amplio dada su afición por viajar, que le ha llevado a recorrer buena parte de los países por los que discurre el libro. La bibliografía y su propia experiencia contextualizan y documentan los testimonios.

Al final, una amiga berlinesa le contó que su abuela Gertrud recibió un chivatazo de que se iba a levantar un muro que dividiría la ciudad y se marchó justo un día antes de Berlín Este, “lo que cambió su vida y la de su familia”. “Me emocioné cuando escuché su historia”, apunta el escritor, que ha pasado algunas voces a la tercera persona, dotándolas de su estilo, y manteniendo, en algunos casos, las singularidades del habla. “Quería trabajar como autor, con comparaciones, metáforas, con mi forma de contar”, puntualiza. Pero todas las historias son reales, asevera. Tan solo se ha permitido una licencia mínima en el caso de Mongolia. También tiró de agenda cuando alguna historia no le convencía: “Le pregunté a Paloma Chen [poeta valenciana de origen chino] si quería contar la historia de sus padres y al final me llevó a otro testimonio, que ha sido todo un descubrimiento”. De Cuba, se relata la perplejidad de Augusto cuando descubre, justo antes de repeler la invasión de Bahía de Cochinos en 1961 organizada desde Estados Unidos, que la revolución es socialista, como acaba de decir Fidel Castro.

Escritor de estructuras

El castellano es la lengua mayoritaria de los audios y de las vídeollamadas (otro medio al que recurrió). El autor, profesor de Literatura en un instituto, valora especialmente la multiplicidad de acentos y se propuso realizar un podcast con los audios, si bien al final se quedó por el camino de un proyecto muy complejo. “Soy muy ordenado, un escritor de estructuras; dicen los escritores bailarines que van encontrando el libro mientras escriben, yo no”, admite Torres Blandina, que no puede citar un libro en concreto que le haya servido de referencia. Sí ejemplos de escritores referenciales como Svetlana Aleksievich, entre otros. Si acaso, tenía presente el documental Human, de 2015, dirigido por Yann Arthus-Bertrand, que recorre múltiples países y recaba testimonios. La experiencia de establecer una relación con la gente a través de audios y de entrevistas le ha marcado. También observar “la emoción” de algunos informantes al leer sus testimonios, un fragmento de sus vidas pasado por la literatura de Torres Blandina.

Tierra es una novela imposible de concebir hace unos años, porque las redes sociales han desempeñado un papel básico para lograr el material literario que ha nutrido una novela que concluye con el testimonio de la mujer que le acompañó a la residencia de Corea del Sur.

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